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Vie, Abr

Peor que un virus: descubren cómo se extiende el odio por las redes sociales

Ciencia y tecnología
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Científicos han creado un modelo matemático para estudiar cómo los grupos de odio crecen y se comunican y poder combatirlos de forma eficaz

El odio no es solo antipatía y rechazo. Es un sentimiento complejo que suele llevar a desear un mal a alguien, lo que requiere de un esfuerzo activo. En mayor o menor medida la inquina implica volver una y otra vez al odiado para reafirmar un sentimiento. A veces, este sentimiento es tan intenso que acaba justificando pensamientos o acciones que, de otro modo, serían inadmisibles. Por eso, no sorprende que el odio haya encontrado en las redes sociales el medio perfecto para extenderse rápidamente. Los odiados pueden rodearse de personas con ideas afines y reafirmarse constantemente en sus convicciones. Además, pueden odiar con total libertad, protegidos por el anonimato, y despersonalizar al máximo a las personas odiadas.

Neil Johnson, profesor de física en la Universidad George Washington, EEUU, trata de aplicar las leyes matemáticas y físicas para estudiar este comportamiento y tratar de erradicarlo de las redes sociales. Un estudio que acaba de publicar en Nature ha revelado que el odio se extiende a través de grupos auto organizados de distintos tamaños. Como si se tratase de un monstruo con varias cabezas, grupos de neonazis o racistas del Ku Klux Klan forman redes muy adaptables que pueden atravesar las fronteras de los países y extenderse por todas las plataformas.

«El odio destruye vidas. No solo como hemos visto en El Paso, Orlando o Nueva Zelanda –ha explicado Neil Johnson, refiriéndose a varias de las últimas matanzas–. Sino también psicológicamente, a través del acoso y de su característica retórica».

Por primera vez, los investigadores han creado un mapa capaz de seguir los caminos del odio en la red, con la finalidad de ayudar a las autoridades y a las plataformas, como Instagram o Facebook, a combatirlo. «Con este mapa, hemos descubierto una forma de usar las matemáticas de redes, de comprender el universo del odio y de saber cuáles son sus debilidades», ha explicado el investigador a ABC. «Por tanto, hemos averiguado cómo combatirlo».

Anti migrantes, antisemitas y anti-LGTBI

Los autores han estudiado una «ecología del odio» en la que se mezclan narrativas de varias temáticas, como la antisemita, la anti migración o la anti-LGTBI, y que atraviesa lenguas, fronteras y plataformas. Han sugerido que esto se manifiesta con claridad en la matanza de Christchurch, en la que un asesino anti musulmán dejó 50 muertos y 50 heridos: el pistolero era australiano, el ataque fue en Nueva Zelanda y en las armas había escritos mensajes en varios idiomas europeos sobre asuntos mencionados en los grupos de odio de todos los continentes.

Los investigadores utilizaron nuevos modelos matemáticos para trazar un mapa con el que estudiar cómo los grupos de Facebook y VKontakte se interconectan para transmitir sus narrativas y atraer nuevos «reclutas». En esta ocasión no analizaron los grupos de Twitter, porque los usuarios pueden seguir a cualquier persona, «lo que no capta completamente la tendencia de formar grupos sociales cerrados», según han escrito los autores en el estudio.

 

«Por primera vez, hemos descubierto una forma de "ver" cómo es el universo del odio en red», ha explicado el primer autor del estudio. «Las "autopistas del odio" que hemos revelado, que en realidad son más bien como túneles de lombrices, muestran que cualquiera, incluyendo los niños, está a solo un paso de cualquiera de las formas del odio de este universo, en cualquier momento».

Estrategias para combatir el odio

Hasta ahora, las estrategias para combatir el odio en redes sociales se basan en identificar a «individuos malvados» para expulsarlos de las plataformas, o bien eliminar a ideologías completas. En opinión de los autores, esto es como tratar de comprender cómo hierve el agua fijándose en una sola partícula o culpar a todo el sistema.

 

Red formada por las «autopistas del odio», a partir de grupos fuertemente inter conectados, en las redes VKontakte y Facebook - Neil Johnson/GWU

En vez de eso, los autores proponen fijarse en grupos y comunidades pequeños que se auto organizan alrededor de un interés común, y expulsarlos de las plataformas. Al mismo tiempo, sugieren eliminar a los integrantes de los grupos al azar, para conseguir que la red entera caiga.

Anti odio

Además, los autores del estudio han propuesto poner en contacto a los grupos de odio con grupos «antiodio», para ayudar a resaltar las diferencias ideológicas entre ellos y hacer que se cuestionen su punto de vista. «Al igual que Facebook te sugiere grupos a los que unirte, basándose en similaridad, podría hacerlo basándose en las diferencias», ha sugerido Neil Johnson. En su opinión, la inter conectividad de las redes puede tener un efecto positivo: «Al igual que el odio se extiende así, también puede hacerlo el "antiodio"».

Por el momento, y basándose en las matemáticas que han desarrollado, el equipo de Johnson está desarrollando un software para ayudar a los reguladores a intervenir en las redes sociales. Una de sus ventajas es que no requiere compartir datos individuales, puesto que se enfoca en grupos de odio.

El auge del odio y la anti ciencia

Recientemente, los investigadores han concluido que las narrativas y las ideologías extremistas están detrás de un incremento en los llamados crímenes de odio por todo el mundo. Esto está vinculado con tiroteos masivos, suicidios de jóvenes, apuñalamientos, atentados y reclutamiento de extremistas, así como múltiples ataques verbales en las redes sociales, en especial a personalidades.

 

Se sospecha que los grupos anticientíficos siguen un comportamiento similar a los grupos de odio

Aparte de esto, Johnson ha comentado que se sospecha que este fenómeno está detrás del auge de ideologías anticientíficas, como el negacionista del cambio climático, el terraplanismo o los movimientos anti vacunas: «De hecho, estamos trabajando en paralelo en la "anti ciencia", incluyendo a los anti vacunas, y también considerando las ideas extremas que rodean a las elecciones en Estados Unidos y al Brexit».

Más rápido que un virus

En parte esto ocurre porque, gracias a las redes sociales, las personas pueden conectarse con los que piensan igual en tan solo unos pocos clics. Esto ha acelerado la velocidad de dispersión del odio y ha facilitado la creación de bloques ideológicos.

«Es el "peor" tipo de crecimiento que he visto en la naturaleza», ha explicado Neil Johnson. «Los cristales crecen desde una superficie, los virus y el cáncer se transmiten a través de contactos próximos. Pero esta es una red con una inter conectividad como ninguna otra, tanto que necesitábamos nuevas matemáticas para explicarla».