20
Sáb, Abr

Tensión máxima en la espera del veredicto del «Chapo»

Mundo
Typography

La decisión está solo en manos del jurado de su juicio en los juzgados federales de Brooklyn

(ABC) Desde el comienzo del juicio a Joaquín Guzmán Loera, más conocido como el «Chapo», siempre se ha dicho que es una película con el final contado: será declarado culpable de ser uno de los líderes del cartel de Sinaloa, responsable de la introducción de cientos de toneladas de droga en EE.UU. durante décadas y de crímenes violentos asociados con el narcotráfico.

La decisión, sin embargo, está solo en manos del jurado de su juicio en los juzgados federales de Brooklyn. Desde este lunes, las doce personas que tienen en sus manos la suerte del «Chapo» deliberan sobre el veredicto. Solo hay dos opciones -culpable o inocente- y deben llegar al decisión por unanimidad.

Este martes, en el segundo día de deliberaciones, la tensión estaba a flor de piel en el juzgado ante la posibilidad de un veredicto inminente. Algunos periodistas hicieron guardia en la puerta desde la medianoche, para asegurarse un sitio en la sala donde el «Chapo» escucharía el veredicto. La mezcla del cansancio y el nerviosismo hicieron que un plumilla leyera mal el contenido de un correo electrónico del servicio de información del juzgado y entrara en la sala de periodistas al grito de «¡Hay veredicto!». Se produjo una estampida camino de la octava planta, donde se ventila el caso del «Chapo». Fue una falsa alarma que redobló el clima de suspense sobre el desenlace del macro juicio, que ya se ha extendido tres meses.

Más tarde, se ha conocido que el jurado ha pedido acceso a cuatro testimonios: dos que tienen que ver con tráfico de efedrina (un medicamento que se usa para la fabricación de metanfetaminas) y los interrogatorios a los narcos colombianos Jorge y Alex Cifuentes. Esta petición hace muy difícil que hoy se llegue a un veredicto: los testimonios de los hermanos Cifuentes son largos, se extendieron durante días.

Mientras, el principal interesado, el acusado, esperaba la resolución en una celda pegada a la sala del juicio. Sus abogados y la fiscalía aguardaban en las inmediaciones, pendientes de una llamada del juez de que habría veredicto. Su mujer, Emma Coronel, permanecía sentada, como cada día, en el segundo banco de la sala, impertérrita, atusándose el pelo. Durante el juicio, se ha especulado que la ropa y los colores que elige son guiños que manda a su marido. Ayer iba completamente de negro.