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Vie, Abr

La desastrosa visita de Anaya al puerto de Acapulco

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El discurso del panista se convirtió en una perorata que fue tortura para los asistentes que, cansados, abandonaron el lugar

Acapulco Gro., 24 de enero del 2018.- La visita Acapulco del precandidato del Partido Acción Nacional (PAN) a la presidencia de la república, Ricardo Anaya, fue desastrosa. En evento organizado en un hotel de la zona dorada cerca de la cinco de la tarde y que se prolongó por varias horas, fue una vez que el panista dio una entrevista banquetera a periodistas nacionales y del municipio, rodeado por una docena de agentes armados que lo cuidaban.

Después de varias horas de espera, en otros espacios del hotel, se observó el ir y venir de aspirantes a la alcaldía, diputaciones, sindicaturas y regidurías de Acapulco y otros municipios del estado, tanto del Partido de la Revolución Democrática(PRD) así como del Partido Movimiento Ciudadano y de Acción Nacional. Y el hombre que quiere ser presidente de México, pero que por la inseguridad tiene a su familia en los Estados Unidos, no llegaba.

Algunos reporteros de la llamada “prensa local”, comentaban que había un “cónclave”, para ver cómo se ponían de acuerdo con los dirigentes de las corrientes al interior del PRD, así como dirigentes de los partidos que conforman el Frente por México, donde van al menos tres partidos el PRD, PAN y MC.

El ambiente era de tensión e incertidumbre, pues pasado las horas y después de la entrevista en la que los reporteros se encontraban hechos bolas en torno al precandidato sin una sola mesa o silla donde se pudiera trabajar adecuadamente, Anaya se trasladó hacia el salón de lujo donde apenas se cabían 400 personas.

El precandidato del PAN hizo de las suyas, pues el evento político fue de un discurso de convencimiento a los otros partidos y sus corrientes, a una conferencia magistral de los grandes problemas que tiene el país y se convirtió en una verdadera tortura.

El cansancio invadió algunos reporteros de la fuente que, se rascaban la cabeza en señal de desesperación e irse a sus empresas a redactar sus textos de la llegada de Anaya al municipio. Poco a poco se fueron saliendo del lugar, por una de las puertas del salón, mientras el precandidato presidencial no paraba de hablar, otros vecinos de colonias pobres de Acapulco hacían lo propio al salir por otra de los accesos.

Cansados de tantas terapias y otros dirigentes de organizaciones perredistas como Bernardo Ortega, salía del salón mientras Anaya continuaba con su plática y alas afueras del hotel lleno de turistas extranjeros, a tomarse la foto de recuerdo.

“Ya cumplimos y ya nos vamos”, expresó Bernardo Ortega, mientras abandonaba la reunión. Y es que el ambiente o la mezcla del PRD con el PAN y MC no era para jactarse sino para sentir vergüenza, así lo expresó uno de los líderes de organizaciones sociales que, sin pelos en la lengua, dijo en plática con otros perredistas, que el PRD hace ya mucho tiempo que no es izquierda.