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Vie, Abr

El cuerpo perfecto no se parece en nada a lo que piensas

Ciencia y tecnología
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Una anatomista británica recrea cómo podría mejorarse el cuerpo humano al cambiar nuestras características menos exitosas por otras que han evolucionado de forma eficaz en distintos animales

Acapulco Gro., 04 de julio del 2018 (ABC) Para Alice Roberts, una popular anatomista y antropóloga británica, un cuerpo perfecto no se parece en nada a lo que la mayoría de los mortales tenemos en mente. A la doctora, conocida entre sus colegas por quejarse de los numerosos fallos de nuestro «diseño» corporal, se le planteó el desafío de hacer una versión mejorada de sí misma con la ayuda de zoólogos y artistas. El resultado puede que sea un ser superior, pero resulta escalofriante.

En una resumida descripción, ese cuerpo perfecto es una mezcla de avatar con patas de avestruz y bolsa de canguro. Ese es el aspecto a simple vista, pero todo en este organismo tiene un motivo justificado, nada está al azar. Para empezar, Roberts explica en su blog que mejoró la visión conectando los ojos como lo hacen los pulpos, de forma que se elimina el punto ciego que nuestro cerebro tiene que recrear. Para mejorar aún más la vista, eligió que los globos oculares fueran un poco más grandes.

Como perdemos la audición de alta frecuencia a medida que envejecemos, Roberts eligió unas orejas grandes y felinas. Para evitar la asfixia, optó por separar por completo las vías respiratorias del pasillo para la comida, que nosotros tenemos juntos en un pequeño tramo y que puede dar lugar a accidentes, algunos mortales. Además, considera más eficiente el sistema respiratorio de las aves. En ellas, el aire ingresa a los sacos accesorios en el abdomen y el tórax, que luego se contraen para mantener el flujo del aire a través de los conductos de los pulmones en una dirección, en vez de nuestro sistema bidreccional en el que el aire entra y sale por el mismo camino.

Bolsa de canguro

En cuanto al corazón, el nuestro es un poco frágil. Resulta que tenemos un par de arterias coronarias que suministran sangre oxigenada, pero si una se bloquea se produce un infarto de miocardio o un ataque cardíaco. Otros animales, como perros o conejillos de indias, tienen muchos enlaces entre las arterias, lo que mejora el suministro. Si una arteria se bloquea, la otra puede tomar el control. Así que es mejor tener un corazón perruno.

Para una renovada columna vertebral, Roberts elegiría la de un chimpancé, con cuatro vértebras y grandes ventajas biomecánicas, según ella. Y, desde luego, la investigadora asegura que cambiaría la forma de dar a luz de las mujeres. ¿No es una locura parir un bebé de cabeza grande con nuestras pelvis estrechas adaptadas a la postura erguida? Por eso, y esta es sin duda la idea más atrevida de todo el proyecto, la anatomista se decanta por una práctica bolsa marsupial donde guardar al bebé nacido prematuramente hasta que este esté listo para independizarse de su madre. Resulta impactante ver la cabecita de la criatura asomada en la bolsa de la escultura que representa su yo 2.0. El parto no es fácil, pero esto, Roberts, es mucho pedir. Por otro lado, atención, no hay pechos humanos visibles.

Piernas de avestruz...Unas buenas piernas para correr

Nuestras piernas de simios nos permiten grandes cosas, como caminar, correr o escalar, pero la rodilla es demasiado compleja y propensa a las fracturas y la gran cantidad de masa muscular baja en las piernas hace que moverlas sea bastante ineficiente. Roberts se ha inspirado en las avestruces, que son bípedas, como nosotros, pero extremadamente buenas para correr. Los músculos se mueven más cerca del centro del cuerpo, dejando los pies ligeros y fáciles de mover. Además, «los tendones grandes proporcionan absorción de choque», dice en su blog.

Y para terminar, el envoltorio. La investigadora dice que su piel pálida es propensa a las quemaduras, lo que aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de piel. Tampoco le convence optar por una piel oscura, porque es menos eficiente produciendo vitamina D en condiciones de baja luminosidad. Así que, ¿por qué no tenerlo todo? Roberts opta por el truco de los cefalópodos para cambiar el pigmento de la piel a voluntad.

Esta ha sido su forma de reescribir la evolución. Es solo un juego científico (y televisivo: la propuesta apareció en un programa de la BBC británica) pero, además de divertirnos, puede hacernos pensar en cómo nuestro cuerpo no es perfecto y necesita cuidados, y en como el ser humano no es, en muchos aspectos, la cúspide de la evolución.