El argentino, que tampoco quiere que su marcha suponga una guerra total, pretende llegar a un acuerdo, aunque el club no quiere negociar
(ABC) En otra tarde de dimes y diretes, Leo Messi empieza a entender que su salida del Barcelona no será tan fácil como se pensaba. Envió un burofax para zanjar una historia preciosa de veinte años, pero desde que llegó ese texto a las oficinas del Barcelona se han escrito ya muchísimos capítulos de este culebrón interminable. En estos momentos, parece que la postura del jugador ya no es tan radical y estaría dispuesto a pactar una salida con el Barça, aunque quien se enroca ahora es Josep Maria Bartomeu, que le pide la cláusula íntegra.
Messi, después de hablar con su gente de confianza, y viendo que hay muchas trabas a una salida gratis del club catalán, quiere negociar su traspaso. Hay candidatos dispuestos a contratarle como el Manchester City o el PSG, pero realmente nadie está por la labor ( ni seguramente puedan) de pagar los 700 millones que marca su cláusula. En este escenario, solo un acuerdo por ambas partes allanaría el camino.
Bartomeu, quien realizó un movimiento de cara a galería y ofreció su cabeza siempre y cuando Messi se quedará y admitiera en público que su salida era porque no tragaba con el presidente, está ahora mismo dispuesto a mantener el pulso hasta el final. Se entiende también como un gesto ya que no quiere pasar a la historia como el presidente que permitió la salida de la entidad del mejor jugador que ha tenido. En cualquier caso, parece evidente que están condenados a sentarse y a entenderse.
Messi sigue callado y, aunque se asegura que pronto romperá su silencio, tiene en ascuas al barcelonismo, que lleva dos semanas esperando a que su capitán se pronuncie. Hace dos viernes del 2-8 contra el Bayern y no hay ni un audio con la voz de Messi, ni siquiera un mensaje en las redes. Todo es en base a lo que se supone que ha dicho o en lo que filtra su entorno, pero el jugador no ha hablado, como tampoco lo ha hecho Bartomeu desde la noche de autos.
Mientras se mueven las fichas por el tablero, se da por sentado que Messi acudirá el domingo a la ciudad deportiva a realizarse las pertinentes pruebas médicas para ejercitarse con el grupo el lunes, salvo que esa reunión que tiene en mente se produzca en las próximas horas y se llegue a un acuerdo. Parece poco probable, pero cada minuto que pasa en esta historia es impredecible.