El patriarca se jubila por sorpresa a los 92 años, y deja un menguado imperio de noticias a uno de sus hijos, aunque la suerte aún no está echada del todo y, como en una teleserie, las sillas pueden bailar
(ABC)- Pocas personas han tenido tamaño privilegio. Llamar cuando han querido a la Casa Blanca y, sin filtros ni intermediarios, tener al presidente al otro lado de la línea, para consultarle y aconsejarle. Durante cuatro años, Rupert Murdoch fue uno de los hombres con más poder del mundo. Telefoneaba semanalmente a Washington y con decir «Aquí Murdoch», Donald Trump era todo oídos.
Fueron los de Trump años de gloria para Murdoch. Con ocho décadas a sus espaldas, vivía el empresario un matrimonio de revista con su cuarta mujer, la modelo Jerry Hall, ex de Mick Jagger. Negoció y vendió exitosamente una gran parte de su empresa, la división de entretenimiento 21st Century Fox, a Disney por 71.000 millones de dólares. De lo que se quedaba, las noticias puras y duras, la cadena estadounidense Fox News florecía como ninguna, primera en audiencias en su franja, seguida además con un fervor casi religioso por Trump. Y la sucesión en la familia parecía quedar fijada en su tercer hijo, Lachlan.
En apenas unos meses toda aquella vida de aparente felicidad inusitada y poder desenfrenado se cayó como un castillo de naipes. Este jueves 21 de septiembre, a los 92 años, Murdoch ha anunciado a los empleados de sus dos empresas, Fox Corporation y News Corporation, que deja la presidencia de ambas, y esta cae, de momento, en manos de Lachlan. «Nuestras empresas gozan de buena salud, al igual que yo», dice el empresario en el memorando.
Es una curiosa elección de palabras, porque recientemente se desmayó en una boda por haber contraído el coronavirus. En los últimos años, ha sufrido una fractura en la espalda, convulsiones, dos episodios de neumonía, fibrilación auricular y la ruptura de un tendón. En 2018 tuvo que ser evacuado en un jet de una isla del Caribe tras pasar la noche en una camilla por una fuerte caída en su yate.
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Demandas por acoso sexual
Sus empresas han pasado también mejores momentos. Los primeros síntomas de problemas en Fox News fueron las demandas por acoso sexual. Gretchen Carlson, una presentadora del canal, denunció al entonces director, Roger Ailes, por acoso sexual en 2016. Esta queja motivó que muchas otras mujeres salieran a la luz con relatos similares sobre Ailes y otros directivos de Fox News. A raíz de estas acusaciones, Ailes, que era la cabeza y la mente del canal, dimitió. La cadena acordó pagar varias indemnizaciones de decenas de millones de dólares a las víctimas para ahorrarse el juicio.
Los años de presidencia de Trump fueron mejores, pero todo se hundió de una forma espectacular justo tras las elecciones de 2020. Fox News apoyó a Trump en la contienda, pero la relación entre Murdoch y el presidente se había ido enfriando, sobre todo, según algunos biógrafos, por la repulsión que Jerry Hall, la mujer de Murdoch, sentía por el político.
UNA VIDA EN IMÁGENES En la imagen superior, Rupert Murdoch junto a su hijo Lachlan, quien ahora le sucede, en una comparecencia en Adelaida (Australia). Debajo, a la derecha, junto a su novia, Ann Lesley Smith, y su cuarta mujer, la modelo y ex de Mick Jagger, Jerry Hall. AFP/ABC
La noche de las elecciones, Fox fue la primera en declarar a Joe Biden ganador en Arizona. Aquello dejaba a Trump amortizado. Las llamadas aquella noche entre Murdoch y el yerno de Trump, Jared Kushner, son objeto decenas de libros sobre los entresijos de la campaña. Murdoch se negó a enmendarle la plana a sus empleados y revocar el vaticinio. El equipo de Trump sospechaba que era el mismo Murdoch, metido de lleno en las decisiones editoriales más importantes, quien había permitido que la cadena hiciera el vaticinio, que era, hay que decirlo, correcto.
En los meses posteriores, algunas de las estrellas de la Fox se vieron en la necesidad de compensar por aquella debacle. Cuando Trump emprendió una estrambótica campaña para denunciar un falso fraude electoral, una variada tropa de asesores y portavoces encontró en los programas de la Fox una plataforma idónea. En la cadena se derramaron todo tipo de teorías, cada cual más alucinada: que Hugo Chávez, ya muerto, había manipulado las máquinas que procesan el voto; que la empresa española Indra había redirigido el recuento a Barcelona, donde se había consumado el fraude, y, sobre todo, que Dominion Voting Systems, una respetada compañía americana de infraestructura electoral, era la responsable última de robarle la victoria a Trump.
