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Sáb, Abr

CHAMPIONS LEAGUE | FASE DE GRUPOS

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El Real Madrid se sobrepuso a su lesión y al gran inicio del Celtic con una segunda parte extraordinaria

(ABC).-El Madrid vuelve a la Champions como se fue. Se venía reponiendo a muchos contratiempos, pero le quedaba por reaccionar a la ausencia de Benzema. En el peor momento, cuando mayor era el ruido local, el empuje escocés, se quedó sin él y su respuesta fue rehacerse, reafirmarse, dar una nueva cara de sí, con un mediocampo abrumador que acalló toda duda y todo brío rival.

Vayamos al inicio. Con una continuidad perfecta, el gran ambiente en la grada lo trasladó el Celtic al campo. Tuvo un inicio presionante, ofensivo y valiente que hizo al Madrid ir caminando de puntillas desde el principio. No solo era la presión, el Celtic no daba un respiro; quería sorprender en los saques, en las pausas, en las faltas, hasta el árbitro parecía ir exigido dejándose las tarjetas…

 

Ancelotti apostó por el belga como falso nueve tras la obligada sustitución de Karim, y aporto una asistencia y un gol

El Madrid intentaba combinaciones de buen juicio, esos pases que no parecen automatizados sino decisiones sabias, y empezaba atacando por Vinicius para luego dejar de hacerlo. A por Vinicius iban dos y hasta tres, como si fueran a robarle el móvil. El Celtic estiraba sus puntas, los extremos, Jota era peligroso con un pase largo a Adaba, de área a área, de banda a banda, y los arreones de fútbol insular desembocaron en un tiro de McGregor al palo.

El Madrid necesitaba enfocarse otra vez y Kroos hizo de afinador del piano. Devolvió el fútbol del Madrid a su curso unos minutos aunque pronto volvió a ser acogotado. Militao era el mejor del Madrid, que no daba la sensación de colapso pero sí de aprieto, de ir apurado. El ataque fallaba, no llegaba, las pérdidas, vicio de estos días, se hacían constantes y para colmo Benzema empezó a cojear. Buscaba el apoyo firme en la rodilla, pero no lo encontró y fue cambiado por Hazard. Pudo cundir una sensación de cierto desamparo, pero ahí se vio el fondo del equipo; el Madrid recuperó el mando del partido, dejó de arriesgar pelotas y las subidas del Celtic fueron escaseando. Faltaba reubicar a Hazard. El belga sería nueve, pero le salía el falso nueve, se iba lejos, fuera del área, aunque en el minuto 40 llegó a un pase de Carvajal. Fue un remate fallido, insuficiente, pero esa aparición, la conciencia de poder llegar, de ser un nueve verosímil mejoró al jugador, que empezó a moverse con más personalidad lejos del área dejando un espacio que a veces quería sorprender Tchouaméni y un gran pase para Vinicius, mano a mano que Hart le ganó. El Madrid terminaba la primera parte indemne y la ausencia de Benzema estimulaba un reajuste de seriedad y un mayor juicio general con la pelota. Una vuelta de tuerca en la solidaridad ofensiva. Quizás entonces no era muy prometedor, pero daría resultados. De Hazard se celebraba, como una aparición mariana, un olvidado espasmo eléctrico.

La aportación de Hazard

En la reanudación no volvió Militao, sustituido por Rudiger. En el Celtic salía Maeda. Es un equipo escocés lleno de japoneses, lo que da una idea del ritmo que alcanza su fútbol.

La ausencia de Benzema desordena el ataque y hay que recomponerlo. Para ello fue muy importante al inicio de la segunda parte la iniciativa de Valverde, su tesón; atacó y atacó hasta lograr la jugada del 0-1 tras combinar con Hazard, avanzar por la banda y pasar a Vinicius, llegador en el segundo palo. El Madrid volvía a la Champions como acabó la anterior, por esa conexión.

 

Por Hazard llegó el segundo: regate con arrastre, pase a Modric, y gol clásico del croata con el exterior tras finta en el área.