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Prohibido votar en fin de semana

Política
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Largas colas en lunes para votar en Florida de modo anticipado. La tradición impone no hacerlo en festivo

(ABC).- Unas cincuenta personas hacen fila ordenada a las afueras de la Oficina de Supervisión Electoral de Orlando, con las grietas de las aceras comidas por malas hierbas. Por la tarde, cuando la gente acabe de trabajar, se esperan muchas más y que la cola se desparrame por los alrededores. A dos semanas de la elección, es lunes y primer día de votación anticipada en persona en Florida, el estado más decisivo. La carrera aquí va muy ajustada entre Donald Trump y Joe Biden. Se nota por la presencia constante de candidatos en el estado: a quince minutos en coche de aquí, Kamala Harris, la candida a la vicepresidencia con Biden, habla a un grupo de seguidores desde sus coches.

«Nunca vi una cola aquí», dice Sarah Chovnick, que ha votado de forma anticipada en esta misma oficina en otras ocasiones. Varios factores explican la acumulación de votantes en las urnas, que también se ha visto en los últimos días en estados como Virginia o Georgia. El entusiasmo y la tensión política que vive el país ante la reelección de Trump es evidente. Chovnick, que acude a la urna con una camiseta de la campaña Biden/Harris, quiere asegurarse de que su voto se contabiliza pronto, ante la posibilidad de un recuento complicado por la presencia de más voto por correo por la pandemia de Covid-19.

Otros, como Bob Meltzer, quieren dejar ya de oír de política. «He venido para quitármelo de encima cuanto antes, ya he escuchado suficiente», asegura este partidario de Trump.

Incertidumbre

Para muchos, sin embargo, el voto anticipado es una forma de garantizarse que su voz será escuchada. Trump ha emprendido una campaña contra el voto por correo, después de que muchos estados ampliarán la capacidad de utilizar este sistema para evitar exposición al Covid-19. El presidente lo ha calificado de «fraude», a pesar de que lo ve con buenos ojos en Florida y de que él mismo lo utiliza para votar. Su mensaje ha calado y muchos votantes prefieren no jugársela a que su voto no cuente. «Lo que nos llega de los políticos es mucha incertidumbre sobre el voto por correo», dice Brian Megnauth, que acaba de votar y luce con orgullo una banderita de EE.UU.

El otro problema para Megnauth es una particularidad del sistema democrático EE.UU.: el día de la elección no es festivo. «El día de la elección (el 3 de noviembre) tengo que ir por trabajo a Tennessee, me lo perdería», explica.

La ley electoral establece que el día de la elección es «el primer martes después del primer lunes del mes de noviembre» y la tradición es férrea. Desde hace años, los demócratas han propuesto que sea festivo nacional, para promover una mayor participación. En muchas partes de EE.UU. es habitual el escenario bochornoso de colas interminables en la cita con las urnas, sobre todo por la tarde, cuando la gente sale de trabajar. En Nueva York bajo la lluvia y en Texas achicharrados bajo el sol. Muchos estados permiten -como arranca ahora en Florida- la votación anticipada o el voto por correo. Pero para muchos eso no es suficiente. Según una encuesta de la Oficina del Censo de EE.UU. de 19 millones de estadounidenses que no votaron, el 14,3% lo justificó en estar muy ocupado ese día. De entre los países de la OCDE, la democracia más vieja y estable del mundo ocupa el puesto 26º en abstención.

A debate

El año pasado, los demócratas presentaron una propuesta para ampliar el acceso al voto que incluía convertir la fecha electoral en festivo. El líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, lo calificó de «abuso de poder». Los demócratas lo interpretaron como un reconocimiento de los republicanos de que ampliar el acceso al voto les perjudica: los electorados que menos votan son los jóvenes, las personas de bajos ingresos y las minorías raciales. En muchos casos, tiene que ver con problemas en el registro como votante -otra particularidad estadounidense que afecta sobre todo a las minorías- pero también con la dificultad de abandonar el puesto de trabajo para votar.

«Es una forma de impedir su voto, porque saben que va contra ellos», dice Chovnick mientras espera su turno para votar. Mezler, que es trumpista, asegura que no tendría inconveniente en que fuera festivo. Opina lo mismo el 59% de los republicanos y el 71% de los demócratas, según Pew Research.