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Jue, Abr

CHAMPIONS... Un Real Madrid de tiros largos

Deportes
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Los de Ancelotti se imponen al Sheriff con goles de Alaba, Kroos y Benzema y ya están en Octavos

 

(ABC).- Si la venganza es un plato que se sirve frío, las condiciones se daban con creces en Transnistria para que el Madrid se la devolviera al Sheriff. Acudió allí con su once de gala y se encontró, de primeras, con algo muy parecido a lo del Bernabéu: los jugadores del Sheriff buscaban salir al contragolpe como auténticos hombres-bala. Salían escopetados. Corrían despavoridos como si huyesen de un incendio en su propia área. Ahí el Madrid tuvo que emplear a sus defensas y presumir de ellos. Se vio la velocidad de primera clase que tienen (en el argot deportivo tener algo bueno es ‘atesorar’: la velocidad que atesoran) Alaba, Militao y sobre todo Mendy, que era el secante de Bruno, el hombre más buscado por el Sheriff (perdón).

La velocidad exige velocidad. El fútbol ha entrado en una espiral de rapidez que lo centrífuga y que parece no tener límite. Defensas como Alaba y Militao exigen delanteros como Vinicius que a su vez exigen…

 

Vinicius, precisamente, estaba sobre vigilado, y esa especial atención, que empieza a ser normal, permite que sus compañeros vivan mejor, un poco más sueltos. Por la derecha por donde el Madrid comenzó a aparecer con oportunidades de Carvajal y Rodrigo, que además hizo una interesante virguería en el minuto 23, en una de sus entradas en el área: un recorte pisado, un recorte con pisada en carrera. Rodrigo está a punto, a nada, de hacer algo espectacular.

 

El ritmo de masticación del chicle de Ancelotti era violento, frenético, de rumiante anfetamínico y era porque ahí se estaba decidiendo el partido: el Sheriff trataba de descuajaringar al Madrid con sus carreras, pero el Madrid las sujetó con velocidad y con Casemiro, y una vez hecho eso, el segundo paso fue iniciar la colocación de los cimientos y andamios en el mediocampo. Comenzó, pues, la construcción de la torre de toques en el Madrid, con otra actuación solvente del Casemiro, Modric, Kroos, que es el tridente del Madrid sin tridente.

 

El árbitro era Marciniak, polaco, calvo y probablemente iliberal. Con autoridad de nuevo calvo. Ahora es lo que más hay, árbitros totalmente rapados. Con esto han querido reforzar la autoridad que el fútbol les ha quitado con cosas como el VAR.

 

Ellos han respondido como podían, dado que la gesticulación autoritaria tampoco está bien vista. Lo que hicieron (el italiano Collina fue un pionero involuntario, pues su calvicie era natural) fue raparse, empezaron a raparse. El calvo arbitral antiguo, con su pelo parietal, con su calvicie clásica, resultaba ya risible, y cada vez menos convincente ante el nuevo futbolista. Así que los árbitros evolucionaron también, en la medida que les era posible, hacia lo patibulario. Los árbitros antiguos parecían todos Salinas de Gortari. Ramos Marcos, Andújar… Así que se raparon y ahora el fútbol está lleno de calvos con cierta radicalidad como de boxeadores. Quizás lo hicieron para que les dejaran de llamar trencillas…

 

El partido no era gran cosa. Había dado un pequeño bajón que permitía estas elucubraciones. Pero el Madrid comenzó a calentarse moviendo mucho la pelota, de banda a banda. En una de esas circulaciones arrancó una falta al borde del área que aprovechó Alaba. La barrera hizo aguas como un sistema constitucional. Alaba es un señor fichaje.

 

El Madrid no se relajó tras el gol como otras veces, se metió en campo ajeno, y fue acelerando el toque en un crescendo sostenido que llegó a su paroxismo, como en un bolero de Ravel, justo en el 45:00, en una larga combinación de todos que remató Kroos de primeras al borde del área. Su cuerpo se amoldaba con elegancia, como un Kyril de Bulgaria, a la pelota, a los demás, a su posición relativa respecto a la portería, y al ritmo de la circulación y su toque desmayado dio en el larguero y con un éxtasis como de carambola botó dentro. No hubo dudas porque al árbitro le vibró un pinganillo delator. ¡Qué cómico hubiera quedado su respingo en un árbitro añejo, de calvicie neoclásica!

 

El gol fue un golazo y culminó, en una especie de clímax, un circuito demente, furioso de pases, y una primera parte plenamente europea y experta del Madrid.

Su facilidad continuó en la segunda mitad. Benzema recibió un balón al borde del área y la colocó al palo (este palo que es siempre el palo largo) con categoría. Tres goles desde el mismo sitio. Era como si los jugadores madridistas estuvieran haciendo un concurso de tiro. Era un Madrid de tiros largos.

Esto remató el partido definitivamente aunque el Sheriff intentó resucitar a base de cambios. En este punto de triples cambios el fútbol adopta un aire de balonmano y parece que empieza una fase menos seria del partido. Ancelotti aprovechó para refrescar los laterales. Marcelo, morfológicamente veraniego, aportaba un contraste. Con el paso de los minutos, Ancelotti va acumulando chicles y parece que el partido se le hace bola.

 

¿Por qué si Kroos y Modric son los mismos, incluso un poco más viejos, el Madrid juega más rápido? ¿Depende enteramente de ellos o de lo que les rodea? Se hacía extraño que Ancelotti, con el 0-3, no se animara a dar descanso a ningún centrocampista.

El Madrid era colectivamente bueno, pero se echó de menos a Vinicius, apagado o sofocado toda la noche.

La última media hora del partido no tuvo historia, y quizás lo más importante para el Madrid fue la retirada con molestias de Alaba y la entrada de Blanco, un jugador que dio buena impresión la temporada anterior y que podría permitir descansos a Casemiro, descansos que serían breves, pues solo pensarlo ya parece herejía.

El Madrid ‘venga’ su nombre contra el Sheriff, se mete en la ronda siguiente, a falta de decidirse el primer puesto del grupo, y prolonga un buen juego. La circulación de la pelota alcanza una buena velocidad, los laterales se van poniendo al ritmo de los centrales, y los centrocampistas al ritmo de Vinicius y Benzema.