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Jue, Abr

Epicentro / Edificio construido como pirámide invertida/ Claudio Vargas

Opinión
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Vivimos en un mundo donde todo se hace al revés, las política públicas en un estado como Guerrero, donde el extrema pobreza y la violencia lacera la vida de miles de personas, es apenas la primera piedra de una edificio construido como pirámide invertida.

 

Sin ser especialista en lo que algunos llaman la técnica de la economía global, podemos ver que en la elaboración de presupuestos para el ejercicio fiscal, el gobierno no mide ni construye en base a la necesidad que se tiene en la entidad, sino  en cómo podrían manejar esos recursos sin mitigar la gran hambre que azota esta región del sureste mexicano.

La desproporción en la asignación de recursos públicos en los diferentes rubros, deja ver cuál es el interés de un gobernante. Solo para analizar un poco el tema de cuánto dinero se invierte en el presupuesto del Hospital Donato G. Alarcón, localizado en Ciudad  Renacimiento es a penas de 9 millones de pesos, insuficientes para operar y comprar insumos y medicinas.

Pero en abismal contraste, a la Filarmónica de Acapulco, le otorgaron nada menos que 35 millones de pesos. Pero si a eso le agregamos que a la Comisión Estatal de los Derechos Humanos en Guerrero, le dieron 90 millones de pesos anuales, nos desmayamos porque le invierten tanto dinero a un aparato burocrático que poco ayuda a la sociedad y solo sirve a intereses de quién les paga tan semejante presupuesto.

En centro de salud, de los 81 municipios, no hay médicos, tampoco medicinas porque el raquítico presupuesto asignado a la salud no alcanza para cubrir los gastos de medicinas y pagos a enfermeras y médicos.

Si analizamos el presupuesto  que se asignó a otras dependencias del gobierno que no son auditables, porque según tiene que ver con el desarrollo social, es para los diputados del Congreso de Guerrero, pidan la transparencia en el manejo de los recursos porque son de los impuestos del pueblo.

Esto es solo una probadita de lo más adelante, analizaremos en el tema de los presupuestos y la aplicación desmesurada de los recursos que no son utilizados para equilibrar la gran desigualdad social que hay en la entidad.

Nadie se explica por qué los diputados del Congreso de Guerrero, aprobaron un presupuesto desproporcionado, cuando ni siquiera ellos, tienen la conciencia de qué es lo más importante, porque para los legisladores lo importante no es el tema del presupuesto sino el terreno de lo político.

En medio de la pandemia, no hay recursos que alcancen. No hay un estado con las mejores condiciones en la que los ciudadanos tenga capacidad económica para sostener una cuarentena sino es mediante recibir limosnas o paliativos.

Hasta cuándo se construirán planes de gobierno, dando prioridad a la salud, educación, al desarrollo social y apoyo a la industria y el campo, no lo sabemos. La clase política solo piensa en proyectos políticos y en crear espacios burocráticos para usar recursos públicos y generar fuentes de empleos bien pagados solo para quienes sirven al poder.

La democracia quedó a medias, la política ahora se considera como un negocio y no como una forma de ayudar a la gente. Nuestros gobernantes no viven en la justa medianía, ellos viven como las minorías privilegiadas y  no como las mayorías, lo que deja ver el verdadero interés que tienen y no es precisamente el ayudar a esta sociedad.

El verdadero problema es que se llega a la política como una forma de hacerse rico, a costilla de lo que sea y terminan hipotecando la confianza de la gente. Y tal parece que se aprende a vivir más del dolor que de la bonanza. En Guerrero, se aprende a vivir con nada. Esta pandemia deja ver que si la gente al menos en Acapulco, no trabaja no come.