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Muere Edén Pastora, el polémico «Comandante Cero» de Nicaragua: sandinista, antisandinista y fan de Ortega

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No se le realizó la prueba para comprobar si tenía el coronavirus, a pesar de que llevaba más de una semana con problemas respiratorios, según informaron sus familiares a medios de comunicación locales

(ABC) Edén Pastora, un exguerrillero de la revolución sandinista de 1979 en Nicaragua, conocido por su seudónimo «Comandante Cero», falleció el martes en un hospital militar de Managua, la capital del país. Pastora murió a los 83 años debido a un infarto cuando se encontraba en una sala de cuidados intensivos para pacientes con Covid-19. No se le realizó la prueba para comprobar si tenía el coronavirus, a pesar de que llevaba más de una semana con problemas respiratorios, según informaron sus familiares a medios de comunicación locales.

El «Comandante Cero» se hizo mundialmente conocido por ser miembro del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), la guerrilla que puso fin a la dinastía de la familia Somoza en Nicaragua en julio de 1979. Descontento con el rumbo del gobierno revolucionario, se marchó del país para liderar un nuevo grupo guerrillero que durante los años ochenta trató de echar a sus excompañeros del poder. Más adelante, Pastora hizo las paces con los sandinistas y fue un férreo defensor de Daniel Ortega, quien es presidente de Nicaragua desde 2007.

En su primera época dentro del FSLN, fue un personaje esencial dentro de la guerrilla para derrocar la dictadura militar de Anastasio Somoza Debayle, el último miembro de la familia que gobernó el país centroamericano durante casi medio siglo. Su momento cumbre dentro de la revolución fue la espectacular toma del Palacio Nacional, donde estaba el Parlamento de Nicaragua. Entonces, una veintena de sandinistas capturó a más de mil rehenes entre los que se incluían senadores, diputados y otros altos funcionarios del gobierno. Era agosto de 1978.

Tres días aguantaron los revolucionarios dentro del palacio hasta que Somoza aceptó sus exigencias: un pago de medio millón de dólares, la liberación de varios presos y una vía de escape segura a Panamá para los guerrilleros que habían tomado el palacio. El asalto fue una gran victoria para los sandinistas. La represión de la dictadura se recrudeció en las calles, por lo que el FSLN recabó más apoyo de la población civil. Las protestas y el ambiente insurreccional hicieron que varios países presionaran a Somoza para que intentara negociar una solución al conflicto.

De la revolución a «La Contra»

Tras la victoria sandinista en julio de 1979, el «Comandante Cero» pasó a ocupar varios puestos en el gobierno y fue nombrado vice ministro del Interior. Pero en seguida comenzaron a aflorar tensiones entre Pastora y los dirigentes del FSLN, sobre todo con Daniel Ortega. En julio de 1981, abandonó el gobierno tras acusar a la cúpula sandinista de haber traicionado los principios de la revolución por haberse acercado a posiciones comunistas cercanas a la Unión Soviética y Cuba.

Un año después reapareció en Costa Rica como líder del movimiento Alianza Revolucionaria Democrática (ARDE). Recabó fondos de países europeos y se reunió con importantes miembros del Congreso de Estados Unidos para tratar de expulsar a los sandinistas por la vía política. Estos esfuerzos no tuvieron éxito, así que en 1983 declaró la guerra al FSLN.

ARDE se convirtió en uno de los grupos guerrilleros que formarían parte de la Resistencia Nicaragüense, más conocida como «La Contra», que recibió apoyo secreto de Estados Unidos para intentar echar al sandinismo. En 1984 sobrevivió a un atentado que dejó siete muertos. El movimiento no tuvo el éxito esperado, así que abandonó el ARDE y se estableció en Costa Rica hasta 1990, cuando pudo volver a Nicaragua tras gracias a una amnistía.

Reconciliación con Ortega

Años después de regresar a Nicaragua, Ortega encargó a Pastora que se encargará del dragado del Río San Juan, en la frontera con Costa Rica. Estas operaciones terminaron en una disputa internacional con Costa Rica que fue solucionada en 2018 por la Corte Internacional de Justicia de La Haya.

En los últimos años, el comandante apareció de nuevo en los medios de comunicación para expresar su ferviente apoyo a Ortega tras las protestas que comenzaron en abril de 2018. Uno de los principales objetivos de sus ataques fue la Iglesia católica, ya que acusó a los obispos de «golpistas» y «terroristas» que buscaban promover la guerra en el país centroamericano.

La Iglesia trató de jugar un papel de mediador entre el gobierno de Ortega y la oposición en las fallidas negociaciones que siguieron a las protestas de 2018. Se estima que unas 325 personas han fallecido como consecuencia de la violencia empleada por la policía para poner fin a las manifestaciones, según la Organización de Estados Americanos.

Ahora con la pandemia del Covid-19, el «Comandante Cero» también defendió la actuación del gobierno a pesar de su inacción para frenar el avance de la enfermedad. Nicaragua acumula 6.000 contagiados y 1.688 muertes por el virus, según un grupo civil llamado Observatorio Ciudadano Covid-19 que investiga la expansión del coronavirus ante la escasez de datos oficiales.