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Mié, Abr

Confirman la existencia del misterioso metano en Marte pero, ¿es una señal de vida?

Ciencia y tecnología
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La sonda Mars Express detectó el gas un día después y en el mismo sitio que lo «olfateó» el Curiosity

Las moléculas pudieron ser liberadas del permafrost fracturado por procesos geológicos en el Planeta rojo

(ABC) El orbitador europeo Mars Express detectó por primera vez la presencia de metano en la atmósfera de Marte en 2004. Desde entonces, los científicos han buscado insistentemente el origen del misterioso gas que, sin embargo, se ha mostrado terriblemente elusivo. Tuvo que pasar una década hasta que el rover Curiosity de la NASA olfateara una señal potente cerca del cráter Gale el 15 de junio de 2013. Su presencia resultaba intrigante, ya que si bien estas moléculas podrían haber sido liberadas por procesos geológicos, también por organismos vivos, como ocurre en la Tierra. Esto significaría la primera y asombrosa señal de vida marciana, que bien podría ser microbiana

Ahora, la detección del Curiosity acaba de ser respaldada. En un artículo publicado esta semana en «Nature Geoscience», los investigadores han confirmado que la Mars Express también notó el pico al día siguiente mientras sobrevolaba el mismo lugar. La confirmación resulta muy importante porque se llegó a dudar de que la señal registrada por el rover fuera cierta e incluso se especuló con la posibilidad de que la hubiera generado él mismo. Además, los investigadores creen que la fuente del metano puede ser una región geológicamente compleja a unos 500 km al este del cráter Gale.

«Detectamos unas 15 partes por mil millones de volumen de metano en la atmósfera el día después de que el Curiosity registrara un pico de unas seis partes por mil millones», explica Marco Giuranna, del Instituto de Astrofísica Espacial y Planetología de Roma (Italia), autor principal del artículo.

Impresión artística de Mars Express. El fondo se basa en una imagen real de Marte tomada por la cámara estéreo de alta resolución de la nave - ESA/ATG medialab; Mars: ESA/DLR/FU Berlin

«Aunque la presencia de partes por mil millones normalmente indica una cantidad relativamente pequeña, es algo notable en el caso de Marte. Nuestra medición equivale a una media de unas 46 toneladas de metano presente en el área de 49.000 kilómetros cuadrados observada desde nuestra órbita», señala.

Un millón de escenarios

En el momento de la detección del Curiosity, se especuló que el metano se había originado al norte del róver, porque los vientos soplaban predominantemente hacia el sur y era probable que la liberación se hubiera producido dentro del cráter.

«Nuestros nuevos datos de Mars Express, recogidos el día después del registro de Curiosity, cambian la interpretación sobre el origen del metano, especialmente si tenemos en cuenta los patrones de circulación atmosférica globales junto a la geología local», añade Marco. «Basándonos en las pruebas geológicas y en la cantidad de metano medida, creemos poco probable que la fuente se encuentre dentro del cráter», indica.

Marco y sus colegas efectuaron dos análisis independientes para localizar posibles regiones de origen del metano, dividiendo un área extensa alrededor del cráter Gale en una cuadrícula de unos 250 x 250 kilómetros cuadrados por fragmento.

En un estudio, colaboradores del Real Instituto de Aeronomía Espacial de Bruselas (Bélgica) utilizaron simulaciones por ordenador para crear un millón de escenarios de emisión por cada fragmento y así predecir la probabilidad de emisión de metano para cada uno de esos lugares. En el estudio paralelo, geólogos del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología de Roma (Italia) y del Instituto de Ciencia Planetaria de Tucson (Estados Unidos) examinaron la región alrededor del cráter Gale en busca de formaciones en las que se esperase una filtración de gas, es decir, el tipo de formaciones que se asociarían a la liberación de metano.

Este proceso es bien conocido en la Tierra y se produce a lo largo de fallas tectónicas y en yacimientos de gas natural. En Marte, también podrían haberse producido expulsiones de gas episódicas por el impacto de meteoritos, que habrían liberado el gas atrapado bajo la superficie.

De esta forma, los investigadores identificaron fallas tectónicas que podrían extenderse bajo una región que se cree que contendría hielo poco profundo. Como el permafrost es un excelente sellante del metano, es posible que el hielo lo atrapara y lo liberara en diferentes episodios a lo largo de las fallas que se abren a través del hielo. Esta expulsión podría ser debida a pequeños eventos geológicos transitorios, como el impacto de un meteorito.

En el futuro, los investigadores esperan obtener más datos que solucionen el misterio del metano con la ayuda del Satélite para el estudio de Gases Traza de la misión ExoMars (TGO) de la ESA y Roscosmos, diseñado para realizar el inventario más detallado hasta la fecha de la atmósfera marciana y que comenzó sus observaciones científicas en abril de 2018.