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Mar, Abr

BAJO FUEGO/ Prospección política

Política
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Por: José Antonio Rivera Rosales /   Los partidos que integran el Frente Ciudadano por México comenzaron a construir una ruta sorprendente para competir con éxito en la contienda presidencial de 2018. Aunque la especie se atribuye al triunvirato que integra el Frente Ciudadano por México, lo más probable es que esta construcción política provenga de un sector intelectual no necesariamente orgánico, más cercano al Partido de la Revolución Democrática que a cualquiera de los otros dos entes políticos que componen esa coalición electoral.

¿Por qué decimos que se trata de una ruta sorprendente?

Pues porque propone un modelo político-económico muy distante del que impera en el

país en estos momentos, que además incluye la posibilidad de llevar a juicio al presidente

si se le comprueban actos de corrupción en el ejercicio de sus funciones.

Construida por un grupo de intelectuales, la plataforma del frente -que será registrada

en enero próximo ante el Instituto Nacional Electoral (INE)- prevé la construcción de una

tercera vía para desmarcarse del modelo neoliberal, aunque sin capitular del todo.

Por ejemplo, propone la implantación de un modelo económico inspirado en los

principios de la economía social de mercado, orientada al crecimiento económico con

equidad e inclusión social.

¿Esto es posible?

Sí, lo es, a condición de que se construya también todo un entramado legal que permita

sostenerla inclusive en consonancia con el Tratado de Libre Comercio (TLCAN), que los

tecnócratas persisten en imponer a los mexicanos a sabiendas de que está causando un

daño económico al país, que en algunos años más podría ser irreversible.

Si este modelo de plataforma política se registra en enero con la aprobación de los

partidos Acción Nacional (PAN) y Movimiento Ciudadano (MC), entonces estaremos ante

una propuesta inédita por su carácter transformador que, sin ser revolucionaria,

permitiría la inclusión de amplios sectores de la sociedad a los beneficios integrales de la

economía de mercado. Nada más.

El problema aquí son los propios partidos proponentes, portadores de una fama de

corruptos, sucios y voraces que les ha atraído la malquerencia de todos o casi todos los

mexicanos.

Pero si hacemos a un lado esta condición, que no es cosa menor, entonces estaríamos

listos para establecer un nuevo modelo político-económico de país que tomaría en cuenta

más los intereses mayoritarios que los intereses de facción o de partido.

 

De acuerdo con los datos que han podido trascender, el objetivo del proyecto de

plataforma política prevé el establecimiento de una política de estado cuyo eje transversal

sería el combate a la pobreza, la desigualdad y la marginación mediante un modelo de

economía social de mercado que se caracterice por su inclusión social.

Aunque no detalla el cómo, el proyecto prevé la construcción de una economía de corte

social que, en teoría, fortalecería el mercado interno para generar condiciones de una

distribución más equitativa de la riqueza.

Es decir, combatir no sólo la pobreza en abstracto, sino abatir la desigualdad -que es el

principal problema económico de los mexicanos- mediante instrumentos como un salario

mínimo decente y suficiente, así como la igualdad salarial entre hombres y mujeres, con el

fin de generar condiciones suficientes para dotar de una renta básica universal para la

ciudadanía mexicana.

Para alcanzar este propósito, el frente propone la integración de un gabinete federal

sancionado por el Congreso, consolidar el Sistema Nacional Anticorrupción y construir un

nuevo sistema fiscal que promueva verdaderamente el desarrollo, estimule el ahorro

interno así como permita la distribución de la riqueza en forma más equitativa.

Este último principio, la distribución de la riqueza en forma equitativa, es lo que en los

hechos caracterizaría una sociedad más equilibrada en todos sentidos, condición que

constituye el principio básico de la igualdad, germen de cualquiera de las revoluciones

conocidas en los últimos 150 años.

De manera adicional, la plataforma propone eliminar el fuero constitucional para todos

los servidores públicos de todo el país, dotar de autonomía a la Auditoría Superior de la

Federación (ASF), así como de un marco garantista a la Fiscalía General de la Nación, que

de esta manera actuará con plena autonomía contra los transgresores de la ley, así sean

personaje conspicuos del estado mexicano.

A ello habrá que agregar la instauración de un modelo de democracia participativa que

incluya entre sus beneficios la rendición de cuentas, el plebiscito, el referéndum y la

revocación de mandato.

Se ignora si estos preceptos quedarían incluidos en la Constitución de la República, pero

si esto no es la instauración de un régimen garantista, mucho se le parece. Estamos, más

bien, ante la instauración de un modelo de gobierno parlamentario que, por sí mismo,

terminaría con lo que queda del gobierno presidencialista-centralista que ha caracterizado

al sistema político mexicano.

Si estas características fundamentales quedan inscritas como van ante el INE, sin duda

alguna que quien resulte ser el candidato a la presidencia de la República por el Frente

Ciudadano, tendrá una amplia aprobación de las mayorías populares que están dispuestas

a expresar su ira contra los abusos y la corruptelas que ejercen los personeros del poder y,

peor aún, los junior que vía redes muestran al mundo su poder, su dinero y su cinismo.

Aunque parecieran muy distante de los hechos, esa propuesta constituye una

plataforma bien pensada que, sin comprometerse a derogar el TLCAN, ofrece una

perspectiva viable para todos los mexicanos, hartos del modelo que cada día nos sepulta

bajo una pesada lápida de corrupción y pobreza.

De concretarse en el registro oficial ante el INE, una plataforma política como esa dejaría

en el camino las propuestas carentes de sustento de Andrés Manuel López Obrador. Ya

veremos.