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Jue, Abr

Pedregal de Cantaluna... del paraíso al infierno

Municipios
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El novedoso conjunto habitacional sustentable de Casas Paquimé resultaron “casas de cartón que están en riesgo de caer”

 

Por: Claudio Vargas /Enviado Especial 

 

Acapulco Gro., 19 de septiembre del 2021(Noticias Acapulco al Desnudo.com) El sismo de 7 grados que azotó a Guerrero, el pasado 7 de septiembre, puso al descubierto lo endeble del conjunto habitacional denominado “Pedregal de Cantaluna y Casa Paquimé”, que fueron de ser casas de ensueño y paraíso, al mismo infierno, según relatan propietarios de departamentos, casas y Penthouse que vieron cómo en segundos, las paredes se desmoronaban como si fueran de adobe.

 

Bajo el lema de publicidad: “Lo único imposible, es aquello que no intentas”, estrena tu casa este 2021, atraen la atención de quienes no tienen un espacio propio para vivir. El llamado desarrollo inmobiliario sustentable con armonía con la naturaleza, con costos de 519 y 600 mil pesos, son ahora, lo que algunos le llaman, las “casas de cartón”, por aquello que se caen a pedazos.

Y no es para menos, se trata de al menos 720 viviendas en 7 etapas, edificadas en un valle bajo los pies de cerros y montañas, con vista al mar y la laguna de Pie de la Cuesta, a 20 minutos de Acapulco.  Se localiza en la inmediaciones del poblado el Pedregoso en la zona poniente del municipio, donde pernoctan cerca de 3 mil personas, que ahora, demandan a la constructora que de la cara por las afectaciones o de lo contrario le regresen su dinero porque firman, "les vendieron casas endebles e inhabitables". Al ver el estado de los daños por el sismo, ven que todo fue un “fraude”.

 

La magia con la que promovía las viviendas del Pedregal de Cantaluna y Casas Paquimé, en internet, se desvanece con el terremoto,  pues reveló que las paredes de los edificios fueron construidos con tabicón de adobe mezclado con mortero y en vez de columnas y trabes de carga, llevaban varillas y Armex. Los techos los hicieron de loza acero, un lámina de acero inoxidable con canales y recubierto con una delgada capa de cemento.

 

El movimiento telúrico del 7 de septiembre también mostró la complicidad de los gobiernos e instituciones de crédito para vivienda, de aliarse con la empresa constructora y permitir desarrollos inmobiliarios sin garantizar la calidad de los materiales y estructuras de edificios y casas que se desmoronan como si fueran de tierra. 

Según un dictamen de Protección Civil del estado de Guerrero, luego del terremoto hicieron una inspección en la zona del desarrollo inmobiliario y constataron que l mayoría de las viviendas están en condiciones de “inhabitables”, por las fisuras y cuarteaduras de paredes, pisos y techos.  

Nancy Cervantes Espinoza, adquirió su crédito para comprar una vivienda en el Pedregal de Cantaluna, Casas Paquimé, mediante un crédito Fovissste.  Se quedó en el condominio 2 edificio 41,  financiado a 20 años. Su casa resultó dañada por el temblor y la aseguradora le dijo que si se hubiera caído todo, le hubiera pagado un millón y medio de pesos, pero como las afectaciones fueron por la mala calidad de su estructura, -culpa de la constructora- ahora solamente le queda esperar qué va pasar con la inversión patrimonial de toda la vida. Pide a los dueños de la empresa, Roberto Malvido y Hugo Cuesta que den la cara.

 

La filosofía de arquitectura de la desarrolladora inmobiliaria es “convivir con equilibrio del medio ambiente y vivir con la armonía de la naturaleza”, y ahora con lo ocurrido por los sismos, cientos de personas duermen a la intemperie; unos en canchas, estacionamientos y otros bajo la sombra de un árbol ante el temor de ser sepultados por los edificios en ruina.

 

 El caso de Isabel Carrión, originaria de la Ciudad de México que buscaba en Acapulco, el mejor lugar para vivir. El paraíso perdido que encontró al comprar un condominio en Pedregal de Cantaluna-Casa Paquimé. Y no compro cualquier casita, se fue por el llamado Penthouse, valuado en 600 mil pesos, que liquidó en el mes de diciembre para no tener la deuda a 30 años.  

