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Mar, Abr

Messi y Paulinho arrasan al Éibar

Deportes
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El argentino marca cuatro goles y el brasileño se gana el respeto del Camp Nou. Poquísimos aficionados este martes en el Camp Nou, la más pobre entrada en mucho tiempo. Pancartas en favor del referendo. Gritos de «independencia» y de «votaremos».

Acapulco Gro., 19 de septiembre del 2017 (ABC) El Éibar, con Joan Jordán de media punta jugando entre líneas por detrás de Sergi Enrich. El Barcelona no guardó un minuto de silencio por el directivo de la junta de Laporta, Jacint Borràs. Quienes primero avisaron fueron los visitantes: estupenda asistencia de David Juncà que Enrich remató sin demasiada gracia y Ter Stegen paró con bastante acierto. La repetición de la jugada nos permitió ver que, por poco, Enrich estaba en fuera de juego. Los de Mendilíbar hacían más lo que querían que los de Valverde, aunque sin generar nada verdaderamente notable. Como en Getafe, el primer cuarto de hora fue del contrario a la espera de que Messi compareciera.

Barcelona-Éibar

BarcelonaTer Stegen; Semedo, Mascherano, Piqué, Digne; Busquets (Rakitic, min. 65), Paulinho, Iniesta (Sergi Roberto, min.63); Denis Suárez, Messi y Deulofeu (Aleix Vidal, min.75).ÉibarDmitrovic; Arbilla, Oliveira, Gálvez, Juncà; Capa (Peña, min. 65), Escalante, Dani García (Rivera, min. 77), Inui, Jordán; y Enrich (Charles, min. 72).Goles1-0, min. 20: Messi, de penalti. 2-0, min.38: Paulinho. 3-0, min. 53: Denis. 3-1, min.57: Sergi Enrich. 4-1, min. 59: Messi. 5-1, min. 62: Messi. 6-1, min.87: Messi.ÁrbitroHernández Hernández (C. Canario). Mostró cartulina amarilla a Capa (min. 10) y a Gálvez (min.80).

Paulinho no se sabe si parece más un portero de discoteca o su cliente más chungo, pero el caso es que el hombre posee cualidades superiores a las pocas esperanzas que inspiró su fichaje. Pero el nuevo que protagonizó el primer gol del Barça fue Semedo, que forzó un penalti que sinceramente pareció un castigo excesivo de Hernández Hernández. La carga de Gálvez existió, pero estuvo lejos de lo que suele hacer falta para que te penalicen tanto. Mendilíbar enloqueció en la banda recordando lo que también le sucedió el año pasado en el Camp Nou con una muy discutible caída de Jordi Alba y con el mismo árbitro. Lo transformó Messi, en su gol 299 en el estadio. Pocas veces el Barça había hecho tan poco para ir ganando un partido.

Messi en el 26 chutó fácil y enroscado, con más colocación que potencia, y Dmitrović tuvo tiempo de volar hacia la escuadra para detener el balón. Los que siempre jugábamos de portero soñábamos con paradas así, atrapando la pelota tras haber dibujado una bella figura en el aire. Veleidades estéticas de los solitarios.

El Éibar obligaba y merecía más. El Barcelona no controlaba pero no sufría. El Barça estaba plantado en su defensa estática y eso le bastaba porque los vascos no tenían profundidad. Tenían el balón, pero sin saber exactamente qué hacer con él. Y mientras todo ello sucedía, Paulinho de cabeza, con precisión y potencia, remató a gol un córner servido por Denis, y así fue como coreó por primera vez su nombre el Camp Nou.

El barcelonismo está empezando a perder la paciencia con Deulofeu, que sin duda necesita tiempo y confianza para que su reinvención como futbolista cristaliza. Veremos qué extremo de la cuerda tira más. Leves pitos al pobre chico en la reanudación. El Barça salió más consistente y el Éibar con más pundonor que fe. Y una vez más Paulinho fue decisivo en un gol de su equipo, dejando pasar el balón por debajo de sus piernas para que la asistencia de Mascherano llegara a Messi, que falló su disparo, pero el rechace de Dmitrovic lo convirtió en el tercero Denis. Casi a continuación, Enrich marcó rematando un centro de Juncà: con demasiada facilidad, en estas asistencias laterales, los delanteros contrarios ganan la espalda de los centrales.

Y en el 58 Messi untó de caviar el partido con un gol aparentemente modesto, pero de una finura y de una dificultad técnica extraordinarias, con un disparo delicadísimo cuando estaba perdiendo el equilibro para que el balón entrara recto, por la raíz del palo izquierdo. Dos minutos más tarde, en asociación con -guess who?- Paulinho, Messi consiguió el quinto, también en condiciones imposibles para cualquiera que no sea él. Todavía tuvo tiempo para marcar el sexto tras un buen centro de Aleix Vidal. Nunca antes el argentino había conseguido dos hat-tricks o más en las primeras cinco jornadas ligueras.

Lo de Messi fue de otra galaxia, pero siempre es de otra galaxia. Lo que el Barça empezó a descubrir en Getafe y este martes mucho más extensamente es el poder -básico pero poder- de Paulinho, que se alza con fuerza y goles sobre las chanzas con que le despreciaron cuando llegó.