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Mié, Abr

A Simeone le sale el tiro por la culata

Deportes
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CHAMPIONS LEAGUE...  El Atlético especuló durante una hora y acabó doblegado cuando se animó a atacar

(ABC).- Una hora escondido y media de ambición. El fútbol con la calculadora en la mano de Simeone, que renuncia a una porción importante de cada partido, que los reduce a la mínima expresión. Planifica que durante mucho tiempo no pase nada y se lo juega todo a un rato de riesgo y ataque. El Atlético jugó solo 30 minutos en Leverkusen. Y justo fueron en los que perdió. Al Cholo le salió el tiro por la culata. Su manejo del reloj le castigó.

Un Atlético con siete defensas. O quizás no tanto, pero sí con siete jugadores que en esa línea de cinco que le gusta a Simeone han actuado y mucho como tales. Es decir, jugando a lo de siempre, pero con nombres de más cautela, formando un cuadro de querencia destructiva, componiendo un plan para el refugio más que para la aventura. Un formato en el que convivían como si fueran lo mismo un superclase como Witsel (el gran descubrimiento del curso), un lateral atropellado y fallón como Nahuel y un problema serio como Mario Hermoso, que se cree Pelé y convierte a menudo esa autoestima exagerada en gratuitas situaciones de riesgo. El viaje de Reinildo al lateral, tal es su rendimiento como central, también penalizaba.

Más allá de la desproporción entre unos y otros, el Atlético no vivió angustias en Alemania. Dio sensación de seguridad, lo mismo que el Leverkusen no la dio de poder ser demasiado intimidante. No se encerraron los rojiblancos, pero tampoco se soltaron con la pelota (Hermoso, como se tiene tanta fe, fue el que más lo intentó). Lo mejor de su producción lo originó Joao Félix, que ensayó un antídoto contra las patadas que recibe por costumbre (dejar pasar la pelota o tocar de primera, maniobras con las que logró abrir agujeros), pero que unas cuantas también se llevó esta vez. Echó de menos más compañía, eso sí, a la espera de que Simeone se animara a sacar talento de su armario.

No ocurrió en la primera mitad, la que el Atlético decidió jugar a guardarse. Se llegó al descaso sin ocasiones de las que presumir o lamentar (solo un penalti por manos de Tapsoba que el inglés Oliver y el VAR no se decidieron a condenar, pero que el árbitro de ABC, Martínez Montoro, entiende que sí lo era).

BAYER LEVERKUSEN 2 - 0 AT. MADRID

CHAMPIONS LEAGUE / FASE DE GRUPOS

Bayer Leverkusen: Hradecky; Kossounou, Tah, Tapsoba (Bakker, 89), HIncapié; Andrich, Demirbay; Diaby (Azmoun, 89), Hlozek (Frimpong, 69), Hudson-Odol (Amiri, 90+1); y Schick (Aránguiz, 89)

At. Madrid: Grbic; Nahuel (Griezmann, 63), Witsel, Felipe, Hermoso, Reinildo (Carrasco, 62); Llorente, Koke, Saúl (De Paul, 46); Morata (Cunha, 73) y Joao Félix (Correa, 73).

Goles: 1-0. M.85 Andrich. 2-0. M.87. Diaby.

Árbitro: Oliver (Inglatera). Amarilla a Kossounou, Tah, Andrich,

Simeone inició los pasos adelante en la segunda parte. Teórico el primero, porque en realidad se aculó más. Ingresó de saque De Paul por Saúl, pero el susto llegó en la otra punta. Cosa de Felipe, que volvió a ser pasajeramente Felipe, el de los despejes envenenados o al aire. Un doble error suyo (el resto del partido estuvo bien) dejó solo a Schick y Hlozek, pero sus sendos remates rebotaron sucesivamente en el larguero y el palo. La virgen estuvo con Grbic, que luego se estiró personalmente para detener un tiro de Demirbay.

Y alcanzado el minuto 63, la hora Griezmann, Simeone ya decidió sacar al Atlético de la cárcel. El francés por Nahuel y Carrasco por Reinildo. El mismo dibujo, pero jugando a otra cosa. La simple suma de calidad dibujó otro equipo, más grande y atrevido, mejor. La lluvia siguió cayendo con fuerza sobre el césped, pero el césped que se empezó a jugar arriba ya sí dio un salto. Por los dos lados.

El Atlético ganó pelota, combinaciones y peligro (De Paul acarició el gol en un intento parabólico). Pero el Bayer también creció. Hizo mucho más daño y encontró en Frimpong un filón. El partido se abrió y se animó. Y le salió cara al local, que se las apañó mejor para encontrar el gol. Por dos veces, además. El reloj de Simeone no le cantó bien la hora.