La inversión fue tanta, que al momento de hacer cuentas con la constructora, se percató que se había pasado de pagos. Tenía saldo a favor por un monto de 30 mil pesos. Su propiedad, en el 9F-24  debe ser analizada por expertos en construcción, para evaluar los daños en su estructura que están a la vista de todos.  

 

Los dueños de la desarrolladora inmobiliaria, los multimillonarios Roberto Malvido y Hugo Cuesta, no han dado la cara desde aquel 7 de septiembre. Las personas afirman que si no les regresan el dinero, irán a la Ciudad de México, con el presidente Andrés Manuel López Obrador y denunciarán el fraude de las llamadas “Casas de cartón”, que se desmoronan como si fueran hechas de tierra comprimida.  

 

El antecedente de 20 casas que se derrumbaron totalmente en Morelos 

 

Pero tal parece que la empresa constructora Cantaluna- Casas Paquimé-, dedicada a la construcción de casas de interés social no es la primera vez que vive un caso de daños a sus edificios, pues se tiene el dato que en el año 2017 en Cuernavaca Morelos, se les cayeron al menos 20 casas por un temblor de menos intensidad. 

En  aquel estado, la situación fue la misma. No dieron la cara y la gente tuvo que demandar  a los dueños de la inmobiliaria, porque habían perdido toda su inversión y tampoco querían asumir los costos de los daños.

 

Lo peor del caso, es que los propietarios de la empresa, se jactan de ganar premios por sus proyectos de creación de vivienda a costos accesibles, sustentables y novedosos sistema de construcción.  Han invertido miles de millones de dólares en condominios, edificios y casas en varios estados del país, con la misma técnica de hacer las paredes con varillas verticales, tabicón de una mezcla de mortero con adobe y losas de acero.

 

El proyecto original Cantaluna-Casas Paquimé se modificó y la otra etapa ya no les autorizaron terminarla 

 

Todos sin acepción, que compraron sus viviendas en la zona poniente de Acapulco en Cantaluna- Casas Paquimé, no cuentan con planos de sus bienes adquiridos. Tampoco saben cómo es que fueron construidas sino que al momento del sismo del pasado 7 de septiembre, se percataron que eran de materiales muy pobres y poco resistentes.

 

La explicación que la gente es que el proyecto se modificó y lo que es peor, las autoridades municipales, ya no les permitieron terminar la última etapa de edificios por irregularidades cometidas por la empresa constructora.  De hecho los propietarios tienen un grave problema de desabasto de agua potable, entre otras cosas.

 

Recientemente en una sesión de cabildo, en el ayuntamiento de Acapulco, la presidenta Adela Román Ocampo, indicó que la empresa constructora no cumplió con un acuerdo con el municipio en el tema de la donación de una superficie de tierra y en consecuencia ya no les autorizaron la terminación de la otra etapa de nuevos edificios. 

 

El censo que no es censo de los servidores de la nación en Cantaluna-Casas Paquimé

 

Servidores de la nación realizan un censo en la zona de afectación, pero son selectivos en la forma tan desordenada en la que están llevando a cabo los registros de casas con daños por el temblor, denuncian propietarios de las viviendas.

 

La narrativa y testimonios de los inconformes, refieren que si el dueño de la casa no vive en ella, “no será censado”, tampoco si su credencial del lector no coincide con el domicilio de la vivienda e incluso hay casos que simplemente no los toman en cuenta porque “ellos deciden a quién sí y a quién no”.   

 

Entrevistada en la entrada principal de Cantaluna, Leticia Jiménez Bernal, sostiene que a ella no la quisieron censar los servidores de la nación. Comenta que hay muchas irregularidades en la forma de cómo están llevando a cabo los registros de los daños. A ella no se le olvida lo que le dijeron los de Protección Civil, “los edificios se torcieron con el temblor”, sus casas representan un peligro para la vida de quienes las habitan.

 

Nadie sabe qué va pasar con ese conjunto habitacional de ensueño. La gente está más que molesta  y amenazan con paralizar la ciudad si la empresa constructora no se hace responsables de las afectaciones.