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Sáb, Abr
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Uno de los «padres» del ADN pierde sus títulos por sus opiniones racistas

Ciencia y tecnología
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El Nobel de Medicina o Fisiología ha perdido varios reconocimientos en el prestigioso Laboratorio Cold Spring Harbor por considerar que los negros son menos inteligentes que los blancos por causas genéticas

(ABC)  James Watson, ganador del premio Nobel de Fisiología en 1962 por su trabajo en el descubrimiento de la estructura del ADN, ha perdido mucho de los reconocimientos honoríficos que le había otorgado el prestigioso Laboratorio Cold Spring Harbor, Nueva York (EE.UU.), que dirigió en el pasado. La causa han sido unas opiniones racistas que manifestó en un documental emitido este mismo mes.

En el documental «Decoding Watson» («Descodificando a Watson»), estrenado en la televisión estadounidense PBS, Watson, de 90 años de edad, se reafirmó en unas opiniones que manifestó en 2007. En ese momento afirmó que los negros son menos inteligentes que los blancos y que el coeficiente intelectual está programado en los genes.

Por entonces, declaró en The Sunday Times que «todas nuestras políticas sociales están basadas en el hecho de que su inteligencia –la de los africanos– es igual que la nuestra, cuando todas las pruebas dicen que no es así». Aunque dijo que se espera que todos seamos iguales, «la gente que tiene que tratar con empleados negros descubren que esto no es cierto».

Estas declaraciones generaron una gran indignación y Watson se vio forzado a dejar su puesto como rector del prestigioso laboratorio Cold Spring Harbor en 2007. Además, el Nobel fue repudiado por buena parte de la comunidad científica y cayó en un declive económico que culminó con la subasta de la medalla de oro de su Nobel, por 4,8 millones de dólares.

A pesar de la visión de Watson, en la actualidad, el mundo científico ha descartado el concepto de la raza. En lugar de esto, la diversidad biológica humana se organiza en poblaciones arbitrarias, delimitadas por zonas geográficas, personas de una edad determinada, integrantes de un cierto grupo social o gentes que tienen un rasgo concreto.

Con ocasión del documental «Decoding Watson», los entrevistadores le preguntaron si se arrepentía de haber hecho las polémicas declaraciones: «En absoluto. Me gustaría haber cambiado, que hubiese habido nuevos descubrimientos científicos que mostrasen que lo adquirido es mucho más importante que lo innato, pero no los he visto», afirmó.

Declaraciones «censurables»

En respuesta, el Laboratorio Cold Spring Harbor ha tachado estas declaraciones como «censurables», por no estar «apoyadas por la ciencia», y ha revocado tres títulos honoríficos, entre los que están el de rector emérito y administrador honorario.

Watson fue director de este laboratorio en 1968, lo presidió en 1994 y se convirtió en su rector 10 años después. Una de las escuelas de esta institución lleva su nombre.

La defensa del hijo de Watson

En una entrevista telefónica concedida a The Associated Press, el hijo del Nobel, Rufus, dijo que el investigador está ingresado en un asilo de ancianos después de haber sufrido un accidente de coche y que su consciencia del entorno es «muy mínima».

«Las afirmaciones de mi padre pueden hacerle parecer un fanático y un discriminador», ha declarado, para añadir que no es cierto: «Solo representan su interpretación bastante estrecha del destino genético». «Mi padre había hecho del laboratorio su vida, y ahora este laboratorio le considera como una carga», se ha lamentado.

El histórico agravio a Rosalind Franklin

No es la primera vez que la polémica sacude a James Watson. En el propio documental se le preguntó por la marginación histórica a la investigadora Rosalind Franklin, cuyos trabajos fueron esenciales para el descubrimiento de la estructura del ADN, y que falleció tres meses antes de que Watson recibiera el Nobel, junto a su colaborador Francis Crick y al científico Maurice Wilkins. Además, se da la circunstancia de que los tres espiaron el trabajo de Franklin sin su conocimiento. Pero jamás reconocieron haberlo hecho y no mencionaron a la investigadora en el discurso de entrega del Nobel.

En vez de eso, Watson minusvaloró a Franklin, tanto en el plano profesional como en el personal. En su libro «La doble hélice», Watson dijo de ella cosas como esta: «Estaba decidida a no destacar sus atributos femeninos (...) Habría podido resultar muy guapa si hubiera mostrado el menor interés por vestir bien. Pero no lo hacía (...) Todos sus vestidos mostraban una imaginación propia de empollonas adolescentes inglesas».