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Mar, Abr

Se buscan los ‘Terminators’ del Covid: conviven con el virus sin infectarse

Mundo
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Un estudio internacional secuenció el ADN de estos pacientes para ver qué mecanismos moleculares les protegen

(ABC).- Sin estar vacunados ni haber pasado la infección se han expuesto a casos de Covid severo y han salido indemnes

Son la otra cara de la moneda. Frente a los jóvenes sin patologías previas que, contra todo pronóstico, contraen el coronavirus y acaban recalando en la UCI con cuadros severos, están los denominados ‘Terminators’ del Covid, personas superresistentes a la infección que, pese a no estar protegidos por ninguna vacuna y convivir diaria y estrechamente con el virus, no se infectan ni enferman. La ciencia investiga qué mecanismos moleculares les confieren protección, por qué sus células levantan ante el virus una barrera infranqueable que les hace inmunes.

Científicos de diez países, entre ellos España, están llevando a cabo una investigación en la que le analizarán las características genéticas de estos individuos para, en un futuro, una vez hallado el mecanismo celular que les protege, poder replicarlo con fármacos para combatir la enfermedad.

 

El objetivo del estudio, que arrancó a principios de junio de 2020 y ha sido impulsado en el marco del consorcio internacional Covid Human Genetic Effort (CovidHGE), liderado por la Universidad Rockefeller de Nueva York (EE. UU.), es secuenciar el genoma de los voluntarios que participen para analizar si hay cambios en el ADN de algunos genes que participan en la fusión y entrada del virus en las células humanas.

 

Expuesta y sin protección

 

Anna Grandas es una de las supervivientes a la infección que forma parte de la muestra nacional del estudio. Esta barcelonesa de 66 años, profesora e investigadora de la Universidad de Barcelona (UB), estuvo meses junto a su marido, sin despegarse ni un minuto de él, cuando un cáncer de pulmón luchaba a ritmo frenético para arrebatarle la vida.

El Covid se sumó al inexorable cuadro de su esposo y Anna no lo sabía. Ajena al riesgo de contagio que tenía, se levantó y acostó día tras día junto a él y, pese a no tomar ningún tipo de protección, no se contagió. Fue en los tres escasos meses de prórroga vital que el cáncer concedió a su marido cuando el SARS-COV-2 entró en sus vidas. En su última visita al oncólogo del Hospital Clínic de Barcelona, en agosto de 2020, un mes antes de fallecer, el marido de Anna dio positivo a la infección.

 

El hijo de ambos se contagió pero ella inexplicablemente salió indemne pese a estar en continuo contacto con su esposo. «Estuve junto a él permanentemente. Yo le incorporaba en la cama, le sujetaba la cabeza con delicadeza y para ello me acercaba mucho a él. Lo hice constantemente pero extrañamente fui la única de la familia que no me infecté», señala en declaraciones a ABC la participante en el estudio. Cuando supo que desde el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell) se estaba reclutando a voluntarios para participar en un estudio internacional de superresistentes a la infección, Anna no se lo pensó dos veces y, tras comprobar que cumplía los requisitos, se apuntó. Los reunía todos: no estaba vacunada, un test serológico había dado negativo a la presencia de anticuerpos en su organismo, había convivido de cerca durante días con el virus, y, pese a todo ello, no se había contagiado. En definitiva, estaba virgen a la infección a pesar de su exposición de riesgo.

 

Resultados en seis meses

 

En noviembre de 2021 formalizó su participación en la investigación, publicada en ‘Nature’ en octubre, y se sometió a una analítica de sangre. Los resultados del estudio se esperan para dentro de seis u ocho meses. Hasta entonces, y pese a sospechar que está en ‘estado de gracia’ en esta larga pandemia, según dice, seguirá manteniendo las mismas precauciones que hasta ahora. «Seguiré saliendo a la calle protegida con una mascarilla FFP2, la mantendré en espacios cerrados, respetaré las distancias y las medidas de higiene como hasta ahora», dice Anna. Sabe que un ángel de la guarda vela por ella pero no piensa bajar la guardia. «No tengo miedo a contagiarme pero no soy una kamikaze. No sé si lo puedo transmitir pero por lo que sé yo no me contagio con facilidad. Es lo único que sé por el momento», concluye.

 

Anna es solo uno del centenar de voluntarios españoles que participan en el estudio que, según apunta la doctora Aurora Pujol, médico genetista de Idibell/ICREA, servirá para desvelar uno de los misterios del Covid que hasta ahora no se han resuelto. Los resultados del mismo completarán y se contrastaron con los obtenidos en investigaciones previas destinadas a aclarar las causas que subyacen en los cuadros graves de infección en jóvenes sin patologías previas. «La respuesta a muchas de las preguntas que seguimos haciéndonos los científicos sobre el coronavirus está en los genes», precisa la doctora Pujol en declaraciones.

 

«Las variantes en el genoma nos pueden ayudar a entender desde por qué hay pacientes muy afectados aún siendo jóvenes y sin comorbilidades hasta que por qué otros se libran del contagio pese a convivir con el virus», añade la genetista del Idibell, centro que, junto al Infanta Leonor de Madrid lideran la parte nacional del estudio multicéntrico.

Receptores celulares

«En esta investigación sobre superresistentes queremos ver si los receptores celulares del virus se expresan igual en estas personas que en el resto de la población. Secuenciamos el ADN de los participantes y nos centraremos en la proteína ACE2 la que utiliza el SARS-CoV-2 para introducirse dentro de las células humanas, y también en otras piezas importantes en la entrada y multiplicación del virus en las células, pero con mente abierta para hallar elementos desconocidos hasta la fecha», avanza Pujol. Los resultados del análisis del ADN de los voluntarios serán un punto de partida para elaborar fármacos destinados a bloquear el contagio.

 

«Cuando entendamos el mecanismo que hace que las células de estos individuos sean infranqueables a la infección podremos replicarlo con fármacos para lograr el mismo efecto», explica la genetista. Recuerda que los participantes en la investigación, que rondan ya cerca de un millar en todo el mundo, deben tener más de 18 años y haber estado expuestos a la infección sin protección y sin vacuna durante un intervalo de tiempo que oscila entre los tres y cinco días. Para certificar que su organismo ha permanecido libre del virus han de presentar un test serológico negativo de anticuerpos IgM o IgG.

 

La secuenciación de todos los datos se centralizará en el Instituto de Enfermedades Genéticas (Imagine) de París (Francia), centro con una gran capacidad para este análisis. «En España trabajaremos dos centros con un genetista y un bioinformático cada uno. Nuestras infraestructuras no son comparables con las que hay a nivel internacional», concluye la experta.