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BAJO FUEGO/ Los prospectos (2) / José Antonio Rivera Rosales

Política
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En octubre pasado, en ocasión de la Convención Estatal del PRI, el gobernador Héctor Astudillo expresó que el dedazo, el amiguismo y el compadrazgo serían la muerte del PRI, que deberá escoger a los mejores para los comicios de 2018.

   Si hemos de entender correctamente las palabras del mandatario, entonces sigue abierta la puja por la candidatura priista a la alcaldía de Acapulco.

   Varios son los pretensos para esa candidatura que en 2018 deberá contender en condiciones inéditas por la alcaldía más importante de Guerrero en términos económicos, pero entre ellos los hay quienes tienen compromisos inconfesables.

   En el pasado inmediato el gobernador Astudillo pareció mandar señales que indicaban que su favorito era Ricardo Taja Ramírez. Y puede ser que aún lo sea, pero las condiciones han cambiado.

   Para la candidatura priista a la alcaldía se han apuntado Julieta Fernández Márquez, Marco Antonio Terán Porcayo, César Flores Maldonado, Ernesto Rodríguez Escalona y el aludido Ricardo Taja. 

   Aunque ha manifestado públicamente que aspira a ser alcaldesa de Acapulco, lo cierto es que Julieta Fernández parece no estar en el ánimo de la cúpula priista integrada por los jefes políticos de Guerrero, y menos en el ánimo presidencial. 

   Aunque ha hecho y sigue haciendo labor de asistencia social, la verdad es que Julieta parece estar contemplada en la fórmula para el Senado de la República por parte de la dirigencia priista, lo cual complica sus planes para la alcaldía de Acapulco. 

   Si la actual diputada federal es seleccionada para el Senado, tendrá que esperar turno para volver a competir por la Presidencia Municipal de Acapulco, pero con seguridad conoceremos a una Julieta Fernández con más fogueo de combate, con más experiencia legislativa y, con bastante seguridad, enarbolando un proyecto de gobierno mucho más maduro para el puerto de Acapulco.

 Terán Porcayo casi gana los comicios en 2015, con apenas una diferencia de 2 mil 600 votos que la autoridad electoral le hizo valer a Evodio Velázquez Aguirre durante el recuento de los paquetes electorales, en junio de aquel año. 

   En enero de 2012 el médico oncólogo fue cesado de su cargo como director del Instituto Estatal de Cancerología (IEC), luego de haber fungido durante 20 años como responsable de esa institución, que fue fundada por él mismo. En medios circuló la versión de que Terán Porcayo fue despedido luego de manifestar su intención de medirse con otros precandidatos priistas para la alcaldía de Acapulco.

   Desde el gobierno de Ángel Aguirre Rivero, sin embargo, circuló la versión de malos manejos administrativos que terminaron en desfalco de la administración del IEC, lo que derivó en el despido del polémico médico -por cierto, de trato áspero y chocante-. 

   En el contexto de su cuasi victoria de 2015, podría pensarse que Terán Porcayo es una carta valiosa del priismo para la contienda electoral de 2018, pero parece que los intereses de quienes deciden están dirigidos hacia otro lado.

   César Flores Maldonado es uno de los aspirantes priistas a la alcaldía que se ha mantenido con un perfil más bien discreto, promocionando sólo sus gestiones como asesor del gobernador para atajar los conflictos sociales.

   Flores Maldonado aparentemente ofrece soluciones a la demanda de diferentes segmentos sociales desatendidos por el gobierno estatal, incluidos grupos armados de diferente índole, pero lo cierto es que desde esos grupos y organizaciones existen toda clase de quejas sobre la simulación de que son objeto por parte del asesor. “Más bien ha lucrado con las demandas”, comentaron algunos quejosos. 

   Dado que es un personaje político experimentado, Flores Maldonado podría ser el caballo negro del ajedrez político para la alcaldía, en caso de que quienes deciden no alcancen acuerdos sobre el candidato priista a la alcaldía. Pero en el espectro político de Guerrero es el que concita más rechazo entre todos los precandidatos.

   Ricardo Taja Ramírez parecía ser el de mayor aceptación entre la cúpula priista de Guerrero, incluido el gobernador Astudillo.  Sin embargo, hay connotaciones que esa cúpula política deberá tomar en cuenta antes de tomar una decisión final. 

   Primero, que Taja Ramírez parece no tener un título profesional -o, por lo menos, no aparece en el Registro Nacional de Profesiones, a menos que lo haya adquirido en la Universidad de Santo Domingo-, lo que demerita su actuación política. ¿Por qué? Porque los ciudadanos acapulqueños necesitamos en la administración pública, hoy más que nunca, de personas con preparación, talento, convicción...y ética, hay que decirlo.  

   Fuentes dignas de crédito han asociado a Taja con grupos criminales identificados, con  los que mantiene una relación amistosa. No es de suyo un delito tener amistad con individuos de actividad cuestionable, pero tampoco es deseable y menos si se pretende ser presidente municipal de Acapulco.

   Ernesto Rodríguez Escalona, por su parte, ha desempeñado un papel destacado como secretario de Turismo del gobierno de Guerrero, al que ha promocionado intensamente dentro y fuera del entorno estatal. 

   Rodríguez Escalona ha estado imbuido de su responsabilidad en la administración pública, donde ha hecho tanto lo posible como lo deseable para remontar la mala imagen del puerto por la violencia que lo abruma. Y es claro que desde hace dos años tenemos un claro repunte en la afluencia turística al puerto de Acapulco, labor imputable a este funcionario que es, también, un fuerte aspirante.

   Todo parece indicar que la decisión final estará influida por Héctor Astudillo pero, también, por el subsecretario René Juárez Cisneros. Es bastante probable que entre estos dos personajes se decida quién va a la candidatura priista a la alcaldía.

  

   Quien resulte elegido deberá contender con toda su fuerza por la presidencia en un contexto en el que el puerto ha sido vulnerado por la violencia criminal, en medio del descrédito general de los partidos políticos y ante una ciudadanía harta de las corruptelas de la clase política, sea del color que sea.

   Una cosa es segura: la contienda se disputará entre el PRI y Morena, dado que el desprestigio del PRD parece haber tocado fondo. Pronto confirmaremos esta hipótesis.