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Vie, Abr

Rafael Nadal sobrevive a sí mismo y se mete en tercera ronda

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US OPEN | SEGUNDA RONDA

El tenista español vence a Fognini (2-6, 6-4, 6-2 y 6-1) en una noche en la que no ha ofrecido su mejor tenis

Con el partido por fin controlado, Rafael Nadal se pegó un raquetazo en la nariz que encarnó lo ocurrido en la noche del jueves en la central de Nueva York: hay veces que el peor enemigo es uno mismo. Nadal tuvo enfrente a Fabio Fognini en la segunda ronda del US Open. Pero a quien tuvo que superar no fue al italiano, un rival incómodo, pero inferior. Tuvo que sobrevivir a una de las peores versiones de sí mismo que recordaba la parroquia. Le costó una barbaridad, pero, entrada la madrugada, ya estaba en tercera ronda (2-6, 6-4, 6-2, 6-1).

El arranque del partido fue frustrante para Nadal. Es difícil explicar por qué, después de apenas ha jugado este verano. Desde su lesión abdominal en cuartos de final de Wimbledon, que le obligó a no presentarse en la semifinal, solo había jugado dos partidos: en Cincinatti, donde no superó la primera ronda, y el pasado martes, cuando derrotó, con ciertas dificultades, a Rinky Hijakata, un australiano que debutaba en ‘Grand Slam’.

Es posible que la lesión abdominal pase factura. Que le falte rodaje, ritmo. O que todo ello contribuya a un bajón de confianza. La realidad es que en el primer set, Nadal no era reconocible en la central de Nueva York. Sin seguridad en la derecha, su raqueta escupía pelotas mordidas, sin fuerza, sin profundidad, sin ángulo.

Su saque era intranscendente. Aquí sí ha reconocido que la lesión le ha forzado a cambiarlo, a bajar la altura de la pelota en el golpeo.

Fognini, un jugador errático, que mezcla golpes geniales con errores groseros, veía como Nadal, el dominador, el sólido, el dictador siempre bajo control, que solo falla si le presionas al máximo, se hundía en errores.

Inicio errático

Así entregó Nadal el primer set. Y así arrancó el segundo, en el que Fognini le rompió sus tres primeros servicios. O, mejor dicho, se los entregó el español. Su juego estaba en depresión total, incapaz de meter la derecha, fallón en la red. Se echaba las manos a la cabeza, mordía el labio inferior. Era un Nadal ansioso, incapaz de salir del agujero. Los números lo validan: en esos dos sets, 27 errores no forzados, y solo seis golpes ganadores.

Fue Fognini y no Nadal, el que sacó al español del pozo. Le cubrió de regalos: una doble falta importante aquí, una dejada lamentable allá, cañas que lanzan la pelota al gallinero…

Con 4-2 en su contra en el segundo set, habiendo ganado solo dos saques en todo el partido y sin haber conseguido aguantarlo en toda esa manga, se le hacía de noche a Nadal. Pero ganó su servicio. Se recompuso. Anotó algún punto de los que levantan el trasero al estadio más grande del mundo, con un remate a media vuelta al globo de Fognini. Gritó ‘come on!’, que es el ‘vamos’ gringo. Y se llevó el set. Sabía que se lo debía más a Fognini. “Tuve suerte de los errores que él cometió en el segundo set”, reconoció después del partido.

Salvar el naufragio le dio un punto de confianza. En el tercer set, su tenis creció, y Fognini se hizo más pequeño y todavía más errático. Hubo destellos de la derecha de Nadal, más suelta y dominadora.

Avanzó con decisión, más gracias a la debilidad del italiano, descompuesto. Y en la cuarta manga, con el partido cuesta abajo, llegó el susto, uno más. En un revés extraño, en escorzo, Nadal se pegó con la raqueta en la nariz. Todavía la asistencia médica no había acabado de contener la sangre con un esparadrapo y el incidente ya era un ‘meme’ en redes sociales.“Me quedé un poco mareado al principio, ha sido doloroso”, dijo después. “Me había pasado con un palo de golf, nunca con una raqueta”, aseguró con una sonrisa. Para su fortuna, el incidente no le disminuyó, y cerró un set que, con 3-0, iba encaminado.

Ya amanecía en España cuando Nadal acabó con su noche más oscura. Lanzó los puños al aire, varias veces, con rabia infinita. “Durante hora y media, no competí”, reconoció Nadal desde la pista nada más acabar el partido. “Fue uno de mis peores comienzos”. Este sábado, en tercera ronda, se verá con Richard Gasquet, un viejo conocido.