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Mié, Abr

El periodista Jamal Khashoggi asesinado en octubre de 2018

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Cinco condenados a muerte en Arabia Saudí por el asesinato del periodista Khashoggi

El fiscal general saudí, Saud al Muagab, indicó en una rueda de prensa que además hay otras penas para otros seis condenados

(ABC).-Cinco personas han sido sentenciadas a pena de muerte en Arabia Saudí en relación con el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi, residente en EE.UU., mientras que los altos cargos procesados, incluido un asesor del príncipe heredero, Mohammed bin Salman (MSB), han resultado exonerados.

La decisión judicial se alinea con lo defendido por la monarquía saudí desde que se conoció la muerte de Khashoggi en octubre de 2018: ni el príncipe heredero ni las altas instancias del Gobierno ordenaron, dirigieron ni supervisaron el asesinato del columnista de The Washington Post, convertido en una voz crítica del régimen. Es una narrativa que contradice el análisis y las investigaciones de actores y organismos internacionales. La CIA concluyó que MSB ordenó el asesinato. Una investigación de la ONU determinó que las autoridades saudíes participaron en la destrucción de pruebas, que la responsabilidad iba mucho más allá de los procesados y que la muerte de Khashoggi fue «una ejecución extrajudicial de la que el Reino de Arabia Saudí es responsable».

Khashoggi fue asesinado en el consulado de Arabia Saudí en Estambul. El periodista se trasladó a Turquía desde su domicilio en Virginia, en las inmediaciones de Washington, la capital de EE.UU., para obtener documentos para su boda con una ciudadana turca. En el edificio diplomático le esperaban agentes saudíes desplazados hasta Turquía. Le mataron y cortaron sus miembros, sin que se haya encontrado todavía sus restos.

Según las autoridades saudíes, los agentes fueron a Estambul a «negociar» con Khashoggi su regreso a Arabia Saudí, pero los agentes se extralimitaron y le mataron. La versión no se compadece con las pruebas presentadas por Turquía, que denunció que el asesinato fue ordenado desde las más altas instancias de Riad. Según la investigación turca, quince agentes saudíes llegaron pocas horas antes del episodio a Estambul; entre ellos había un «doble» para engañar a las cámaras de seguridad y un forense con una sierra para cortar huesos. Las grabaciones obtenidas por los investigadores turcos, revelaron conversaciones de los agentes en las que se discutía como encajar los restos de Khashoggi en maletas y, antes del asesinato, uno de los agentes le calificó como el «animal para sacrificar».

Arabia Saudí cambió con el paso de los días la gestión de la muerte de Khashoggi. Primero negó los hechos y después abrió una investigación que ha parecido centrada en desvincular a la corona saudí -sobre todo, al príncipe heredero- del episodio. La oficina de la fiscalía saudí detalló ayer que se investigó a 31 sospechosos, de los que se detuvo a 21 personas. Once de ellos fueron procesados, de los cuales cinco han sido sentenciados a pena de muerte y otros tres han recibirán penas de cárcel con un total de 24 años. Las penas capitales en Arabia Saudí suponen la decapitación en un espacio público.

El juicio, que ha durado casi un año, fue envuelto en secretismo. No fue público, no se permitió el acceso de periodistas y los diplomáticos extranjeros que pudieron observarlo tuvieron que jurar su silencio.

La fiscalía no dio los nombres de los sentenciados, pero sí de los exonerados, todos ellos altos cargos: Mohammed al-Otaibi, cónsul en Estambul cuando sucedieron los hechos; Ahmed Asseri, subdirector de la inteligencia saudí, al que se responsabilizó en un principio de supervisar la operación; y Saud al Qahtani, un asesor muy cercano a MSB, que ni siquiera tuvo que pasar por el juicio «por falta de pruebas». Al Qahtani está entre las 14 personas sancionadas por EE.UU. por su participación en los hechos.

Agnès Callamard, la relatora especial de la ONU para ejecuciones extrajudiciales, que dirigió la investigación de los hechos para la organización internacional, calificó ayer el juicio de la muerte de Khashoggi de «burla» y denunció que «los matones son culpables y sentenciados a muerte» mientas que «los cerebros no solo se van libre, apenas han sido tocados por la investigación y el juicio. Es la antítesis de la justicia».

El editor de The Washington Post, el medio donde Khashoggi firmó sus últimas columnas, criticó que «la falta completa de transparencia y el rechazo del Gobierno saudí a colaborar con investigadores independientes sugieren que fue una farsa de juicio».

Entre quienes celebraron el resultado del proceso está el hijo mayor del asesinado, Salah Khashoggi. «La legitimidad de los tribunales se basa en dos principios: justicia y velocidad en en el procedimiento», explicó en un mensaje en Twitter. «Hoy los tribunales han sido justos con nosotros», añadió en un mensaje que cerró con una muestra de su confianza en que «se ha hecho justicia. Que Alá sea agradecido».

Khashoggi, el plebeyo que quiso reinar

Las circunstancias que presuntamente rodearon la muerte de Jamal Khashoggi tienen todos los elementos del cine de terror. Pero la vida del periodista disidente saudí contiene trazos de epopeya, que en muchos momentos se identifican con el pulso del turbulento Oriente Próximo antes y después del Once de Septiembre. Khashoggi estuvo al frente de varios proyectos periodísticos que pretendieron, sin éxito, cambiar la fisonomía de un Estado absolutista medieval, regido por la secta quizá más fundamentalista del islam, la wahabí. Quiso influir en la trayectoria de Osama bin Laden. Trabajó para los servicios de inteligencia saudíes bajo la cobertura de su trabajo como corresponsal en las guerras árabes. Defendió en sus comienzos el actual régimen de los Saud –pero el «moderado» anterior a 1979– y acabó fundando en el exilio un partido democrático y atacando ferozmente al nuevo «hombre fuerte» saudí, el Heredero Mohamed bin Salman.

Jamal Khashoggi no tenía sangre azul, pero su voz en Twitter, con casi dos millones de seguidores, fue la más influyente y la que gobernaba en las redes sociales. Seguir leyendo aquí.