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Jue, Abr

BARCELONA 3-3 INTER... El Barça salva la Champions de milagro

Deportes
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CHAMPIONS LEAGUE.  Un doblete de Robert Lewandowski evita la eliminación, pero el futuro de los azulgranas en la competición es negro

 

(ABC).- El Barça se enfrentaba al Inter pero sobre todo al abismo de su irrelevancia. De la noche dependía que Laporta pudiera tomar aire para respirar un poquito o que se hundiera con las palancas con las que ha vendido lo poco que le quedaba de valioso al club y el estrepitoso naufragio de su proyecto deportivo. No era una final pero podía ser un final, prematuro e hiriente, no sólo para un equipo sino para una forma de entender el fútbol y la vida.

 

Xavi también pendía de la noche y consciente de ello salió con todo y a por la victoria, y durante los primeros minutos el Barça exhibió su habitual pirotecnia ofensiva, tan vistosa como imprecisa. El Inter se defendía pero sin cerrarse, con más sensación de peligro que ocasiones contables, salvo un remate de Dzeko que botó en la misma línea de gol. La tensión por lo que había en juego daba la sensación de choque de altos vuelos pero en el fondo no eran más que dos segundones en apuros jugando un fútbol bastante mediocre. El Bayern ganaba el Pilsen lo que obligaba todavía más al Barça a hacerse con los tres puntos.

Dembélé, pasado de vueltas, sobreexcitado, se precipitaba en todo sin lograr nada, pero por lo menos en la banda izquierda, dejándole la derecha a Raphinha, la única por la que el brasileño brilla (cuando brilla). Ter Stegen, mucho mejor que en Milán, se iba erigiendo en el héroe de la noche, rechazando con solvencia los cada vez más peligrosos zarpazos de los italianos. El Barça insistía y no estaba dramáticamente lejos del gol, pero a medida que pasaban los minutos una niebla de espesa impotencia se iba posando sobre su juego. Una pesadumbre lenta, una profunda tristeza caía sobre Barcelona, y el nerviosismo se confundía con la esperanza.

Podía pasar cualquier cosa, y cada vez que Pedri tocaba el balón nos recordaba que solíamos ser un equipo con clase. Es curioso que un chaval tan joven nos recuerde tanto lo que fuimos y le dejen tan solo para convertirnos en lo que podríamos ser. Es inconcebible, y trágico, que el fútbol de Xavi pase tan poco por él. Raphinha en el 36 tuvo la más clara de los locales, pero el remate no era fácil y salió desviado. Xavi se desesperaba con Gavi y aunque el Barça generaba mucho, le faltaba finura en el último acto, hasta que en el minuto 40 Raphinha le puso una excelente asistencia a Sergi Roberto, que centró para que Dembélé a bocajarro rematara el primero. Xavi lo celebró más que Pep el gol de Iniesta en Stamford Bridge, con la diferencia de que en Londres nos jugábamos el pase a la final y aquí no caer a la primera de cambio. Se disipaba la niebla. El tam-tam tercermundista de la Europa League dejaba de percutir con tanta intensidad. El Inter no bajaba los brazos pero tampoco asustaba. 92.304 espectadores en el Camp Nou, sobre un aforo de 94.000. La mejor entrada de esta temporada.

La segunda parte empezó con el Barça volcado y el Inter algo amedrentado. El segundo parecía más cerca que el empate pero el señor de Chía hizo un magnífico regalo a los italianos en un doble error imperdonable que Barella aprovechó con un control de gran categoría y un remate no menos acertado. En el área contraria, Lewandowski hacía evidente en cada balón que tocaba que la luz se le había como apagado. Otra vez bajaba la niebla, otra vez se oían más cerca los gritos guturales del gran hechicero invocando la lluvia, y otra vez Ter Stegen se crecía como héroe de los suyos, con dos paradones, uno respondiendo a un cabezazo del señor de Chía, que entraba, en una demostración más de que este hombre ya hace tiempo que ha perdido la noción de hacia dónde remata.

Y entre la confusión, la sobreexposición y el desánimo el tam-tam del atraso se alzó como la única banda sonora del Camp Nou cuando Lautaro adelantó a su equipo. El Inter se adueñó del partido no sólo en el marcador. Ansu Fati y De Jong entraron por Raphinha y Busquets. El Barça estaba matemáticamente fuera de la Champions y se hizo al ataque indiscriminado abriendo el partido, vertiéndose como un adolescente inexperto sobre el área rival. Cuando más perdido parecía todo, Lewandowski remató el empate y aunque fuera con respiración asistida devolvió a la vida al Barça. La luz le volvió al polaco cuando más su equipo la necesitaba.

Con el Barça descontrolado en busca de la victoria, el Inter marcó el tercero pero otra vez Lewandowski rescató en el descuento a su equipo. Ter Stegen salvó otro gol cantado. Con épica y de milagro el Barça salvó un fino hilo, pero hilo, que le mantiene cosido a la Champions.