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Aspirantes y suspirantes...Los prospectos (1)

Política
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BAJO FUEGO/ Por: José Antonio Rivera Rosales

Aunque en su plataforma política resultan atractivas algunas propuestas como la construcción de una economía social de mercado y mecanismos de democracia directa, que suponen una intención de inclusión social, en los hechos el Frente Ciudadano por México parece estar empantanado. La selección del candidato presidencial, que deberá salir de las filas del PRD o del PAN, parece que los ha sumido en un marasmo del que no pueden salir. Una situación similar se registra en Acapulco, el municipio más emblemático de Guerrero, donde las cosas pintan para mal.

Tan así, que parecen insalvables las diferencias entre la membresía de Movimiento Ciudadano de Luis Walton y la tribu perredista Nueva Mayoría que encabeza el alcalde Evodio Velázquez Aguirre, condición que mantiene en el aire un posible acuerdo para definir la candidatura que estaría impulsada por esa coalición electoral.

Durante todo el 2016 y este 2017 que está por terminar, las dirigencias formales de MC mantuvieron un golpeteo político incesante contra Velázquez Aguirre precisamente para torpedear su proyección política. Ahora no se vislumbra alguna posibilidad de que se pongan de acuerdo para definir una candidatura común, lo que podría cancelar de facto la citada alianza.

La nueva dirigencia en el Partido de la Revolución Democrática, encabezada por Ricardo Barrientos, tendrá que tejer fino si quiere mantener a flote la coalición política que en el plano nacional establecieron las cúpulas del PRD, PAN y MC. 

Aun así, no se ve por dónde pudiera abrirse una rendija de acuerdos entre el sector del PRD que encabeza Velázquez Aguirre y la membresía de la que es dueño Walton Aburto. La reconciliación es imposible.

En particular debido al interés por la reelección anunciada de Evodio Velázquez, a quien parece que la suerte se le terminó. Al munícipe su propia tribu Nueva Mayoría le cerró el paso a partir de que Beatriz Mojica cuenta con una amplia posibilidad de competir por una senaduría, que era la salida que el edil tenía frente a sí para escapar de la ratonera en que se convirtió la administración pública municipal. 

 En reciente visita a Guerrero, Beatriz Mojica sugirió que los ediles perredistas -incluido Evodio, desde luego- buscaran la reelección para dejar a todos los aspirantes amarillos en libertad de competir por todos los demás cargos de elección popular.

 Eso es como decirle: tú no vas a la senaduría, me toca a mí.

 Así que la única forma de que el cuestionado Evodio compita es por medio de una reelección, lo que dadas las condiciones actuales se antoja imposible. Otra opción posible sería una diputación plurinominal, pero ahí es donde las demás tribus perredistas también buscan competir.

 Así pues, a menos que suceda algo extraordinario, Evodio Velázquez deberá terminar su periodo o imponerse ante el CEN del PRD para que le aparten un espacio en las diputaciones pluri, que son diputaciones de partido y que, por tanto, se reservan a las dirigencias factuales del mismo órgano partidista.

 Pero, además, al joven edil le convendría terminar su mandato para que se enfoque en poner orden en su gobierno de jóvenes imberbes, que se sirven con la cuchara grande a la hora de hacer negocios con la administración pública. De lo contrario, ya se observan problemas en el horizonte en particular a partir de una investigación en curso sobre propiedades que transcurre en el más absoluto sigilo.

 En el caso del MC las cosas no podrían estar peor: la única posibilidad de que Ricardo Mejía, el delfín de Walton, sea postulado como candidato a la alcaldía sería separado de la coalición pomposamente denominada Frente Ciudadano por México.  Pero actuar separado del frente sería como vivir en el horror.

 Para ganar con holgura la alcaldía de Acapulco se necesitan entre 80 y 100 mil votos, de los cuales carecen por sí mismos los partidos que integran la alianza electoral. La coalición PRD-PT que postuló a Evodio en la pasada contienda electoral ganó con poco más de 67 mil votos, unos 2 mil 600 más que el candidato priista Marco Antonio Terán Porcayo.

 Con esa referencia, el capital electoral con que cuenta Movimiento Ciudadano es de apenas 20 mil votos, los que de ningún modo le permitirían ganar la elección a Ricardo Mejía Berdeja, el prospecto de Walton.

 En este contexto, sólo postulando a una nueva figura -que en modo alguno serían ni Velázquez Aguirre ni Mejía Berdeja- podría esa alianza electoral remontar sus posibilidades para retener la administración pública municipal.

 ¿Pero quiénes serían los prospectos para la alcaldía?

 Bueno, como decía Rubén Figueroa Figueroa, en aquella alegoría que se hizo una máxima famosa del priismo mostrenco, “la caballada está flaca”.

 De la oferta política que se conoce tenemos a la vista a Víctor Aguirre Alcaide, David Jiménez Rumbo, Ilich Lozano Herrera y Francisco Torres Miranda. El problema es que de todos no se hace uno.

Aguirre Alcaide es activo del grupo político aguirrista, pero carece de brillo personal para contender por la alcaldía. Es un sujeto gris, que no ha mostrado hasta ahora prendas suficientes para contender con éxito frente al candidato que pudiera lanzar el priismo. David Jiménez Rumbo es el jefe de su propia corriente política, el Grupo Guerrero. Pero es un delincuente y, probablemente, padece problemas psiquiátricos. 

Ilich Lozano, el actual síndico del municipio, es un junior de la política impulsado y cobijado en todo momento por su mami. Y Paco Torres fue destapado recién por la corriente encabezada por Bernardo Ortega, un personaje que ha sido vinculado a un grupo delictivo que tiene el control de la zona centro de Guerrero.

 Así pues, si no cuentan con un candidato fuerte para la alcaldía, lo más probable es que en 2018 el PRD pierda la administración municipal. Y después de esa hecatombe, saldrán muchos trapos sucios a relucir. Sólo es cuestión de tiempo.