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BAJO FUEGO / Depredadores / José Antonio Rivera Rosales

Opinión
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Tan pronto se hizo público el anuncio oficial de que un nuevo hospital de tercer nivel podría construirse en el espacio del Centro Internacional Acapulco, el CIA, de inmediato surgieron voces de protesta del sector privado de la Costera que se opusieron rotundamente al proyecto. Según la información disponible, se trata de un hospítal regional de tercer nivel que daría cobertura médica a miles de familias guerrerenses, según el plan delineado por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.

En principio se trata de un proyecto de infraestructura médica en el que, según las proyecciones iniciales, se invertirían tres mil 500 millones de pesos para adaptar la estructura existente a las capacidades de un hospital de cobertura regional que, indudablemente, hace mucha falta a la ciudadanía guerrerense. El nuevo nosocomio vendría a sustituir al que existe sobre la avenida Ruiz Cortines, que hace muchos años dejó de ser funcional para la población derechohabiente de Acapulco y
sus alrrededores.

Ya desde hace dos años el senador Félix Salgado Macedonio proponía la construccion deun hospital de tercer nivel en Guerrero, un servicio de alta especialidad que le hace mucha falta a la población mayoritariamente pobre de Guerrero. Según su perspectiva, el nuevo nosocomio podría estar ubicado en las instalaciones de la Casa Guerrero, en la capitalestatal. Claro que un servicio de tal naturaleza hace mucha falta a la población guerrerense, carente de esos beneficios desde siempre. Un espacio de ese tipo destinado a población abierta, vendría a darle cuerpo a la política humanista de la gobernadora Evelyn Salgado.

Un modelo a seguir podría ser el Hospital Siglo 21, adscrito al IMSS, en la ciudad de México, que constituye una oferta de servicios médicos de alta especialidad que combina exitosamente la demanda de atención especializada con espacios para congresos, eventos, restaurantes y servicios de apoyo. Ese complejo de servicios médicos detonó la actividad económica en ese sector de la ciudad capital.

Esto es, la construcción de un complejo médico en el lugar que actualmente ocupa el CIA detonaría la actividad económica y no lo contrario, como aseguran sus detractores. El secreto está en el diseño arquitectónico y de espacios para aprovechar el amplio entorno actualmente subutilizado del Centro de Convenciones -que, de hecho, es un espacio ocioso desde hace 30 años-.

El nuevo complejo médico de alta especialidad detonaría fuentes de empleos directas e indirectas, fortalecería la economía de los servicios de apoyo -transporte, restaurantes,hoteles-, lo que generaría mayor dinamismo a la actividad económica no sólo de la Costera -en particular esa zona de la Costera-, sino de todo Acapulco.

Pero -siempre hay un pero en este tipo de proyectos- de la nada surgió un colectivo de asociaciones y cámaras empresariales que, con la representación del sector privado de la Costera, se opuso terminantemente a la construcción de un nuevo hospital del ISSSTE en el espacio que actualmente ocupa el CIA.

En realidad ese colectivo representa los intereses de la élite local que durante los últimos 50 años han usufructado las bondades de Acapulco y, claro, cuando surgen
proyectos de genuino interes social que amenazan sus privilegios, se alzan como un solo hombre para defenderlos. Hablamos aquí de dos conceptos encontrados: derechos contra privilegios.

Los empresarios, que no representan a la población, pretenden defender supuestos derechos -que no tienen- en detrimento de un sector de población derechohabiente que
está ejerciendo su derecho constitucional a la salud pública, derecho fundamental que los gobiernos federal y estatal están intentando cumplir y hacer cumplir. Los empresarios pretenden pasar por encima del derecho a la salud pública del que están urgidos miles de familias guerrerenses y probablemente de otros estados.
En ese sentido, al gobierno humanista de AMLO no debería temblarle la mano para construir un moderno nosocomio con el que se daría cabal cumplimiento a la demanda de esas miles de familias pobres que carecen de esa restación, porque el actual hospital del ISSSTE se encuentra casi en ruinas.

Encabezados por Alejandro Domínguez, representante de la Asociación de Hoteles y Empresas Turísticas (AHETA), esas agrupaciones buscan evitar que el gobierno federal
construya un complejo para atender a los pobres. ¡Cuanta sensibilidad humana! La postura de ese supuesto líder turístico raya en un clasismo tropical salpicado de
ignorancia y racismo, muy prototípico de la elite local que no quiere ser molestada en el menor de sus privilegios. Porque es claro que ese colectivo representa la intolerancia y clasismo más mezquino que se haya conocido en Acapulco -la aristocracia cevichera, les dice Misael Habana-. Sólo mencionar a la infaltable Susana Palazuelos, la llamada cocinera de los ricos, quien maneja la Cruz Roja estatal como una concesión familiar, o personajes como Enrique Castro Soto y algunos otros más que viven una vida regalada gracias a las bondades de esa zona de la Costera.

Si por ellos fuera, mandarían ese proyecto a la periferia de Acapulco, como ya lo propusieron, donde no existen servicios de apoyo ni conectividad carretera con otros
sectores de la ciudad. Claro, como son pobres, que se jodan. ¿Qué han hecho esas elites por Acapulco? Nada, claro. Sólo usufructuar los beneficios de
negocios y establecimientos situados en un área privilegiada de Acapulco en la que, por cierto, miles de trabajadores del sector turístico se rompen la espalda por un salario
miserable que pagan esas empresas, que hoy pretenden evitar la instalación de un hospital para pobres ¡Qué horror!.
¿Tienen alguna duda? Sólo chequen la situación de los trabajadores de uno de los restaurantes de La Condesa propiedad de la familia Rodríguez Escalona. Y así hay muchos casos en que las empresas de ese sector pagan salarios de hambre mientras llevan una
vida dorada.

Esperamos que el gobierno de AMLO ,en coordinación con el gobierno de Evelyn Salgado, le den prioridad a un magno proyecto que vendrá a solucionar una demanda
creciente de población trabajadora y de bajos recursos. Y ojalá también se tome en cuenta a la poblacion abierta, que es la más necesitada de
este tipo de servicios.