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Jue, Abr

El hundimiento de Neymar, el viejo sueño de Florentino

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REAL MADRID...   Dos años después de su marcha del Barça, el brasileño no solo no pelear por el Balón de Oro, sino que ha quedado relegado a un papel menor

(ABC) Decir no al Real Madrid es algo que no suele ocurrir. Decirle no al Real Madrid de Florentino es aún más excepcional. En sus 16 años como presidente solo ha habido dos futbolistas que hayan rechazado la propuesta del presidente blanco. Mbappé, en el verano de 2017, y Neymar en el de 2013. En el primer caso, la insultante juventud de Kylian (20 años) y sus pocas perspectivas deportivas en el PSG, hacen pensar que más temprano que tarde acabará diciendo que sí al Madrid de Florentino. En el caso del brasileño, camino de los 28, seguramente su tren haya pasado ya, teniendo en cuenta que el verano pasado hubo acercamientos y de nuevo estos acabaron en un no.

Al viejo sueño de Florentino será ya complicado verle de blanco en el Real Madrid, pero en el club de Concha Espina se hace una lectura positiva de lo ocurrido. A día de hoy, Neymar ha dejado de ser la gran estrella mundial del fútbol que fue. Su hundimiento no encuentra fin, perdido en un laberinto de lesiones, agitada vida ex tradeportiva y enfrentamientos con aficionados, compañeros y entrenadores.

Todo ello ha hecho que su juego y su fútbol ya no sea el de antes. Las dos graves lesiones sufridas la pasada y la actual temporada han dejado muy maltrecho el pie derecho de Neymar. Dos roturas del quinto metatarsiano que le han dejado fuera del PSG en los meses más importantes de cada uno de los dos cursos y que han hecho mella en su físico y en su ánimo. Y ahí está su rendimiento, muy lejos del gran Neymar que se vio cuando era jugador del Barcelona.

En su decadencia tiene mucho peso también su agitada vida ex tradeportiva. No hay Carnaval, cumpleaños propio o de su hermana que no monte el fiestón del siglo, habitualmente en Brasil, para celebrar estos eventos. Lo ha hecho siempre, también en su etapa de azulgrana, pero ni siquiera ver de cerca la madurez de los treinta le ha hecho pulsar el freno en su vida social, siempre publicitada a través de sus distintos perfiles en las redes sociales más populares.

A su fama de juerguista hay que sumarle su mal carácter cuando aparecen curvas. En sus dos años en el PSG ha tenido bronca con varios de sus compañeros, especialmente con Cavani, y no ha encontrado la química con ninguno de sus dos entrenadores. Ni Emery, ni ahora Tuchel. Tampoco es muy querido por la afición en Francia. Su agresión a un hincha en la final de la Copa ha sido uno de los episodios más ruines y vergonzosos de la historia moderna del fútbol francés, y por el cual le podían caer hasta ocho partidos de sanción. Para la Champions, ya tiene tres de peso en la mochila, por su macarra reacción tras la eliminación ante el United.

Y con todos estos ingredientes, Neymar ya ni siquiera aparece en las quinielas del Balón de oro y de The Best, esos premios individuales que pensó que ganaría en un equipo donde no estuviera a la sombra de Messi, y la realidad es que ya no es ni candidato. Es la decadencia de Neymar, el viejo anhelo del Madrid de Florentino.