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Mar, Abr
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El Muro de Trump se puede cortar con una sierra de cien dólares

Política
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El presidente de EE.UU. aseguró que la construcción #en la frontera con México es «virtualmente impenetrable»

(ABC) A mediados de septiembre, Donald Trump visitó Otay Mesa, una comunidad del sur de California, en las inmediaciones de San Diego, que hace frontera con México, en los suburbios de la ciudad de Tijuana. Es una de las zonas más utilizadas por «coyotes» y traficantes para introducir inmigrantes indocumentados y drogas en EE.UU.. La Administración Trump está levantando aquí una parte de la sección del muro de Trump -en realidad, es una mejora de la valla que había hasta ahora- y el presidente de EE.UU. acudió para celebrar las obras. «Es virtualmente impenetrable», dijo de la barrera, que no es un muro, sino el diseño por el que finalmente apostó su Gobierno: una valla de más de nueve metros de altura formada por vigas de acero rellenadas de cemento y rematada por placas de acero. No se puede atravesar ni subir por encima, aseguró Trump. «Este muro no se puede escalar», alardeó.

Los «coyotes» y traficantes tienen una opinión diferente. Según una investigación de «The Washington Post», la valla está siendo cortada con sierras convencionales, lo que permite la entrada de personas y de drogas. Los traficantes usan sierras que se pueden comprar en cualquier tienda especializada a partir de unos cien dólares. Después de efectuar un corte en la viga, la altura de la misma permite moverla con facilidad y hacer hueco para que pasen personas y paquetes.

Lo han reconocido al diario de la capital varios miembros de las fuerzas de seguridad que trabajan en la frontera, que también admiten que la valla puede ser escalada. Es una operación de riesgo, pero han detectado a personas que utilizan escaleras caseras hechas con barras de acero desde el lado de México y después una escalera colgante para desembarcar en territorio estadounidense.

Es un juego del gato y el ratón entre traficantes y policía de frontera. Cuando los primeros sierran la viga, tratan de devolverla a su punto original para que no se vea que ha sido cortada. Los agentes han aprendido a detectar las vigas que están dañadas: con empujarlas se nota. Se reparan con soldadura, pero estos arreglos las hacen más fáciles de volver a cortar después. Los traficantes a veces dejan un relleno para que parezca que esa viga ha sido soldada.

A pesar de estos problemas, las autoridades aseguran que el nuevo diseño de vallas es más difícil de atravesar que el que estaba antes. Tras la publicación del artículo, Trump dejó de lado la impenetrabilidad de su muro, para el que ha dedicado 10.000 millones de dólares de las arcas públicas de EE.UU., aunque en campaña, cuando era el símbolo de su ascenso al poder, prometió que lo pagaría México. «Tenemos una valla muy fuerte. Pero no importa cómo sea de fuerte, la realidad es que puedes cortar cualquier cosa», dijo este fin de semana a los periodistas y aseguró que la ventaja es que se puede arreglar con facilidad.

La Administración Trump ha levantado hasta hora unos 120 kilómetros de muro, hay otros 250 en construcción y espera que a finales del año que viene se hayan totalizado 725 en diferentes partes de la frontera. Pero las obras del muro se han convertido también en una oportunidad para los «coyotes». Según «The Washington Times», se han producido varios episodios en los que los inmigrantes indocumentados se disfrazan de operarios de obra, con chalecos reflejantes incluidos, para confundirse en la construcción.