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Vie, Abr

BAJO FUEGO /Tierra de bandidos /José Antonio Rivera Rosales

Opinión
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Con más de 30 libros en su haber, Manú Donrbierer ha sido de siempre una prolífica periodista y escritora enamorada del puerto de Acapulco tanto comou gente. 

   Es conocida su disposición a promocionar al puerto a través de sus relatos que retratan de cuerpo entero a otros promotores y benefactores de Acapulco a lo largo del tiempo. Su compromiso está anclado más en el apoyo al Acapulco de los pobres, de los que trabajan arduamente, de los barrios populares y de la propia bahía, tanto como ha mostrado su repudio por el Acapulco de las élites y los privilegiados. 

   Con el fin de completar sus ingresos, Manú construyó un espacio apropiado para suministrar servicios de oxigenación a población necesitada a través de una cámara hiperbárica. Ese tipo de servicio sólo lo proporcionan dos instancias más, pero a costos prohibitivos.

   Con el gobierno de Luis Walton, mantuvo un convenio para suministrar la oxigenación hiperbárica a un número indeterminado de pacientes de población abierta, en especial a personas con problemas de metabolismo o con insuficiencias cardiacas.

   A ese convenio se le dio continuidad con el entrante gobierno de Evodio Velázquez, quien personalmente le dio su aprobación para seguirlo proporcionando, como ya se dijo, especialmente a personas carentes de esa posibilidad de atención médica.

   Para su sorpresa, el titular de la Dirección de Salud Municipal, Gerardo Eger Gálvez, sorpresivamente canceló el servicio y, con el más absoluto desparpajo, simplemente dejó de pagarlo. 

   Eger Gálvez saltó a la fama de manera inopinada cuando en 2016 su secretaria Karen Jazmín Arroyo, comenzó a publicitar en la red social una serie de fotos en las que posa feliz en centros de recreo como Disney World, en los Estados Unidos. Era claro que ese viaje fue pagado por el propio Eger Gálvez. 

   A partir de esa fecha se conoció, a través de los mismos empleados de Salud Municipal, que metió a la nómina municipal a varios de sus familiares cercanos como su hermano y su esposa, cobrando doble mediante la socorrida fórmula de la lista de raya.

   No obstante que se hizo público, en ningún momento se conoce que el alcalde Evodio Velázquez le haya llamado la atención o, mejor aún, se haya aplicado una sanción al referido funcionario, a quien la escritora define como “un bandido de siete suelas”.

   Este médico sin escrúpulos “le está haciendo mucho daño a Acapulco”, opinó la escritora sobre ese funcionario municipal que, hasta la fecha, sigue despachando como titular de Salud Municipal, lo que resulta francamente inaceptable.

   Pero no se trata sólo de esta joya de límpida conducta en la administración municipal. 

   Hace pocos días, promovido por quien sabe quién, otro bandido arribó a una instancia de mando en el Ayuntamiento de Acapulco: se trata de Jaime Alberto Soria Villa, quien fue designado como síndico procurador de Gobernación, Justicia y Seguridad Pública, en perjuicio de toda la ciudadanía acapulqueña.

   De este sujeto existen referencias muy cercanas sobre su conducta personal, mediante la cual ha expoliado hasta a sus amigos más cercanos procedentes de la Universidad Autónoma de Guerrero -como, por ejemplo, colocarlos a trabajar en el gobierno municipal a cambio de quedarse con la mitad de su paga-.

   Esa fue la conducta que como director de Vía Pública ejercitó en los dos primeros años de gobierno de Evodio Velázquez, además de permitir que clientes privilegiados pudieran disponer de espacios en la calle sin ser molestados por el personal oficial a cambio, claro, de módicas cantidades de dinero.

   Las referencias, comprobables, parten de quienes fueron sus compañeros en la grilla universitaria en la UAG, desde donde un grupo de sus examigos lo acompañaron en su cargo y correrías como director de Vía Pública. Con este precedente, la gestión de Evodio no se distinguió mucho de los gobiernos corruptos que le antecedieron.

   Ahora Soria Villa fue designado como síndico procurador de Gobernación, Justicia, Seguridad, Policía y Gobierno, en sustitución del inepto Ilich Lozano Herrera, quien se lanzó como candidato a la alcaldía de Acapulco (¡alguien que desengañe a Ilich, por favor!).

   Entregar a Soria Villa la Sindicatura de Gobernación, Justicia y Seguridad es como entregar la Iglesia en manos de Lutero, según reza la conseja popular. En este caso equivale a entregarle al diablo la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) del municipio de Acapulco.

   Y es que como síndico de Justicia y Seguridad este bribón tomó el mando indirecto de la Policía Preventiva Municipal (PPM), así como de la Policía Vial, corporaciones con las cuales adquiere de facto control de la ciudad. ¡Imagínese usted!

   Pero además, en el último boletín del Ayuntamiento se informó que ya tomó protesta como presidente de la Comisión de Honor y Justicia de esas corporaciones. ¡Válgame Dios!

   Es de esperar que, en el futuro mediato, pronto sabremos de las trapacerías, asaltos, colusión con delincuentes y otras linduras que protagonizará este bandido al mando de la PPM, lo cual nos hace deducir que la violencia terminará por sentar sus reales en esta ciudad, calificada como la capital de los homicidios por un influyente diario estadunidense.

   Lo más lastimoso de todo este asunto es que nadie, absolutamente nadie, le ha informado a Evodio Velázquez lo que se le viene encima con este delincuente metido a síndico procurador de justicia.

   Una sola pregunta: ¿Quién recomendó y/o apadrinó a este bandido, para ocupar tan delicada responsabilidad en el ayuntamiento porteño?

   Porque la persona que lo apadrinó será la responsable de lo que suceda en el puerto en los meses venideros, en los que por cierto se desahogará el proceso electoral más competido de la historia reciente del país. Ya veremos.