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Sáb, Abr

Neymar, la infelicidad como nocivo modo de vida

Deportes
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«Su imagen no es la de un deportista que se esfuerza», dice la psicóloga Ares Zamora. «Sus amistades son tóxicas y se cansa hasta de pasarlo bien», opinan sus próximos

(ABC).- Hagan algo de memoria. ¿Quién no ha soñado siendo niño en convertirse en una estrella del fútbol? ¿Qué amigos con los que se compartía esa preciada etapa que es la infancia no querían convertirse en jugadores profesionales? Pocos, quizás ninguno, pero conforme el niño se va convirtiendo en adolescente y el adolescente en adulto cobra forma la realidad que ser futbolista de élite es un privilegio al alcance de unos pocos elegidos. Algo así como ganar los 220 millones que el Euromillón sortea mañana.

En este selecto club se encuentra Neymar, pero queda por ver si sigue ahí dentro de poco más de un año. Catar 2022 puede que sea su último Mundial, y a pesar de que solo tendrá 30 años, quizás también sea su último curso como futbolista si hacemos caso a su llamativa reflexión en un documental que acaba de estrenar DAZN: «Creo que Catar 2022 será mi último Mundial porque no sé si tengo la capacidad mental como para seguir siendo futbolista». ¿Es posible que un crack mundial, con los bolsillos a rebosar de billetes de 500 euros, la cuenta corriente repleta de millones y millones de dólares, y conocido en cada rincón del planeta sea capaz de meditar un prematura retirada? Sí, es posible, por muy paradójico que suene.

Neymar no es un futbolista más, y no en referencia solo a su talento. Con 12 años, justo la edad en la que los niños tienen más alimentado ese anhelo de ser estrellas del fútbol, él ya firmaba autógrafos. Toda su carrera ha ido siempre un paso por delante de lo que su fecha de nacimiento indicaba, y saltarse los pasos naturales de la vida puede conllevar problemas a medio-largo plazo: «Este escenario sucede más veces de lo que pensamos, pero se esconde bastante porque son situaciones difíciles. En el caso de Neymar, su insinuación de retirarse con 30 años puede estar provocada por una inadecuada gestión de la presión. Cuando un deportista se ha visto sometido a mucha presión desde muy joven, y ha seguido siendo así ya en la alta competición, su educación deportiva es fundamental. No todo es el dinero ni la fama. Puede que con 14-15 años sea tu objetivo o lo que más valoras, pero en el momento que lo tienes quizás no te llene o te satisfaga lo suficiente para seguir ejerciendo tu profesión», explica a ABC Lara Jiménez, psicóloga especializada en deportes y miembro del equipo de la prestigiosa Patricia Ramírez.

También lo es la psicóloga Ares Zamora, que incide en este punto: «El deporte de élite es muy exigente, a las presiones y expectativas externas se suman las propias. Neymar sabe que tiene muchos ojos encima y es un referente para muchos niños, además de un futbolista mediático, y cuando este estatus no se gestiona adecuadamente, sobre todo en cuanto a confianza en uno mismo y a digerir el acierto/error pueden surgir pensamientos como el de Neymar».

El brasileño ha sido siempre una montaña rusa. Un futbolista con unas cualidades únicas, pero en muchas ocasiones desaprovechadas por él mismo y confundidas por su nocivo entorno: «Está rodeados de vampiros. Neymar es un millenial al que le hicieron mucho la pelota toda su vida y tiene muchos altibajos mentales. Siempre ha sido un niño mimado con un círculo de amistades muy tóxico y, claro, no sabe lidiar con la presión», cuenta a este periódico un compatriota cercano a Ney.

El cambio de Barcelona a París solucionó su economía y la de varias generaciones familiares, pero deportivamente no le hizo feliz. Gente que le conoce bien habla de problemas con el alcohol y con las mujeres, y de poco apetito futbolístico. En cinco años en el PSG apenas ha jugado la mitad de los partidos, y ni siquiera la llegada de Messi le ha devuelto la sonrisa: «Él sabe perfectamente que dejar Barcelona para irse a París fue un gran error. Las críticas que está recibiendo esta temporada por su estado de forma no son casuales (se le acusa de estar pasado de peso). Neymar no se cuida, no es un atleta al uso, no tiene esa disciplina que debe tener un deportista de élite. Esta cansado hasta de pasárselo bien. Con 29 años ha vivido de más y empieza a no tener ilusión por nada».

Redes sociales

Se desconoce si Neymar tiene problemas que afecten a su salud mental, pero desde fuera sí se aprecia cómo él mismo, en su día a día, ha ido alimentando un monstruo que amenaza con comerse a él mismo. Su sobreexposición en las redes sociales y su continua irascibilidad le están devorando: «La imagen que se tiene de Neymar según lo que muestra en sus perfiles sociales no es la de un deportista que se esfuerza, es discreto y ama su profesión. Y, claro, la imagen que proyectamos puede influir en la forma en la que nos ven», explica Zamora. «Cuanto más mostramos en redes sociales más expuestos estamos a comentarios, a que la gente opine de nuestra vida y nos diga qué podemos y qué no podemos hacer. En definitiva, a que la gente nos juzgue y a nadie nos gusta ser juzgado cuando las cosas no van en la dirección que tú quieres. A todos nos gusta que nos den una palmadita en la espalda, que nos digan que lo hacemos bien, aplaudan nuestros actos y nos juzguen en positivo. Cuando esos juicios se convierten en críticas o reproches que nos dañan ya no son agradables, y lidiar con ellos es complicado», sentencia Jiménez.