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Mié, Abr

Los saqueos oscurecen las protestas en Nueva York y Trump exige mano dura

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«La ciudad está fuera de control, a la Policía no se la deja "hacer su magia", y el gobernador y el alcalde deben acabar con los disturbios», dice el presidente

(AB«¡Oeste, hacia el Oeste!», grita un chaval que ejerce como guía informal de una de las manifestaciones en Nueva York por la muerte de George Floyd. Es blanco, va de negro, y controla las movimientos desde una bicicleta de carreras vieja. Se tapa la cara con algo que se ve poco estos días: un pañuelo con la bandera de EE.UU. «Por allá hay policía», explica a ABC sobre el cambio de rumbo. Ha pasado media hora del toque de queda impuesto a las ocho de la tarde. El alcalde, Bill de Blasio, lo adelantó tres horas después de que en la víspera varias zonas de Manhattan fueran pasto de saqueos.

El grupo se para ahí mismo y se escucha un discurso mientras se hinca una rodilla, un gesto que inició el jugador de fútbol americano Colin Kaepernick -le costó su carrera-, que dividió al país -para algunos, es una afrenta al ejército de EE.UU.- y que con las protestas generalizadas en todas las grandes ciudades estadounidenses apunta a ser normalizado. La rodilla adquiere estos días un sentido mayor: fue con la que un agente de policía, Derek Chauvin, apretó durante casi nueve minutos contra el cuello de Floyd, un hombre negro, desarmado, esposado y sujeto por otros dos policías.

Es la esquina de Broadway y la calle 8, en el Greenwich Village, el que fuera el barrio de la bohemia neoyorquina buena parte del siglo XX. Apenas levantan la rodilla los manifestantes, un estruendo sacude al grupo, de unas trescientas personas. Un puñado de chavales han roto los ventanales de una tienda de GAPSaltan los cristales, la gente huye por todos lados, un saqueador se escapa con una sonrisa y un maniquí debajo del brazo. Llega la policía, el grupo se recompone, sigue la marcha.

Esa ha sido la tónica de las protestas de la tarde y noche del martes en Nueva York: protestas en su mayor parte pacíficas oscurecidas por actos vandálicos aislados. Media docena de manifestaciones, algunas improvisadas, han serpenteado las calles de Manhattan y de Brooklyn. El toque de queda impedía la presencia de protestas, pero la policía está haciendo la vista gorda si no hay incidentes. El problema es que ocurren. Más tarde, otro grupo han arrancado los tablones protectores de una tienda de Zara y han cogido las prendas que han podido. La policía ha realizado un puñado de arrestos, que se suman a las decenas en el resto de la jornada.

Más tarde, han seguido los destrozos, los saqueos y los enfrentamientos con la policía en otras zonas del Sur de Manhattan. Es una realidad -protestas pacíficas teñidas de disturbios- que se ha vuelto a repetir en otras grandes ciudades del país, que prolongan las manifestaciones por el último caso de abusos policiales. Hubo concentraciones en la capital, Washington; gas lacrimógeno contra los manifestantes en Atlanta; protestas enfrente de la casa del alcalde, Eric Garcetti, en Los Ángeles; disturbios en Milwaukee o Portland y recordatorios y homenajes, una noche más, a Floyd en Mineápolis.

Pero la mayor parte de la atención se la llevó Nueva York, por el alto número de manifestantes y por ser la principal ciudad del país. Donald Trump, que creció e hizo carrera en el ladrillo en la Gran Manzana, aprovechó para centrar sus peticiones de mano dura en la que fue su ciudad. Criticó que a la policía no se la estaba dejando hacer «su magia» pero que «por el impulso que les han dejado tomar a la izquierda radical y a otros, van a necesitar más ayuda».

A pesar de que la mayoría de las protestas son pacíficas, el presidente de EE.UU. aseguró que Nueva York está «totalmente fuera de control», que el alcalde, Bill de Blasio, y el gobernador, Andrew Cuomo, deben «acabar con los disturbios ya» y se preguntó que «cuándo pedirán ayuda al Gobierno Federal».

Las protestas e incidentes han continuado pasada la medianoche. Un grupo de manifestantes quedó encerrado entre dos barreras policiales en el puente de Manhattan y se han registrado más saqueos y disturbios en una madrugada que vuelve a ser muy larga.