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Jue, Abr
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Trump promete una vacuna para finales de año, pero asegura que EE.UU. reabrirá «con o sin ella»

Política
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El presidente estadounidense pone el desafío a la altura de la creación de la bomba atómica

(ABC) Donald Trump presentó este viernes en sociedad a las dos personas que liderarán los esfuerzos de Estados Unidos para conseguir una vacuna de forma urgente para el coronavirus: Mocef Slaoui, expresidente de vacunas de la farmacéutica GlaxoSmithKline; y el general Gustave Perna, responsable de la Comandancia de Material de ejército de EE.UU. El primero será su líder científico y el segundo, su jefe de operaciones.

Trump aprovechó el acto para confirmar -hasta ahora lo había hecho de forma informal- su promesa de conseguir una vacuna «para finales de este año». Aseguró que para entonces su Administración será capaz de «desarrollar, producir y distribuir» la vacuna.

La pandemia de coronavirus avanza en el mundo y en EE.UU., el país más afectado, con más de 1,4 millones de contagios y más de 86 mil muertos. Al mismo tiempo, el confinamiento decretado para evitar una expansión todavía mayor ha desplomado la economía del país, que va camino de una recesión segura y de un paro por encima del 20%, algo nunca visto en EE.UU. desde la década de 1930.

Sin la existencia de un tratamiento efectivo, las posibilidades más efectivas de tratar la enfermedad es la existencia de una inmunidad con un tamaño suficiente que impida rebrotes fuertes -y la inmunidad al virus todavía no está bien estudiada- o el desarrollo de una vacuna. Los estudios de anticuerpos no son muy prometedores (en la ciudad de Nueva York, que ha sido el epicentro de la crisis en el mundo, la población con anticuerpos es del 20%). Una vacuna efectiva es la herramienta más útil, y el mundo está lanzado a la carrera de conseguirla.

Trump puso de largo este viernes los planes de EE.UU. para conseguirlo en un tiempo que sería asombroso. Al presidente se le acabaron los epítetos -«grande y veloz», «majestuosa»- para describir la carrera por conseguir la vacuna, bautizada como «Operation Warp Speed», algo así como «Operación Velocidad Endiablada». Por ello la comparó con un momento histórico de EE.UU.: «Será un esfuerzo científico, industrial y logístico colosal, como nada que haya visto nuestro país desde el Proyecto Manhattan», aseguró en referencia al desarrollo de la bomba atómica durante la Segunda Guerra Mundial, que fue utilizada para cerrar el frente del Pacífico en los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki.

La puesta de largo de un plan para una vacuna no evitará las críticas a la reacción de la Administración Trump a la epidemia. Esta misma semana, la revista científica «The Lancet» calificó la gestión de la crisis en EE.UU. de «inconsistente e incoherente». El anuncio de este proyecto para la vacuna llega casi cuatro meses después del primer caso en el país, dos meses después de que Trump instaurara el grupo especial de la Casa Blanca para el coronavirus y un mes después de que el presidente anunciara sus directivas para la reapertura de la economía.

Un centenar de proyectos en desarrollo

Trump explicó que hay un centenar de proyectos de vacuna en desarrollo y que, de ellos, catorce son prometedores. Detalló que su Administración levantará trabas regulatorias para «expeditar» los ensayos clínicos y que se simultanearán los trabajos de investigación con el desarrollo de la producción de las opciones más viables. «El Gobierno federal invertirá en fabricación de todos los candidatos finalistas antes de que sean aprobados», dijo el presidente. «Es arriesgado, es caro, pero ahorraremos una cantidad enorme de tiempo».

Trump también reconoció que EE.UU. trabajará con el resto de países que buscan una vacuna y que «no habrá ego» a la hora de colaborar, incluso si se trata de China.

El general Perna subió al podio para reconocer que será un esfuerzo «hercúleo» y prometer, en un lenguaje militar que agrada a Trump, que «derrotaremos al enemigo». Antes lo había hecho el brazo científico del proyecto, Slaoui, que calificó el objetivo de tener una vacuna a finales de este años como, a la vez, «creíble» y «exigente».

Slaoui adelantó que había visto algunos resultados preliminares de los proyectos finalistas y que eran buenos: «Me hacen tener más confianza en que tengamos cientos de millones de dosis de la vacuna a finales de año».

El optimismo del científico provocó un aplauso en el jardín de las rosas de la Casa Blanca, donde se hizo el anuncio, que tuvo un ambiente tenso y extraño. En un día caluroso, se escuchaba de fondo el claxon de una manifestación de camioneros -«es una protesta a favor de Trump», aseguró el presidente, «es un acto de amor»- y con la imagen poco habitual de cargos con mascarilla alrededor de Trump, que ha rehusado usarla, a pesar de los llamamientos a que sea ejemplar.

Uno de quienes la llevaba era Anthony Fauci, la autoridad de EE.UU. en enfermedades infecciosas y la voz con más prestigio en el país sobre coronavirus. Esta semana, Fauci se ha llevado la reprimenda de Trump por advertir de los riesgos de nuevos brotes y de «muerte y sufrimiento evitables» si los estados regresan a la actividad demasiado pronto.

Trump insistió este viernes en que EE.UU. se reabrirá «con y sin vacuna» y que si el resultado es el segundo, «se apagará el fuego allí donde lo haya».

El anuncio de Trump se produce dos días después de la comparecencia en el Congreso de Rick Bright, el alto cargo encargado hasta abril del desarrollo de una vacuna y que fue degradado por oponerse a tratamientos como el de la hidroxicloriquina. Bright aseguró que sería «muy optimista» conseguir una vacuna en un plazo de entre 12 y 18 meses. Fauci, por su parte, ha asegurado que es algo «factible».