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Mar, Abr
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¿Crees que tus hijos te roban horas de sueño? Pues mira lo que les pasa a estas abejas

Ciencia y tecnología
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Las obreras que cuidan de las larvas duermen mucho menos que el resto y no recuperan el sueño perdido. Los investigadores señalan que este comportamiento se puede repetir en otras especies

Todos los animales, incluidos los insectosnecesitan dormir. ¿O no todos? Es la pregunta que investigadores de la Universidad Hebrea han querido responder en su estudio publicado en la revista «Current Biology». Para ello, se han fijado en unos sujetos experimentales muy concretos: las abejas obreras que cuidan de las larvas de la reina. Y la conclusión es que estas incansables trabajadoras duermen mucho menos que el resto de la colonia y que, además, no recuperan el sueño perdido.

«Nuestros hallazgos muestran que el sueño es más plástico y menos rígido de lo que comúnmente se acepta», afirma Guy Bloch, uno de los autores del estudio. Sin embargo, aunque solo se haya estudiado a estas abejas, los investigadores señalan que habría que analizar a otras especies y no solo a un puñado de «organismos modelo», ya que sospechan que podría ocurrir también en otros animales.

El sueño de los insectos se parece mucho al sueño de las personas o de otros seres vivos. Dejan de moverse, adoptan una postura de sueño típica y se vuelven menos sensibles al ruido o al tacto. Cuando los humanos, los roedores o las moscas tienen falta de sueño, este hecho compromete su salud y rendimiento. Sin embargo, el estudio sugiere que podría haber formas de evitar las contraindicaciones de la falta de sueño.

Diferencias entre recolectoras y nodrizas

Bloch y sus colegas habían demostrado anteriormente que las abejas ajustan sus actividades en función de su papel en la colonia. Por ejemplo, las recolectoras muestran un fuerte ritmo circadiano -es decir, son constatables sus cambios entre actividad y vigilia-. Sin embargo, las abejas nodrizas que cuidaban de la descendencia de la colmena a menudo estaban todo el día desempeñando esta tarea. Por ello los investigadores se preguntaron cómo les afectaría la falta de sueño.

Para descubrirlo, el equipo liderado por Moshe Nagari, también de la Universidad Hebrea, combinó grabaciones de vídeo, análisis de comportamiento detallados, experimentos de privación del sueño y evaluaciones del umbral de respuesta para caracterizar las pautas del sueño de los abejorros. Así se observó que, en efecto, estas obreras dormían mucho menos, incluso cuando la cría no necesitaba ser alimentada o no eran propia.

Sustancias en las larvas que privan el sueño

La evidencia sugiere que las sustancias producidas por las larvas impulsan la reducción del sueño. Sin embargo, sorprendentemente, cuando se eliminaron las pupas y sus sustancias, esas abejas no mostraron el esperado rebote del sueño. Por ello, seguramente este no sea el mecanismo de privación de sueño detrás de esta práctica.

«El hecho de que las abejas nodrizas duerman tan poco, incluso cuando cuidan las larvas que no necesitan ser alimentadas, fue lo más sorprendente», afirma Nagari. «Antes de este estudio, supusimos que las principales funciones de la actividad durante todo el día sin ritmos circadianos en las abejas nodrizas es proporcionar una alimentación mejorada a las larvas en desarrollo, lo que les permite crecer rápidamente».

Otras especies que duermen poco

Los hallazgos se suman a la evidencia que muestra que, en algunas condiciones naturales, los animales pueden dejar de dormir, aseguran los investigadores. De hecho, no es el primer estudio que apunta hacia mecanismos animales para la privación del sueño: las aves duermen menos durante sus migraciones estacionales; algunos pájaros machos y moscas de la fruta renunciarán a dormir para darse más tiempo para aparearse; o los peces de las cuevas han evolucionado para dormir menos en comparación con las especies relacionadas de peces que viven en hábitats de aguas abiertas.

Los hallazgos en las abejas plantean preguntas sobre si la pérdida de sueño tiene consecuencias en términos de salud o rendimiento cognitivo. «Si no hay coste por la pérdida del sueño, significa que las abejas propensas a criar poseen mecanismos que les permiten reducir significativamente el sueño sin secuelas para el cerebro y otros tejidos», afirma Bloch. «Esto, por supuesto, plantea la pregunta sobre cuáles son exactamente estos mecanismos y cuál es la función básica del sueño».