Victoria plácida del conjunto azulgrana ante un Inter demasiado inocente
Acapulco Gro., 24 de octubre del 2018 (ABC) El Barcelona comparecía en la Champions sin Messi, y especuló de entrada como una chica que aún no sabe si te quiere demasiado. Busquets: el capitán, Arthur, el jugador más destacado. El Barça vivía cerca del área del Inter, más intenso en su presión que cuando juega Messi. Pero claro, el fútbol sin genios no es nada.
Árbitro: Ovidiu Hategan
Partido de Champions vulgar, sin Messi, todo muy mundano. Cuando los genios no comparecen todo es de una infinita vulgaridad. Suárez remató en fuera de juego. Especulador juego azulgrana, defensivo el Inter en su cadena autobusera.
Oportunidades de equipo de Pep, muchos más goles previsibles de los cantados, hasta que Rafinha no a la primera, ni a la segunda, sino a la tercera, consiguió adelantar a su equipo y comprar números para ser titular contra el Madrid. No celebró el gol su autor, por respeto a quien no se sabe exactamente quién. Pero no lo celebró.
La segunda mitad empezó tan obrera como la primera, con un Inter trabajoso pero sin profundidad. El Barça era como cuando yo voy a París, sin miedo a gastar, pero queriendo marcar el segundo para evitarse cargos desagradables, con estrategias diversas, cuando en realidad la victoria nos basta (qué más quieres que tres puntos) y no queremos que los plazos menores nos desgasten con el uso.
Pelota al larguero de Coutinho
Al Barça se le notaba el esfuerzo, la fuerza bruta, el desamor de Roma de la temporada pasada. Juego mediocre, hasta rastrero. Era realmente algo que el Barça supiera responder con la misma simplicidad con que le atacan. No había ninguna idea, ningún idolo, ninguna piedra. Sólo el Barça contra sí mismo, hasta que en el minuto 83, Jordi Alba halló petróleo donde no lo había y recibiendo el control de Rakitic para sentenciar el 2 a 0.
Gran partido de Jordi Alba, que se situó como líder de grupo tras un partido de un lado mediocre, o poco vistoso, pero del otro muy oportuno y útil, probablemente uno de los más importantes, porque no es menor que un equipo sin su estrella sea capaz de coronar un resultado tan extraordinario.
Capacidad de sobreponerse
El Barça demostró ayer una insólita capacidad de sobreponerse a las adversidades. Sin brillo, sin metáfora, sin la explosión de una nueva Civilización, que es a lo que la herencia dd Cruyff nos tiene acostumbrados. Y a pesar de todo, seguramente, no hay ningún equipo en Europa tan potente como el Barcelona a la hora de superarse ante los prejuicios que el azar le proporciona, y aunque la victoria fue poco vistosa, más rural, campestre y ciclista que otra cosa, tuvo el mérito de alzarse por encima de lo previsible, y de marcar su registro en los grandes equipos de Europa, aunque no tenga todos sus efectivos a disposición.