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Mar, Abr

Putin moviliza a 300 mil reservistas y abre la puerta al uso de armas nucleares

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Occidente quiere destruir Rusia y Rusia está dispuesta a utilizar todos los medios de defensa a su alcance para protegerse», amenaza

Después de que las regiones de Ucrania ocupadas por el Ejército ruso convocaran consultas populares para integrarse en Rusia y el Parlamento aprobase ayer una ley que introduce los conceptos de «movilización», «ley marcial» y «tiempo de guerra», se anunció un mensaje a la nación del presidente ruso, Vladímir Putin, que debería haberse emitido anoche. La comparecencia, sin embargo, se ha producido esta mañana y Putin ha anunciado la entrada en vigor, desde hoy mismo, de un decreto suyo que declara la «movilización parcial» a fin de reforzar su Ejército en Ucrania ante los reveses sufridos tras la contraofensiva de las tropas rusas en la región de Járkov.

El máximo dirigente ruso ha explicado ante las cámaras de televisión que «serán llamados a las filas del Ejército solo aquellos ciudadanos que actualmente se encuentren en la reserva, y sobre todo aquellos que hayan servido en las Fuerzas Armadas, tengan ciertas especialidades militares y experiencia relevante». Según sus palabras, los movilizados «antes de ser enviados a las unidades tendrán un entrenamiento militar adicional».

Al mismo tiempo, Putin ha ordenado que «todos los problemas de material, recursos y apoyo financiero para las empresas del sector de Defensa deben ser resueltos por el Gobierno de inmediato». En relación con los referendos convocados ayer por los cabecillas prorrusos de las regiones ucranianas de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, el jefe del Kremlin ha dicho que «permítanme enfatizar que haremos todo lo posible para garantizar la celebración segura de esas consultas».

 

Sendas consultas populares tendrán lugar entre el 23 y el 27 del presente mes de septiembre

Según su opinión, «el régimen represivo en toda Ucrania se ha intensificado de la manera más severa. La política de intimidación, terror y violencia está adquiriendo formas cada vez más terribles y bárbaras. No tenemos derecho moral a entregar a personas cercanas para que el verdugo las haga pedazos, no podemos sino responder a su deseo de determinar su propio futuro».

Así mismo, Putin ha advertido que «cuando la integridad territorial está amenazada, Rusia utiliza todos los métodos a su alcance, incluidas las armas nucleares. No es un farol». «Han lanzado el chantaje nuclear. Estamos hablando no solo del bombardeo de la planta de energía atómica de Zaporiyia, que amenaza con una catástrofe nuclear, sino también de las declaraciones de algunos representantes de alto rango de los principales estados de la OTAN sobre la posibilidad y admisibilidad de usar armas de destrucción masiva contra Rusia, armas nucleares», señaló. «A aquellos que se permiten tales declaraciones, quiero recordarles que nuestro país también tiene diversos medios de destrucción, y componentes individuales, más modernos que los de los países de la OTAN», insistió.

Críticas a Occidente

Para el primer mandatario ruso, «el objetivo de Occidente es debilitar, dividir y destruir nuestro país. Dicen directamente que en 1991 pudieron partir la URSS, y ahora ha llegado el momento de que la propia Federación Rusa se desintegre en muchas regiones en guerra». Y ha dicho estar convencido de que los países occidentales «llevan tramando tales planes durante mucho tiempo (...) promovieron bandas de terroristas internacionales en el Cáucaso, trasladaron la infraestructura ofensiva de la OTAN hasta cerca de nuestras fronteras. Han hecho de la rusofobia total su arma». Putin ha vuelto a repetir sin especificar países concretos, aunque evidentemente se refiere a Estados Unidos en primer lugar, que «empujaron a Ucrania a luchar contra nosotros».

El presidente ruso considera que «al pueblo ucraniano le han convertido en carne de cañón (...) era inevitable una ofensiva a gran escala en Donbass, como las dos anteriores que llevaron a cabo, y encima ahora atacando también Crimea, Por eso era necesaria la decisión sobre una acción preventiva», en alusión a la llamada Operación Especial Militar contra Ucrania lanzada el pasado 24 de febrero.

Para Putin, la autoproclamada República Popular de Lugansk (LNR) «está casi completamente limpia de neonazis. La lucha en la República Popular de Donetsk (DNR) continúa. Aquí el régimen de Kiev ha levantado una profunda línea de fortificaciones». «Ya he dado instrucciones al Gobierno y al Ministerio de Defensa para que determinen a la mayor brevedad el estatus legal de los voluntarios y combatientes de Lugansk y Donetsk. Debe ser el mismo que el de los militares regulares, incluida la atención médica y las garantías

Tras la comparecencia televisiva del jefe del Estado, en las pantallas apareció esta mañana también el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigu, para incidir en la cuestión de la «movilización parcial», señalando que «convocará a un total de 300.000 reservistas». Aunque, según Shoigu, supondrá «la utilización de alrededor el 1% del todo el recurso de la movilización. No se trata de ninguna movilización de estudiantes, y los reclutas de reemplazo no serán enviados a la operación especial» en Ucrania.

El ministro de Defensa ruso afirmó que «Ucrania ha perdido ya la mitad del ejército: 61.207 muertos, 49.368 heridos». En cambio, agregó, en las filas del Ejército ruso «murieron solamente 5.937 militares desde el comienzo de la operación». Según sus palabras, «ahora estamos combatiendo no tanto con Ucrania sino con el Occidente colectivo (...) cada día vemos ataques contra la población civil. Golpean hospitales, lugares llenos de gente».

«Pensamos que todo esto era por falta de control, pero en realidad se trata de un control total por parte de los patrocinadores e instructores occidentales. Han llegado recientemente muchos de ellos a Kiev, en total 150 personas. Casi por completo, el mando occidental que dirige la operación se encuentra en Kiev», concluyó Shoigu.

Ayer martes, la Duma Estatal (Cámara Baja del parlamento ruso) aprobó por unanimidad en tramitación urgente, en segunda y tercera lectura definitiva, una ley

que introduce los conceptos de «movilización», «ley marcial» y «tiempo de guerra». Añaden nuevos artículos al Código Penal ruso para endurecer los castigos a los que se nieguen a ser movilizados (entre 3 y 10 años de cárcel), a los desertores (hasta 10 años de reclusión) y a quienes se entreguen al enemigo como prisioneros (también hasta 10 años).