El delantero luso, pese a sus buenos registros goleadores, se hunde con el resto del proyecto
(ABC).- La sonrojante goleada recibida el pasado fin de semana en casa del Brighton (4-0) puso fin de manera definitiva a las aspiraciones de clasificación del Manchester United para la próxima Champions League.
Un golpe bajo para la historia, pero sobre todo un varapalo deportivo y económico para el club de Old Trafford, incapaz de planear en las alturas con el danés Solskjaer como técnico ni de remontar el vuelo con la designación del alemán Rangnick como sustituto en el banquillo.
Una travesía decepcionante que ni las celebraciones de Cristiano Ronaldo han sido capaces de maquillar. Autor de casi un tercio de los goles de su equipo en la liga inglesa (18 a falta aún de un partido), el fichaje estrella del pasado verano vive ahora entre la depresión del presente y la incertidumbre que le provoca encender las luces largas para otear el futuro.