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Mar, Abr

El Atlético gana con lo mínimo

Deportes
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Un solitario gol en propia puerta de Joaquín da la victoria a los locales en un partido aburrido y con final polémico

(ABC) La escasez de fútbol en el penúltimo partido de la temporada en el Metropolitano sirvió como tributo a la jornada de reflexión, permitiendo a los aficionados pensar en todo aquello que se les pasase por la cabeza ante la falta de espectáculo. El encuentro comenzó con un escuadrón de niños acompañando a los futbolistas del Atlético sobre el césped y con un centenar de gargantas animando al Valladolid desde una de las esquinas del estadio. Quizá por no querer defraudar a ninguno, ambos equipos empezaron nerviosos, con muchas imprecisiones y con los «ohs» de la grada como acorde tras cada error. El partido, por suerte, fue mejorando, aunque poco.

Había espectadores que aún no se habían sentado y Moyano ya había visto amarilla por una falta que cortó una rápida salida de balón de Filipe. El paso de los minutos fue asentando a los visitantes, no así a los locales, que tardaron un poco más en despertar. Hasta entonces el Valladolid había aprovechado los fallos rivales para armar contragolpes, y uno de ellos supuso el primer susto para Oblak, cuando detuvo un disparo a Sergi Guardiola. Se tuvo que llegar al cuarto de hora para que el Atlético inquietara por primera vez a Masip. Una buena combinación entre Saúl, Morata y Griezmann dejó al francés en buena posición para rematar, pero su disparo se marchó fuera. Instantes después el portero visitante sí tuvo que usar las manos para evitar un gol suyo de falta.

El Atlético fue mejorando su acierto, con un Lemar cada vez más protagonista, y empezó a merodear el área rival; el Valladolid, mientras, siguió fiando sus opciones a la contra. Ambas defensas se encargaron de frenar cada intentona rival. En medio de este inocente intercambio de golpes cobraron protagonismo las aficiones: la visitante cantaba para ayudar a los suyos a dar la campanada y la local celebraba el cumpleaños del club: «116 años de rebeldía», se pudo leer en una pancarta.

La reanudación tras el descanso dejó a Thomas en la caseta y a Rodri, ausencia llamativa en el inicio, sobre el césped. Saúl fue el primero en abrir fuego contra Masip con un fuerte disparo que se fue desviado. Rubén Alcaraz respondió con otro tiro lejano a los pocos minutos. Simeone, que no debía verlo muy claro, hizo el segundo cambio y dio entrada a Correa, héroe del partido ante el Valencia. Con Rodri el Atlético ganó presencia y con Correa, improvisación, pero el muro del Valladolid siguió aguantando las embestidas locales. Solo una fuga desde dentro parecía que iba a poder abrir una grieta; y así fue, cuando Joaquín remató a su propia portería un centro de Saúl.

Sergio González dio entrada a Antoñito y Toni para dar la vuelta al marcador y Simeone concedió minutos a Vitolo. El Valladolid, que se sabe al borde del abismo, no encontraba la manera de hacer daño al Atlético, al que le bastaba la solvencia de Godín y Savic para no pasar muchos apuros. Sí le dio tiempo a Correa para dejar dos jugadas marca de la casa: la primera, sobre la línea de fondo tras bailar con Nacho y dejarle en el suelo para provocar un córner; la segunda, con una gran arrancada desde su campo que levantó a la grada. Oblak también tuvo oportunidad de lucirse con una gran mano a un disparo de Óscar Plano desde la frontal.

Final emocionante

En los últimos minutos ocurrieron más cosas que en el resto del partido. Un remate de cabeza de Óscar Plano golpeó en la mano de Arias y todos los futbolistas del Valladolid reclamaron rápidamente pena máxima. Melero López fue a verlo al VAR con la afición pucelana cantando «penalti, penalti». Tras revisar la jugada, el árbitro hizo un gesto negativo hacia el banquillo visitante, mientras que el local estallaba de júbilo con Simeone a los mandos de la alegría. Acto seguido, en el descuento, Miguel tuvo la suya, pero una nueva mano de Oblak evitó el empate. Un último remate al lateral de la red terminó con las esperanzas visitantes de pescar algo en el Metropolitano. El pitido final dejó a un Atlético asentado en el subcampeonato y a un Valladolid al filo del descenso.