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Obama abandona el decoro presidencial y va por Trump, dice que es incapaz

Política
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Biden seguía ayer recluido en su mansión de Wilmington, preparando el último cara a cara con Trump

(ABC) Barack Obama salió ayer al ruedo electoral como si fuera él, y no Joe Biden, quien se juega la Casa Blanca. Se sacudió el decoro que impone guardarse las críticas a los sucesores en el cargo y le pegó un repaso a Donald Trump desconocido para un expresidente de EE.UU.

Lo hizo desde Filadelfia, la principal ciudad de Pensilvania, uno de los estados más decisivos de las elecciones. Obama atacó a Trump en el fondo y en la forma, en asuntos como su gestión de la pandemia de Covid-19 y en dardos envenenados sobre su caída en los índices de audiencia televisiva.

Desde la llegada de Trump al poder, ha evitado críticas duras al presidente de EE.UU. y, cuando ha condenado sus políticas, lo ha hecho con un velo moderación. Muchas veces, para desespero de algunos sectores demócratas, que presionaban para un compromiso mayor del expresidente. Ayer se quitó esos velos y recuperó el tiempo perdido.

Buena parte de las críticas se apoyaron en la gestión de la crisis sanitaria y económica del covid. «Trump no nos va a proteger de repente», dijo sobre la temida nueva ola del virus, que ya se ha cobrado más de 220 mil vidas en EE.UU., donde los casos vuelven ahora a repuntar. «Ni siquiera da los pasos básicos para protegerse a sí mismo», disparó sobre el contagio de Trump, que ha optado por saltarse las precauciones tanto en la Casa Blanca como en sus actos electorales.

Acto seguido, recordó cómo Trump dijo hace poco que no cambiaría mucho su respuesta al covid tras los resultados obtenidos, que colocan a EE.UU. como el país con más muertes y casos, y con una de las mayores tasas de mortalidad. «¿En serio?», le recriminó Obama. «¿No se te ocurre nada que hubiera ayudado a salvar la vida de nuestros seres queridos?».

«La pandemia hubiera sido dura para cualquier presidente», reconoció. «Pero el nivel de incompetencia y desinformación, el número de personas que no hubiera muerto si hubiéramos hecho lo básico, la forma en la que ha impactado en comunidades de bajos recursos de forma desproporcionada, eso es algo que no solo sé que podría haberse arreglado, es que hay prueba de ello».

Fue un discurso ácido, con el Obama de campaña, arremangado y usando su capacidad de oratoria para golpear al presidente. Se mofó de que los índices de audiencia de sus discursos habían caído, al igual que fue superado en espectadores por Biden en los eventos televisados por votantes que se emitieron a la misma hora el pasado jueves. «Esto no es un show de telerrealidad. Esto es la realidad», dijo. «Y los demás tenemos que vivir con las consecuencias de que él sea incapaz de tomarse en serio su trabajo».

También apuntó a la obsesión de Trump con las redes sociales. «Con Joe y Kamala al mando», dijo sobre Biden y su candidata a la vicepresidencia, Kamala Harris, «no os vais a tener que preocupar por las cosas locas que dice cada día. Podréis seguir con vuestras vidas sabiendo que el presidente no va a retuitear una teoría conspiradora».

Obama también dedicó críticas a los aliados en los medios de Trump: «¿Os imagináis que yo tuviera una cuenta secreta en China en mi reelección?», dijo sobre la revelación de que Trump tiene cuentas y pagó impuestos en varios países del extranjeros, entre otros, en el gigante asiático. «¿Creéis que Fox News se hubiera ocupado de ello? Me hubieran llamado ‘Barry de Pekín’», alegó.

Obama se acordó de los muchos republicanos que dicen que lo importa sobre Trump no es lo que dice, sino lo que hace. Las acciones y las palabras importan, defendió. «Animan a otros a ser crueles, divisivos y racistas, y rajan la tela de nuestra sociedad», defendió. «El comportamiento importa, el carácter importa».

«Nuestra democracia no funcionará si la gente que se supone que son nuestros líderes mienten», dijo sobre Trump y exigió que se recuperen los valores básicos democráticos. «Para ello, hay que ir a las urnas como nunca antes», pidió Obama, que antes, en varios actos, se dedicó a promover el voto de la minoría negra. En 2016, muchos votantes negros se quedaron en casa, sin entusiasmo por Hillary Clinton, y eso fue determinante para el triunfo de Trump en estados del Medio Oeste como Wisconsin, Michigan y, también, Pensilvania.