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Mié, Abr

Cae definitivamente el «califato» yihadista de Daesh, que vuelve a la clandestinidad

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Con el apoyo de Estados Unidos, los kurdos toman el control del último bastión sirio

(ABC) El califato ha terminado, pero la guerra contra el grupo yihadista Estado Islámico (Daesh), sigue adelante como explicó en el discurso de la victoria el comandante de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), Mazloum Kobani: «Pedimos ayuda a nuestros aliados para empezar una nueva fase en la lucha contra los terroristas de Daesh y así eliminar por completo la amenaza local y mundial que suponen sus células durmientes». Veinticuatro horas después de que lo adelantara Donald Trump, las FDS declararon «la total eliminación del supuesto califato y una derrota territorial de Daesh al cien por cien», según un comunicado oficial.

Tras una noche de explosiones y disparos, que sembraron dudas en torno al anuncio de Trump, a primera hora de la mañana los mandos kurdo árabes subieron al edificio más alto que queda en pie en Baghouz después de dos meses de combates e izaron la bandera amarilla de esta milicia que combate con apoyo de la coalición internacional que lidera Estados Unidos. Así comenzó una jornada de celebración por la victoria militar contra el último feudo que quedaba en manos de Daesh, de duelo por los miles de combatientes caídos y de incertidumbre por el futuro que le depara a esta parte de Siria si Trump decide retirar sus tropas.

La enorme bandera amarilla ocupó el lugar de la enseña negra de los yihadistas en medio de un paisaje desolador. Los seguidores del califa pasaron de controlar ciudades enteras a vivir en un campamento miserable en el que han resistido decenas de miles de personas los dos últimos meses de ofensiva. Coches calcinados, tiendas y alfombras destrozadas, basura y barro formaban el paisaje final del califato.

Desde enero, más de 67.000 personas salieron de este reducto ahora muerto, entre ellas 5.000 yihadistas que fueron detenidos, según las cifras ofrecidas por las FDS. Los civiles, sobre todo familiares de yihadistas, fueron trasladados a campamentos, principalmente al de Al Hol (nordeste). Muchos los combatientes detenidos y de sus familiares evacuados son extranjeros y ahora se espera que sus países de origen se hagan cargo de ellos.

Himno de Estados Unidos

Tras la celebración de un primer acto simbólico en las ruinas de Baghouz, la ceremonia se trasladó a la base de Al Omar y arrancó con el himno nacional de Estados Unidos. En un acto televisado, el comandante Kobani demostró que está mirando al futuro desde este primer día postcalifato y tuvo mensajes directos para los gobiernos de Damasco y Ankara, que están atentos a la posible retirada militar estadounidense. Kobani pidió al presidente sirio, Bashar Al Assad, diálogo para el reconocimiento de una administración regional autónoma kurda en la zona noreste del país y trasladó a Turquía, que considera «terroristas» a las FDS, la necesidad de que abandone el territorio sirio, especialmente el cantón kurdo de Afrín.

El comandante recordó que «11.000 de nuestros combatientes han muerto y 21.000 han resultado heridos en esta guerra». Las banderas amarillas compartieron protagonismo con las barras y estrellas de la estadounidense y el enviado de la coalición internacional, William Roebuck, se dirigió a los presentes para «felicitar a los sirios y en particular a las FDS por la destrucción del fraudulento califato del EI y la liberación del último lugar que controlaban en Siria». El enviado de Trump prometió que Washington «hará lo necesario para asegurar la derrota» de Daesh, grupo que aún considera que «sigue siendo una amenaza».

El 29 de junio de 2014 fue la fecha elegida para informar al mundo del establecimiento del califato y el 23 de marzo de 2019 quedará marcado como el día del final del sueño de los yihadistas de establecer un estado propio en el corazón de Oriente Próximo.

Aún miles de yihadistas en células durmientes

Tras la derrota final del califato en Baghouz, el grupo yihadista Estado Islámico regresa a la clandestinidad en la que nació y permaneció hasta junio de 2014 cuando decidió romper con Al Qaida y reivindicar un territorio. Según estimaciones de la inteligencia estadounidense el grupo podría contar con «entre 15.000 y 20.000 hombres activos en la región, muchos de ellos miembros de células durmientes que pueden entrar en acción en cualquier momento», según la BBC. El califa, Abu Baker Al Bagdadi, hace honor a su sobrenombre de «invisible» y está en paradero desconocido.