Dominion denunció, y pidió 1.600 millones de dólares de indemnización. In extremis, antes de que comenzara el juicio, Fox decidió pagar la mitad por un acuerdo fuera de los tribunales, sabiéndose perdedora. Aquello ha hecho tambalearse las finanzas de toda la empresa. Murdoch hasta tomó la decisión de despedir a su mayor estrella, el presentador Tucker Carlson, uno de los mayores defensores del trumpismo, el más admirado y seguido por los votantes republicanos. (Hoy tiene un programa en X, la red antes conocida como Twitter).
Seis hijos
Es ese maltrecho imperio el que hoy hereda Lachlan Murdoch, de 52 años, en el día de su sucesión. La empresa está cotizada, pero la controla la familia. Es un conglomerado de prensa tradicional, con diarios impresos como «The Wall Street Journal» o «The New York Post», y cadenas de televisión por cable, como «Fox News» o «Fox Business». Todos ellos, con modelos de negocio en un vertiginoso hundimiento por el imparable avance de las plataformas digitales.
Murdoch ha tenido la complicada tarea de determinar quién entre sus hijos sucedería al frente de su imperio. Tiene seis, uno de su primera mujer, tres de la segunda y dos de la tercera. El foco está puesto en los tres hijos de la segunda esposa, la escritora escocesa Anna Torv. De estos, desde siempre, se ha considerado a Elisabeth, de 55 años, la más capaz, pero lleva fuera del negocio familiar desde hace 20 años. Lachlan, de 51 años, es quien tiene unos valores políticos más conservadores, alineados con los de su padre. De hecho, fue siempre el favorito, pero en 2005 dimitió de cargos directivos en la empresa por desavenencias con otros ejecutivos. Su hermano James, de 50 años, le sustituyó una década como sucesor, pero las diferencias políticas con su padre —sobre línea editorial, sobre apoyo a conservadores, sobre cambio climático— propiciaron el regreso de Lachlan en 2015.
Filtraciones a los guionistas de Sucession
No hay paz entre los hermanos, claro. Tan es así que el escritor Gabriel Sherman reveló en la revista Vanity Fair en mayo que Lachlan ha acusado a su hermano James de haber filtrado anécdotas familiares a los guionistas de la serie de la HBO «Sucession», que para muchos es una biografía apócrifa de los Murdoch.
Para Lachlan, asumir el liderazgo y mantenerlo son dos retos muy distintos. En el consejo de administración, todos los hermanos tienen voz y voto. El padre, que no deja su asiento en ella, tiene cuatro votos, mientras los cuatro hijos mayores tienen uno cada uno. Tras la muerte del patriarca, el poder se distribuirá de manera equitativa entre esos mismo cuatro hijos. Según biógrafos de Murdoch como Michael Wolff, James ha expresado desacuerdo con la dirección política que ha tomado Fox News durante el trumpismo, pero para obtener control sobre la compañía necesitaría fuera como fuera el respaldo de Elisabeth y Prudence, sus hermanas mayores.
Murdoch abandona además el trabajo en el que lleva siete décadas aparentemente solo. Se divorció de Jerry Hall en junio de 2022, y lo hizo con un email en el que dejaba los detalles en manos de abogados. Entre los términos de la separación se estipulaba, según ha revelado Sherman, que Hall no podía entregar ningún tipo de contenido o material a los guionistas de la serie «Succession».
Romance fugaz
Cuando aún estaba casado, Murdoch conoció a una presentadora de radio de California a la que también le llevaba 25 años, Ann Lesley Smith. En 2022 se comprometieron, pero sólo por dos semanas. De forma sorprendente, él lo anuló, según publicaron los tabloides por la incomodidad que provocaba en la familia el fervor religioso de la futura esposa, que es una ferviente protestante evangélica.
Estas idas y venidas no son ajenas a una vida familiar digna de un drama televisivo. De hecho, Lachlan y James intentaron disuadir a su padre de casarse con su tercera mujer, Wendi Deng, en 1999. El sonado divorcio en 2013 estuvo rodeado de una agria disputa sobre si sus dos hijas menores, Grace y Chloe, recibirían derechos de voto en el consejo de administración. (No los tienen.)
Murdoch es, ante todo, un hombre hecho a sí mismo. Heredó de su padre una editorial de periódicos en Australia. Primero se expandió a Reino Unido y después a EE.UU. Hoy se apea de un conglomerado con sede en Nueva York y con activos como Dow Jones, que es la editora de The Wall Street Journal; News UK, que publica en Reino Unido The Sun y The Time, y la editorial HarperCollins. Su fortuna personal se estima en 17.500 millones de dólares.