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En Ayahualtempa, el grito de auxilio de indígenas sin eco; sigue la violencia en la Montaña baja

Política
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El Grupo delincuencial de  “Los Ardillos”  amo y señor de las comunidades y pueblos 

 

Por: Jesús Solano

 

Chilpancingo Gro., 08 de enero del 2022.- El grito de auxilio de indígenas de las comunidades de la Montaña Baja de Guerrero, no tiene eco en las autoridades de los tres niveles de gobierno; el infierno que viven por el asedio del grupo criminal denominado “Los Ardillos”,  ha sembrado terror y miedo.

 

La impotencia de ver que están solos en medio de grandes montañas y que pese a que han denunciado la desaparición, secuestros y asesinatos de campesinos en esa región no han tenido respuesta alguna ante semejantes actos que tal parece que no tiene para cuanto terminarse.

 

El día 07 de enero, integrantes del Consejo Tradicional del Gobierno Náhuatl , manifestaron durante una asamblea con habitantes de las comunidades de El Caracol, Los Pinos y Amatitlán, en Ayahualtempa, que ya si los gobiernos no actúan contra el grupo criminal “Los Ardillos”, serán los  niños y niñas los que tomarán las armas para defender a sus familias.

 

Aunque parezca grotesco, por aquello de los llamados –derechos de los niños y las niñas-, la situación de inseguridad que se vive en pueblos y comunidades de la Montaña es inadmisible y ante lo que ellos consideran como una indiferencia de las autoridades responsables de garantizar la paz y peor aún, que sea la propia policía del municipio de Joaquín Herrera, la causante de la desaparición forzada del joven José Juan Reyes Román de 22 años es una muestra de la descomposición y el vínculo de los cuerpos de seguridad con la delincuencia.

 

“Fueron policías municipales los que secuestraron a mi hijo”

 

El testimonio de Alejandro Reyes Mendoza padre de Juan Reyes Román, el joven que fue levantado por la policía municipal cuando conducía su motocicleta sobre la carretera que conduce a Chilapa aquella tarde del 11 de diciembre es desgarrador.

“Lo mandamos a comprar un pollo y ya no regresó”, había dicho el padre a reporteros que tuvieron el valor de subir a cubrir la marcha en Ayahualtempa, para exigir justicia. 

 

 Este solo un caso de otros más que se suman a la ola de secuestros y asesinatos en esas comunidades apartadas de Guerrero. El problema de la inseguridad –dijo- Reyes Mendoza, también está afectando en el tema de la educación, pues cientos de estudiantes ya no asisten a la escuela por el temor a ser víctima del grupo de la delincuencia que azota esa zona.  

 

El clima y el paisaje de esos pueblos y comunidades es grandioso, quienes visitan esos lugares quisieran no dejarlos nunca. Pero ahora todo eso se ve empañado por la violencia que se vive y en medio de todo eso, son los propios indígenas quienes al –no ver respuesta alguna de los gobiernos- tendrán que tomar las armas para garantizar la sobrevivencia.

 

“Niños indígenas dispuestos a tomar las armas”

 

La decisión ya está tomada el Consejo Tradicional del Gobierno Náhuatl ha  preguntado al menos 70 menores si estarían dispuestos a tomar el fusil para defender a sus familias y tras levantar la mano, dieron 8 días de plazo  a las autoridades para poner fin a la violencia.

 

Esta acción desde luego va perturbar a propios y extraños, pues en un estado donde los niños deberían ser el futuro de este país, ahora son los que tendrían que arriesgar su vida, para garantizar lo que constitucionalmente el gobierno municipal y del estado a saber la paz y la tranquilidad  de los pueblos indígenas. 

 

No estamos hablando de un sitio de centroAmérica, no, se está viendo una cruda realidad, donde en Guerrero, los niños tomarán las armas para combatir a la delincuencia, cuando se tiene un aparato de estado con miles de policías que lejos de cumplir con su encomienda se ponen de lado de los delincuentes.