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Vie, Abr

Los demócratas investigarán la muerte de un segundo niño sin papeles bajo custodia de EE.UU.

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El pequeño Felipe Alonso Gómez, nacido en Guatemala hace ocho años, murió la pasada Nochebuena, cuando faltaban 12 minutos para la medianoche

Ni la muerte, en plena Nochebuena, del segundo niño sin papeles bajo custodia de las autoridades migratorias norteamericanas en menos de un mes ha hecho ceder a Donald Trump un solo milímetro.

Su prioridad no son las condiciones en las que viven los 15.000 niños detenidos por el Gobierno de Estados Unidos, con o sin sus familias. Tampoco lo desbordados que se encuentran los agentes de la policía de fronteras ante el endurecimiento de los requisitos para la tramitación del asilo. Lo más importante para el presidente, según admitió horas después en su mensaje navideño a las tropas en el extranjero, sigue siendo construir a toda costa el muro en la frontera con México.

 

El pequeño Felipe Alonso Gómez, nacido en Guatemala hace ocho años, murió la pasada Nochebuena, cuando faltaban 12 minutos para la medianoche. Había sido detenido junto a su padre el 18 de diciembre, después de que ambos cruzaran la frontera ilegalmente. Los dos fueron trasladados de Tejas a Nuevo México, de un centro de detención a otro. El 24, al llegar al tercero, en la localidad de Alamogordo, el niño comenzó a sentirse mal: se quejaba de náuseas y mareos. Los médicos de urgencias que le atendieron en el hospital Gerald Champion le diagnosticaron un resfriado, le recetaron antibióticos y analgésicos y le dieron el alta. En el centro volvió a encontrarse mal, lo que no impidió que fuera trasladado a un cuarto centro de detención con su padre. Allí la fiebre le subió hasta los 40 grados y volvió a vomitar. A las 22.00 quedó inconsciente en una ambulancia y murió ya en el mismo hospital. Según dijeron ayer las autoridades migratorias, falta por practicarle una autopsia para saber la causa de la muerte.

 

Al día siguiente, el presidente invitó a un grupo de periodistas a que presenciaran su videoconferencia con las tropas en el extranjero. En una conversación informal previa en el Despacho Oval, no hizo ni una sola mención al niño. Su fijación es mantener el Gobierno cerrado hasta que el Capitolio le conceda los 5.700 millones de dólares(5.000 millones de euros) que requiere para construir el muro. «Puedo prometer que el Gobierno estará cerrado hasta que tengamos un muro, una valla o como queráis llamarlo. Es todo lo mismo: una barrera para impedir que esa gente entre en nuestro país», dijo.

El 8 de diciembre ya había muerto bajo custodia de las autoridades migratorias norteamericanas la pequeña Jakelin Caal, guatemalteca de siete años, deshidratada y exhausta. La Casa Blanca no ha admitido responsabilidad alguna en ninguno de los dos casos. De hecho, tras la muerte de Jakelin, un portavoz del Gobierno norteamericano responsabilizó a su padre, por entrar en EE.UU. ilegalmente y exponer a su hija a los riesgos que ello conlleva.

 

De momento, lo único que la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. se ha comprometido a hacer, el mismo día de Navidad, es asegurarse de que los 15.000 menores detenidos en sus instalaciones están sanos y reciben los cuidados médicos necesarios. Prestará especial atención a los menores de 10 años.

 

La aparente frialdad de Trump ante la muerte de un niño inmigrante en plenas fechas navideñas ha provocado un profundo malestar entre los demócratas, en especial los hispanos. El que a partir del 3 de enero será el presidente del Caucus Hispano del Congreso, el diputado tejano Joaquín Castro, ha prometido que hará valer la nueva mayoría demócrata en la Cámara de Representantes para investigar las políticas migratorias de la Administración Trump. «Debemos asegurarnos de que tratamos a los inmigrantes y refugiados con dignidad y de que cualquiera que esté bajo custodia del Gobierno de EE.UU. recibe un tratamiento médico adecuado», ha dicho.

 

A falta del muro, la gran promesa de Trump en la campaña de 2016, el presidente ha endurecido notablemente los trámites para solicitar asilo. A los inmigrantes que llegan sin papeles, tras cruzar el desierto, ya no se les deja siempre en libertad a espera de juicio. Ahora, en su mayoría son detenidos, sean mayores de edad o no. Durante unos meses, Trump incluso autorizó que se separara a los niños de sus padres, aunque luego anuló esa política. Los dos menores fallecidos en diciembre estaban ambos con sus padres.

El traslado del último niño de un centro de internamiento a otro obedece a las limitaciones que la justicia ha impuesto al Gobierno de EE.UU. en la custodia de menores. No puede detener a un niño en el mismo lugar más de 72 horas. Felipe estuvo bajo custodia de la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza un total de 103.

Las autoridades migratorias norteamericanas se encuentran completamente desbordadas, incapaces de atender todos los casos de peticionarios de asilo. La prueba es que desde el domingo, cada noche han soltado a unas 200 personas sin papeles en una estación de autobús de El Paso, en Tejas. En ese mismo Estado, en la ciudad de Tornillo, opera desde el verano un campamento que ahora ocupan 2.500 menores sin papeles y que, según el Gobierno norteamericano, cerrará sus puertas el próximo mes.