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Cuando desde Bucareli se hace votar a los muertos y abstenerse a los vivos

Política
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Epicentro / Claudio Vargas       Acapulco Gro., 12 de septiembre del 2017 (Noticias Acapulco al Desnudo.com) Asoma ya el proceso electoral 2018, en medio de un manto de terror producido por el fenómeno de la violencia en Guerrero, viene a la mente aquellas palabras de Cosío Villegas ¿Para qué diablos sirve una ley electoral si desde la computadora de Bucareli se hace votar a los muertos y abstenerse a los vivos?

Desde que se ve a los actores políticos, irse de boca por colocarse en los traseros de los camiones o ser vistos a lo lejos en las alturas de un espectacular. Violentar la ley es lo que menos les importa en su ajetreado camino a una candidatura. Amén de que sin tener la menor idea de lo que se enfrentarán más adelante en esos espacios de poder, que están más pesados que la loza que se cargó el Pípila; buscan vivir y cumplir el sueño de ser diputados, regidores o alcaldes. En una sociedad con letargo político y somnolencia, los suspirantes o aspirantes se tiran a matar. Van con todo, no importa la ocurrencia o frases que tengan que sacarse debajo de la manga, pues saben que no hay mayor problema; no existe el despertar de la conciencia de la gente que, por 200 pesos, una despensa, lámina de cartón o bulto de cemento, entregan lo poco que les queda, a saber, su dignidad, aunque esto signifique vivir después en un infierno o mar de sufrimiento. En el centro de la catarsis, el bipartidismo salió ya de lo cotidiano y va en busca de una gran alianza o frente que intenta en lo más poner el STOP al llamado Proyecto de Nación de Andrés Manuel López Obrador. Y es que desde los años cuarenta, el PRI y el PAN, han venido juntos y pegados en su vehemente deseo de no perder el control político de poder y cerrar tope donde tope, a los partidos y organizaciones de la izquierda. Lo indeseable aquello que llamaron el establecimiento de un régimen neocolonial, corporativo y centralista, un país de ciudadanos y no de siervos, donde en un principio se pensó que con la revolución esto terminaría parece que no. En un artículo titulado “Los obreros y el poder”, en el libro de Enrique Krauze, se lee: Los políticos no salvarán nunca a la clase obrera, a pesar de todas sus promesas. Antonio Díaz Soto y Gama en El Sindicalista 1913. En las calenturas prematuras de la contienda que aun oficialmente no arranca, un integrante de la sección 112 de la CTM, Rodolfo Escobar, del PRI, levantó la mano y dijo voy corriendo tras el puesto o cargo de elección popular a saber la presidencia de Acapulco. Empero ni tarde ni perezoso, el legendario y eterno líder estatal de esa central obrera, Antelmo Alvarado García, haciendo uso de sus facultades y de la poca fuerza física que lo sostiene, y aplicó las palabras del código de Fidel Velázquez, “No servir de escalera a fin de que ascienda ningún político improvisado”, y dijo que la CTM no tiene candidato y en este momento no se pronuncia por nadie, porque argumentó que “no son los tiempos”. Hablando de frase, viene a la mente, aquel electricista y miembro de la casa del obrero mundial, Luis N. Terrones, buen orador de su tiempo que expresó: “Bienaventurados los idealistas, porque de ellos es el reino de todos los desastres”. La democracia sigue siendo el gran sueño en cada proceso electoral y el fantasma de Bucareli, sigue en pie de aparición. Los fraudes son ya cosa normal en un sistema bien estructurado que, usando inteligentemente la maquinaria de las instituciones, ha logrado mantener en el poder a una clase política que ha dejado a este país en la vil ruina. Amén de que son más las desgracias políticas que los aciertos.