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Sáb, Abr

ATLETICO DE MADRID 3 - 0 VALENCIA

Deportes
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Griezmann conduce a un Atlético pletórico 

(ABC).- El delantero lidera un brillante triunfo del equipo rojiblanco, que se asienta en zona Champions a costa de un pobre Valencia

Es bonita la actitud con la que el Atlético de Madrid está afrontando la segunda mitad de la temporada. Porque después de hacer un fútbol rácano durante meses, vivir en una pelea fratricida con el gentío del Metropolitano y cosechar un sinfín de amarguras en Liga y Europa, los rojiblancos asisten con optimismo a un presente vacío de objetivos ilusionantes, un lugar oscuro donde otros grandes serían devorados por la autodestrucción. Esta entusiasta manera de ver la vida les ayuda a calmar los males del pasado, a mirar con optimismo al porvenir desde la calma de la tercera plaza liguera y, sobre todo, a jugar bien al fútbol.

ATLÉTICO DE MADRID 3 - 0 VALENCIA
LIGA SANTANDER | JORNADA 26

Atlético Oblak; N. Molina, Savic, Giménez, M. Hermoso; Llorente (Barrios, min.70), Koke (Witsel, min.77), De Paul (Lemar, min.64), Carrasco (Correa, min.70); Memphis (Álvaro Morata, min.64), Griezmann.
Valencia Mamardashvili; Foulquier, Cömert, Cenk, Gayà; Correia (Lino, min.63), Nico (André Almeida, min.71), H. Guillamón, Musah (Moriba, min.63); H. Duro (Cavani, min.71), Kluivert (Samu Castillejo, min.77).
Goles 1 - 0, min.23, Griezmann. 2 - 0, min.49, Carrasco. 3 - 0, min.67, Lemar.
Árbitro Munuera Montero (C.Andaluz). Amonestó a Griezmann (min.4) y Llorente (min.42) por parte del Atlético.
Estadio Cívitas Metropolitano.
La victoria de este sábado ante el Valencia es una evidencia de todo lo anterior. Un Atlético pletórico, rápido en la circulación, preciso en las transiciones –al compás de Koke y Rodrigo de Paul– y con fuego en la zona de los goles, donde un mágico Antoine Griezmann está viviendo uno de los mejores momentos de su carrera, convierten al Metropolitano en un lugar feliz.


La dicha era evidente desde el himno y las bufandas al viento, pero una vez que la pelota ocupó el protagonismo de las miradas, los de Simeone fueron un vendaval. En contraposición a épocas cercanas, el Atleti empezó el partido con intenciones propositivas; incluso arriesgando en la salida de balón. Ver para creer. En efecto, en este Atlético que ahora mezcla las transiciones rápidas con el maridaje desde Oblak tiene mucha relevancia Mario Hermoso y su buena zurda para combinar el juego corto con los balones a la espalda; de este modo el Atlético creó la primera ocasión del partido en botas de un Memphis que erró ante Mamardashvilli.

El Valencia, con la sombra del descenso apretando la soga, aguantaba replegado en zona baja. Pero pese a su difícil situación, los de Baraja jugaban con la confianza que invade al hombre tras lograr una –al menos una– victoria reciente. El 1-0 de Mestalla ante el Osasuna de la semana pasada les dejaba momentáneamente fuera de la quema y aunque el balón tenía un dueño rojiblanco, amenazaba al contragolpe con Musah, Correia y Hugo Duro.


Los jugadores del Rayo fracasan al intentar imitar a Cruyff y a Messi en el lanzamiento de la pena máxima

Sin embargo, tras la tranquilidad inicial, el Atlético empezó pronto a convertir su dominio en ocasiones de gol. Marcos Llorente avisó primero, con una conducción incisiva y un disparo raso que rozó el poste; Memphis volvió a ser repelido por un magnífico Mamardashvili... La superioridad era evidente y el gol terminaría entrando por decantación. No tardó demasiado: en el minuto 23, de nuevo una potente conducción de Llorente fijó a Comert y dejó solo ante el meta georgiano a Griezmann. Mano a mano y 1-0 por bajo. El más talentoso de los 22 futbolistas sobre el césped era diferencial. Asimismo, salvo un gol correctamente anulado por el VAR a Hugo Duro por falta de Foulquier sobre Depay, el Atlético mereció el segundo (casi lo firma De Paul de falta).

Carrasco y la tranquilidad
El Atlético estaba invadido por la alegría ante un Valencia totalmente perdido y solo la corta distancia en el marcador generaba un mínimo de ansiedad en el estadio rojiblanco. Pero la tranquilidad llegó a la vuelta de vestuarios, cuando una bella pared entre Carrasco y De Paul generó un hueco en el área visitante que el belga aprovechó para duplicar la ventaja y matar un partido que desde el inicio parecía condenado a la victoria atlética.

Entre tanta algarabía, Lemar y Morata dieron relevo a Depay –gris de cara a portería– y un óptimo De Paul. Y tres minutos después, en el minuto 67, precisamente Morata centró al segundo palo, donde aguardaba el centrocampista francés para acariciar la bola con la frente y mandarla al fondo de la red. Al encuentro aún le quedaba un tercio; un castigo doloroso para un Valencia que compite como si todo estuviera ya perdido. Todo lo contrario mostraba el Atleti, que desde que acabó la Copa del Mundo vive en un optimismo continuo.