25
Jue, Abr

Fina García Marruz y su latir secreto

Mundo
Typography

Muere, a los 99 años, en La Habana, la poeta cubana, única mujer en ‘Orígenes’, el influyente grupo de intelectuales de la isla

(ABC).- El lunes pasado falleció en La Habana, donde había nacido hace 99 años, la poeta y ensayista Fina García Marruz. Era la única mujer en el influyente grupo de intelectuales cubanos que, entre 1937 y 1956, realizó varias publicaciones literarias y, en particular, la revista y editorial ‘Orígenes’. El poeta mayor del grupo era José Lezama Lima, como se reconoce, fundador del neobarroco hispanoamericano. Otros poetas origenistas notables fueron Virgilio Piñera, Gastón Baquero, Eliseo Diego, Cintio Vitier y Lorenzo García Vega. La generalización de que el grupo creó una poesía metafísica, religiosa, apolítica y hermética no se sostiene. Cada origenista desarrolló su propia poética, y en su heterogeneidad, los unía solo una fe inalterable en la poesía. Sobre todo, como instrumento de resistencia ante la crisis social y cultural que, desde su instauración en 1902, definió la República de Cuba.

La obra de García Marruz se destaca por su personal manera de desarrollar una poesía dialógica, que rompe con el solipsismo y el monólogo, se identifica con el otro y se asume como diálogo. Una lírica que no busca transmitir mensajes ni representar a ningún sujeto social, sino hacer que el lector piense con su propia cabeza y sea parte del proceso de creación del texto. Una poesía que se apropia de la tradición cubana (José Martí, Julián del Casal), así como de otras tradiciones más allá incluso de la lengua española (John Keats, Walter de la Mare). En definitiva, una poesía profundamente revolucionaria, y no en el sentido panfletario del término. Aquí hay un verdadero compromiso con el latir ‘secreto’ de las cosas, con ‘las formaciones de las corrientes’, o sea, con el poder transformador de la poesía que, en última instancia, es eso que «no cesa, cuando ya hemos partido».

Con total libertad estilística, García Marruz se acerca al acontecer cotidiano, fusiona lo culto y lo popular, usa el lenguaje del aula y de la calle. Asimismo, su poesía no es explícita ni simplistamente política, y logra un delicado equilibrio entre lo social y lo individual. Se aprecia la presencia constante de preocupaciones civiles, incluida una identificación con tipos diferentes de opresión y represión. Sin embargo, lo familiar y lo personal, lo hogareño y lo íntimo son tan importantes como los acontecimientos públicos, la historia escrita con mayúscula. El complejo posicionamiento político de la obra de García Marruz, su atención a lo colectivo por medio de sus detalles pequeños y habituales, y su lírica dialógica realizada con fértil talento y rigor intelectual, la han convertido en una figura principal de la poesía cubana, donde ha dejado una profunda huella.

Tres obras mayores

Las tres obras mayores de García Marruz son, en verdad, compilaciones de libros escritos en un determinado período. Anterior a la Revolución Cubana de 1959, es ‘Las miradas perdidas’ (1951), que estableció su reputación como poeta. Del período revolucionario, con vocación participante, son ‘Visitaciones’ (1970) y ‘Habana del centro’ (1997). A diferencia de otros poetas que queman etapas, en la poesía de García Marruz se reitera la búsqueda de lo trascendente en lo concreto. Se construye obsesivamente una nación cubana inclusiva, distinta de la excluyente de las élites criollas y republicanas. Y se representa con firmeza, en sus intersecciones de clase y raza, la subjetividad femenina. Aunque esta espléndida poesía, que defiende el azul «que ondeaba tierno en las banderas viejas», y legitima «un borde / de cazuela, un adorno, una cuenta», fue reconocida con premios como el Nacional de Literatura de Cuba (1990), el Pablo Neruda de Chile (2007) y el Reina Sofía de España (2011), pero se ha ido lamentablemente sin el Cervantes.