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Sáb, Abr

MUNDIAL RUSIA 2018... Januzaj rescata el bodrio

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Los de Roberto Martínez pasan como primeros y caen en el lado más complicado de los cruces, e Inglaterra podría ser el rival de España en un hipotético emparejamienemifinales

Acapulco Gro., 28 de junio del 2018(ABC) El que debía ser el mejor partido de la fase de grupos perdió todo su interés. Era un partido que a ninguno le convenía ganar. Aun más: un partido que a los dos les convenía perder. Empatados a todo, el que fuera primero encontraría a Brasil; el segundo podría prosperar por el lado soleado del cuadro. Los dos entrenadores alinearon suplentes. Tielemans, uno de los pocos atractivos del partido, fue el que primero chutó. Paró Pickford. Luego Cahill evitó otro posible gol, pero hubo largos minutos en los que no pasó nada. Ligera superioridad inglesa en la posesión a cambio de un poco de peligro belga en un córner que remató Fellaini.

El partido, en realidad, se jugaba a un nivel invisible, subterráneo, por debajo de las ocasiones y los goles. Se jugaba en el ámbito de la deportividad. El partido se jugaba en las tarjetas. O se desjugaba. Porque igualados a todos, sería el «fair play» el que decidiría el primero de grupo. Inglaterra tenía una pequeña «ventaja» que amplió cuando Bélgica acumuló un par de tarjetas amarillas. Era un extraño partido que Bélgica «ganaba» haciendo amarillas. Había tan poco en el campo que el público incluso tuvo que recurrir a hacer la ola. Los ingleses se acordaron de Alemania cantando y en el césped solo Rashford pareció tener verdaderas intenciones atacantes. Sin ninguna fortuna, por supuesto.

Golazo de Janujaz

Tras el descanso, y cuando ya afrontábamos la perspectiva de otros 45 minutos de sopor, Januzaj marcó un gran gol ajustando su tiro zurdo a la escuadra. Quedó mal el portero pero mucho peor Rose, al que Januzaj quebró con crueldad.

Algunos suplentes de Bélgica estaban demostrando al menos ganas de gustar. En Inglaterra solo había aparecido Rashford, y lo volvió a hacer para su desgracia en un mano a mano que sin explicación posible envió fuera. Era un fallo preocupante, digno de oculista. Lo mejor había sido el pase de Vardy, insólita muestra de calidad en el partido inglés. 

Bélgica reequilibró la posesión, como si hiciera un pequeño movimiento hacia ganar el partido, no grande pero al menos uno; mientras en Inglaterra se planteó una feroz competición entre sus futbolistas por ser el peor del partido.

La leyenda cuenta que el presidente de Mauritania paró una vez un partido porque lo encontraba insoportablemente aburrido. Tenía autoridad suficiente para no tener que aguantarlo. Algo así se necesitaba en Kaliningrado. Un poder tan fuerte como para imponerse a la FIFA y decretar el final.

En Inglaterra se fue salvando Pickford con un par de intervenciones. El resto hizo un partido olvidable y casi inaceptable. Bélgica tenía que medir a la nueva Inglaterra de Southgate, pero el grupo se dio para que no hubiera esa prueba. Inglaterra se enfrentará ahora a Colombia y luego al que gane del Suecia-Suiza. Mantiene esa incógnita, pero puede llegar a semifinales. Ahora bien, este partido le hace perder simpatías entre los aficionados de todo el mundo. Deparó un bodrio casi irrespetuoso y sus suplentes jugaron un partido casi tercermundista.

Bélgica jugará contra Japón con la amenaza de Brasil en cuartos, pero en Kaliningrado hizo lo que tenía que hacer. Quizás empezó el partido detrás en el «fair play», pero lo acabó por delante.