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Vie, Abr

Un libro reconstruye la tesis del envenenamiento de Pablo Neruda con el testimonio de su sobrino

Política
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El escritor italiano Roberto Ippolito recupera en «Delito Neruda» la hipótesis con argumentos plausibles y las palabras de Rodolfo Reyes

(ABC) ¿Murió envenenado Pablo Neruda (1904-1973) por la dictadura de Pinochet? Un libro del escritor italiano Roberto Ippolito cuestiona la versión oficial de la muerte del poeta en la clínica Santa María de Santiago de Chile, el 23 de septiembre 1973, es decir, doce días después del golpe militar de Pinochet. La hipótesis no es nueva y mucho se ha escrito sobre ello. La muerte de los grandes personajes es un género en sí mismo, a veces fuente inagotable para diversas investigaciones, como ocurre con el poeta.

Neruda tenía desde hacía tiempo un tumor en la próstata, y su muerte se atribuyó a metástasis de cáncer, pero su expediente médico se perdió de la clínica. En el 2011 Manuel Araya, el que fuera asistente personal y chofer del premio Nobel, contó en una entrevista a la revista mexicana «Proceso» que Pablo Neruda le hizo desde la clínica una llamada desesperada en el corazón de la noche. En ella le dijo que había sido envenenado con una inyección realizada mientras dormía. Araya denunció que Neruda murió por la aplicación de una inyección letal en el estómago.

El poeta estaba listo para expatriarse a México y continuar desde allí su apoyo a la causa comunista contra la dictadura militar. Según Araya, Neruda no se estaba grave y su traslado a la clínica Santa María desde la Isla Negra, el 19 septiembre de 1973, tuvo el propósito de escapar del asedio de los militares y esperar, en un lugar que creía seguro en Santiago de Chile, la salida del avión enviado por el gobierno del presidente mexicano Luis Echeverría para trasladarlo a México.

Exhumación del cadáver

En el 2013, el juez chileno Mario Carroza, ordenó la exhumación del cadáver. Sobre la base de los análisis realizados en laboratorios de genética forense, en el 2017 un grupo de dieciséis científicos declaró que Neruda no murió por la «caquexia debida al cáncer de próstata».

El libro «Neruda: El príncipe de los poetas» (Ediciones B, 2015), de Mario Amorós, arroja luz sobre el caso, con declaraciones de testigos de las horas previas a la muerte del poeta, confirmando la versión del asistente y chófer Manuel Araya, según el cual Neruda fue envenenado.

Ahora, el libro de Roberto Ippolito («Delito Neruda»), reconstruye la hipótesis del envenenamiento con argumentos plausibles y el testimonio de Rodolfo Reyes, sobrino de Pablo Neruda. Según Roberto Ippolito, «hay demasiadas pruebas que demuestran que su muerte fue un homicidio». Opinión contraria mantiene otro sobrino, Bernardo Reyes, escritor, quien descartó en un libro que su tío fuera asesinado y consideró esa hipótesis del envenenamiento pura especulación para suscitar clamor, calificando incluso en su día de «circo mediático» la exhumación del cadáver.

En definitiva, como en otros casos análogos de grandes personajes, será difícil que emerja toda la verdad. El misterio sobre los últimos días de Pablo Nerudacontinuará.