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Vie, Abr

Gimeno paró en casa de sus padres «un momento» con los cuerpos sin vida de Olivia y Anna en el maletero

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Quería «provocar a su ex pareja el mayor dolor que pudo imaginar» y colocarla en la incertidumbre del destino de sus hijas y las depositó a 400 metros de profundida de la Costa afirma la juez

 

(ABC).- Provocarle el mayor dolor posible y la mayor incertidumbre sobre el destino o suerte de sus hijas. Ese fue el objetivo del «plan preconcebido» de Tomás Gimeno, destrozar a Beatriz, su expareja, según el demoledor auto dictado por la juez que investiga el crimen de Anna y Olivia. En el mismo certifica que Olivia murió por un edema agudo de pulmón, según el informe preliminar de autopsia, y su muerte es compatible con homicidio. Están pendientes pruebas toxicológicas y otras para saber si su padre la sedó antes de matarla a ella y a su hermana Olivia, cuyo cadáver no ha aparecido.

Según el auto, Tomás Gimeno mató a sus hijas en su casa de Igueste de Candelaria, las envolvió en toallas, las metió en bolsas de basura y luego en otras de deporte, tal y como halló a Olivia el buque oceánico este jueves. La juez cree que Anna murió de la misma forma porque la segunda bolsa se localizó rota, sin nada en el interior, salvo unos lastres. «Tomás les dio muerte de forma planificada y premeditada para provocar un inhumano dolor a su expareja», resalta y detalla esa planificación terrible que pone los pelos de punta.

 

Algunos de esos hitos del mal ya se conocían, pero el auto de la juez los enumera uno a uno. Entre ellos, cuenta que Gimeno condujo hasta la casa de sus padres a escondidas, para dejarles el perro, dos tarjetas de crédito y las claves pero lo hizo con los cuerpos de sus hijas ya en el maletero. Había enviado un mensaje a Beatriz con la voz de Olivia para que fuera a las nueve a recoger unos cuadros a su casa.

 

Buscó «dejar en la incertidumbre acerca del destino que habían sufrido sus hijas al ocultar sus cuerpos (...) eligiendo lugares alejados de la costa y profundos donde pensaban que nunca serían encontradas», todo ello tras anunciar, tanto a su ex pareja como a su entorno cercano que se iba con las niñas y que no las volverían a ver.

El hombre se procuró, continúa, un lugar profundo del mar en el que pensó que nunca se iba a buscar para acrecentar así la «angustia» de la madre.