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Mar, Abr

Nadal abusa de Wawrinka y llega a semifinales

Deportes
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El español, en clara línea ascendente y con momentos estupendos, vence con autoridad al suizo y ahora se enfrentará a Stefanos Tsitsipas

(ABC) Extrañamente, Rafael Nadal lleva dos partidos seguidos jugando bajo los focos de la Caja Mágica, algo que, históricamente, nunca le ha gustado demasiado porque él es de calor y sol. Dice, ahora, que en Madrid tampoco le importa demasiado pasar a la noche por las condiciones de este torneo, aquel manido argumento de la altitud que hace que la bola vuele más y vaya más rápida, así que le pone buena cara a este nuevo horario y más viendo cómo le están saliendo las cosas en este semana reparadora. El viernes, ante un rival con cara y ojos como Stan Wawrinka, de los que siempre imponen porque si está bien te puede hacer un traje, el español completó otro ejercicio impecable y se planta en semifinales, donde le espera un desatado Stefanos Tsitsipas que eliminó en tres sets a Alexander Zverev, campeón en 2018. Y será otra vez a la hora de la cena (21 h. Movistar y Teledeporte), una costumbre que no está saliendo del todo mal.

Después de marcar el límite de los jóvenes y despachar a Felix Auger-Aliassime y a Frances Tiafoe sin complicación alguna, a Nadal se le cruzó por el camino Wawrinka, que llevaba una semana más que digna. El suizo, ya con 34 años, algo alejado en el ranking de lo que debería ser su posición real, busca continuidad a ese juego maravilloso, pues cuando esta fino es un enemigo tremendo. Sin embargo, dio la sensación en el inicio de que no le apetecía demasiado estar en la pista y fue perdiendo comba hasta verse, después de 26 minutos, con un doloroso 6-1 en contra al entregar su saque en blanco en dos ocasiones consecutivas. Mal negocio con Nadal de por medio.

Sigue el campeón de 17 grandes sumando motivos para sonreír en este Mutua Madrid Open, punto de partida para una nueva era en la que se intuyen las victorias de siempre. Tuvo que sentarse en el diván y recapacitar para encontrar la energía perdida y resulta que en la capital se ha regenerado, más sólido que brillante. Se trata, básicamente, de eso, de ir ganando en confianza, y estos tres triunfos le devuelven a unas semifinales que significan mucho, y más viniendo de donde viene.

No hay manchas, todo está perfecto en estas noches madrileñas. Va el saque, con porcentajes altos y concediendo poquísimos puntos, la derecha es profunda y acorrala al enemigo, y el revés también cada vez es más profundo y dañino. A todo ello, ante Wawrinka le sumó recursos como las dejadas o alguna que otra subida a la red, sinónimo de que se siente bien, de que está a gusto con lo que hace.

Viaja a toda velocidad hacia su sexto mordisco en este torneo, y el sábado pone a prueba a otro de los jóvenes que llaman a la puerta del paraíso. Pensará el aficionado o el lector que cada día se vende a uno de estos muchachos como el jugador del futuro, pero Stefanos Tsitsipas, con solo 20 años, ya es una realidad consagrada en el top 10. La semana pasada venció en Estoril, tercer título de su carrera y segundo de este curso (venció antes en Marsella), y tiene cosas que merecen cierta atención. Para empezar, rehuye del patrón que siguen sus colegas de promoción, empeñados en hacerlo todo a lo bruto, y el griego abraza un tenis clásico, con potencia, pero con sutileza, extraño ver a un veinteañero defender el arte del revés a una mano.

Nadal puso patas arribas a la central con puntos sensacionales, contrariada la gente porque siempre querrá que su héroe avance, pero también deseosa de que haya algo más de emoción y nervio. No hubo nada al otro lado de la pista y Wawrinka se fue a casa después de una hora y ocho minutos de una pelea muy desnivelada.