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Vie, Abr

Una lesión obliga a Nadal a parar en cuartos en el abierto de Australia

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El balear sufrió un pinchazo en el muslo que le llevó a la retirada en cuartos de final de Australia ante Marin Cilic

Acapulco Gro., 23 de enero del 2018(ABC).- Rafa Nadal se despidió de Australia en cuartos de final. Cayó ante Marin Cilic en un partido lleno de altibajos que cayó del lado croata por culpa de una inoportuna lesión. Un pinchazo en el muslo derecho que mermó al español en el tramo decisivo de un partido que se fue a los cinco sets y más de cuatro horas de duración.

El amable camino hacia cuartos de final había proporcionado a Nadal una pretemporada de nivel tras haber llegado a Australia sin un solo partido en sus piernas tras la lesión en la rodilla. Sin contar el choque ante Schwartzman, que se alargó más de lo esperado, el balear había recorrido una senda llana en el primer Grand Slam, con duelos asequibles, sin apenas desgaste para sus articulaciones. Por eso, la figura de Cilic emergía enorme. Más de lo normal. Dudas razonables que debían servir a Nadal para probar su fortaleza mental y física. Test que no pudo superar tras un partido durísimo que exigió un esfuerzo adicional que el español aún no estaba en condiciones de afrontar.

La solidez de Nadal en Melbourne mostró fisuras rumbo a semifinales. Grietas lógicas si tenemos en cuenta su falta de competición en este inicio de 2018. Apoyado en un gran servicio, una de sus mejoras más evidentes con el paso de los años, el español sacaba adelante sus juegos a la espera de que el croata bajara la guardia con su saque. Algo que comenzó a hacer en el sexto juego, en el que Nadal tuvo hasta cinco bolas de break, que no pudo convertir. Tocaba esperar un poco más, aunque las dudas ya estaban instaladas en la cabeza de su rival. De hecho, a la siguiente oportunidad no falló Rafa, que selló la primera manga con un 6-3 que le dio confianza para encarar el resto del partido.

El éxito parcial de Nadal ejerció un efecto devastador para Cilic en el inicio del segundo set. Superado casi siempre cuando los puntos se alargaban, el croata se sostenía casi exclusivamente de su saque y cuando éste le falló se hundió de nuevo. Una doble falta le dio a Nadal el break que necesitaba para tomar ventaja también en el segundo parcial (2-3). Debilidad fugaz del croata, que se rehizo enseguida para equilibrar de nuevo la manga (3-3). Fue un traspié del que se levantó como un resorte. Lo vio todo perdido y se lanzó sin red. Derechas ganadoras que besaban la línea. Servicios ajustados. De repente, era el mejor Cilic posible. Versión mejorada que pilló por sorpresa a Nadal. Cuatro juegos consecutivos del croata le dieron el triunfo en la segunda manga y enjugaron la ventaja del español (3-6).

Algo había cambiado de repente en la cabeza de Cilic. Era un tenista nuevo, con golpes certeros que desesperaban a Nadal. Sufría el español como nunca en el torneo, incapaz de hacer frente al servicio del croata y con muchas dificultades para sacar adelante el suyo. De repente, la derecha no corría igual que antes y el revés parecía inofensivo ante la confianza de su rival. Tiraba de paciencia Rafa. Sufría para sobrevivir ante las dificultades, agarrado a la pista para levantar tres bolas de rotura en el séptimo juego y para acabar llevándose el set en un tie break eléctrico.

Lejos de venirse arriba, el éxito le pasó factura a Nadal. La carga de minutos y el castigo al que le había sometido Cilic explotó en su muslo derecho mediada la cuarta manga. Con 4-1 en el marcador, el balear pidió la ayuda del fisioterapeuta de la ATP. Un pinchazo inoportuno en el músculo le impedía correr con normalidad. Otra vez las lesiones. Lo intentó Nadal, todo pundonor, pero verlo sobre la pista daba lástima. Se movía impotente, víctima de una dolencia física que le impidió luchar por el pase a semifinales (6-2).

En el descanso previo al último set, Rafa escuchó los consejos de su banquillo. Las voces que le llegaban desde allí le invitaban a la retirada para evitar males mayores. Aún así, Nadal hizo caso omiso y tiró de épica. Se le veía impotente, con cojera evidente en los desplazamientos, pero aún así se mantuvo en la pista. Cilic veía cerca la gloria, pero tendría aún que lucharla. Sumó su servicio sin problemas y esperó al saque de Nadal. Del 0-40 se pasó a un deuce competido. Era ya una cuestión de honor mantenerse en la pista y con el break confirmado Nadal dijo basta. Comprendió que lo mejor era no forzar más y se retiró. Adiós precipitado, provocado de nuevo por una lesión, que le deja sin opción de luchar por un nuevo título. Eliminación forzada que el público de Melbourne reconoció con una ovación cerrada.